miércoles, abril 18, 2018

2018: hablemos de lo importante




Por ROGELIO RÍOS HERRÁN

Aun después de tantos años de ser un observador de las luchas sociales y analista de la política, no deja de sorprenderme que la discusión sobre la persona de Andrés Manuel López Obrador (si es esto o aquello, si fue y vino, si tiene o no tiene, si robó o es honesto), se coma a los temas que deben ser realmente importantes en una campaña electoral, por ejemplo, la desigualdad del ingreso, la pobreza, la debilidad de las instituciones, los feminicidios, la falta de juego limpio en la política y las elecciones, el nuevo aeropuerto en la CDMX, las amenazas de Donald Trump a México, etcétera.

Volteo hacia los otros candidatos a la Presidencia y casi no escucho de ellos más que señalamientos a AMLO (candidato de Morena en la coalición Juntos Haremos Historia), su temperamento y su vida privada, además de la guerra sucia que en las redes sociales y algunos medios parece haberse desatado sin freno tratando de denigrarlo como en campañas anteriores.

¿No tienen los candidatos contendientes contra López Obrador algo propio qué decir sobre los problemas de México? ¿Alguien cree todavía que en las redes sociales las cosas negativas surgen de manera espontánea, cuando se sabe que hay manipuladores profesionales atrás de cada campaña de desprestigio contra algún candidato? ¿Se benefician realmente los mexicanos de medios de comunicación veraces e imparciales o siguen sufriendo la vieja práctica de “seguir línea” de muchos medios y periodistas?

No puede haber una campaña electoral de altura cuando toda la pólvora se gasta en infiernitos sobre la personalidad de uno u otro candidato. Por el lado de Morena y la coalición Juntos Haremos Historia hay una plataforma con base a un proyecto de nación redactado por -me consta- especialistas de gran nivel.

Sobre eso y las plataformas de otros candidatos se debe discutir: cómo se diagnostican los problemas nacionales, qué soluciones se proponen, cómo se van a implementar esas soluciones.

A Ricardo Anaya, por ejemplo, se le echó encima el sistema para tratar de bajarlo de la contienda como candidato de la coalición Por México al Frente. AMLO conoce bien esa táctica porque la ha sufrido en carne propia, según sus propias palabras. No es ésa la manera de derrotar a nadie, Anaya merece competir en un terreno parejo y limpio como López Obrador, José Antonio Meade y Margarita Zavala, hay que dejar que los ciudadanos decidan.

Sobre el caso de “El Bronco”, pues será él quien enfrente en las urnas (como ya le están cobrando los nuevoleoneses con su repudio) lo que ha hecho con apoyo de la polémica decisión del TEPJF con que avaló sus firmas dudosas.

Por eso debemos movernos al terreno de los problemas y dejar atrás el de las personas.  Lo que sigue es trascendental para México: la defensa del voto que se encuentra amenazado por quienes no quieren -desde el poder o fuera de él- dejar al descubierto la corrupción rampante.

Una nueva forma de que “se caiga el sistema” en la votación, como ocurrió en 1988, sería un retroceso grave para nuestro país, sería como llevarlo a la etapa anterior a 1968 cuando las protestas estudiantiles sacudieron al Gobierno, el cual respondió con fuego y sangre, ¿acaso no respondería con igual mano dura en 2018?

Hablemos más de cómo defender a la democracia y menos del “Peje”. Anaya y “El Bronco”. Hablemos del fin de la corrupción y la impunidad que se encuentra a la distancia de nuestros votos, no de dimes y diretes entre candidatos.

Hablemos de proyectos de nación, no de si un candidato es joven o viejo, flaco o gordo, rico o pobre, pelón o melenudo, corrupto u honrado. La gente ya no quiere oír chismes de lavadero, sino saber cómo se va a sacar a México de la economía estancada, de los cientos de miles de muertos y desaparecidos, de la pobreza material y espiritual, de las amenazas de Trump.

Hay mucho de qué hablar si se usan la inteligencia y la buena fe en lugar de la insidia y la mala fe. Una elección envenenada por la manipulación propagandística que derive en decisiones equivocadas sería la peor tragedia para los mexicanos.

Vivimos una hora crítica, podemos decir que la democracia mexicana se juega su futuro. De eso hablemos, de lo importante. Lo demás hay que dejárselo a los lobos hambrientos de poder e impunidad. Ya no tendrán cabida en el nuevo país que podemos formar con nuestro voto por el mejor proyecto de nación a partir del 1 de julio. Nunca más.

rogelio.rios60@gmail.com

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