sábado, diciembre 19, 2020

REMESAS SIN POLÍTICA

Fuente: Google.com

 

Por Rogelio Ríos Herrán

A lo largo de sus dos años de gobierno, el Presidente López Obrador se ha referido en repetidas ocasiones a las remesas o envíos de dinero de los mexicanos (principalmente desde Estados Unidos) a las familias en su suelo natal.

Al Presidente le gusta referirse a ellos como “héroes sociales”, por sus envíos de dinero, y llega incluso al grado de “agradecer su apoyo” al Gobierno, como si enviar una remesa fuera una especie de voto de confianza a la Cuarta Transformación que encabeza López Obrador.

Más recientemente, en su mensaje del 1 de diciembre en Palacio Nacional con motivo del segundo aniversario de su toma de posesión del cargo, nombró a las remesas como “milagro social”, continuando así con su uso frecuente del lenguaje y metáforas religiosas de tipo cristiano.

Nada más errado. Las remesas no son un “voto” a favor de ningún político en México, sino un acto privado del ámbito familiar que en efecto, tiene amplias repercusiones sociales, pero que no significa, en absoluto, que se apoya o no a López Obrador.

Como fenómeno de repercusiones económicas, los envíos de dinero del exterior a México se han transformado en una de las principales fuentes de ingreso de divisas al país, de ahí su enorme importancia.

Las cifras más recientes del Banco de México nos dicen que, entre enero y octubre de este año, se recibieron en el país 33,564 millones de dólares por concepto de remesas, una cantidad de grandes proporciones que da la idea precisa de la importancia de estos envíos.

Comparado contra el 2019, cuando se recibieron 30 mil millones de dólares en el mismo periodo enero-octubre, el volumen de ese dinero se elevó en 10.4 por ciento.

Además, revela el Banco de México, el promedio por cada envío llegó a 339 dólares entre enero y octubre, lo cual representa un aumento del promedio de 326 dólares registrado el año pasado.

En marzo pasado, el envío de dinero del extranjero superó los 4 mil millones de dólares en un mes. En septiembre y octubre, el nivel se mantuvo por arriba de los 3,500 millones de dólares respectivamente.

En este momento, después de las exportaciones ligadas al sector automotriz, las remesas representan la segunda fuente de divisas para México.

No se equivoquen, Sr. Presidente, Sres. Gobernadores, diputados y senadores que se llenan la boca al referirse a los “héroes migrantes” o al “milagro social” de las remesas: los mexicanos que envían dinero a sus familias a México no lo hacen pensando en ustedes, para nada.

Cuando piensan en ustedes, más bien los perciben como una de las causas de su emigración: su incapacidad y torpeza, su ambición por el poder, su falta de visión como políticos, son factores que, además de las circunstancias personales y familiares, los orillaron a tomar la decisión crucial de salir de México para buscar mejores oportunidades.

Si quieren ver “votos de confianza” o “apoyos” en los envíos de remesas, no hacen otra cosa que el ridículo y ponen en evidencia su simple y llano oportunismo político, cosa para la cual los políticos mexicanos se pintan solos.

Arreglen el país, hagan a un lado sus eternos conflictos políticos y su corrupción, renuncien a su insaciable ambición de poder, dejen de tener delirios de grandeza, señores, y pidan perdón a los migrantes que, por culpa de los malos gobiernos, se tuvieron que ir de su madre patria.

No jueguen con los migrantes, no manipulen a las remesas, ¡pónganse a trabajar por México!

miércoles, diciembre 16, 2020

Morenita virtual

Fuente: google.com


Morenita virtual

Por Rogelio Ríos Herrán


Si “la fe mueve montañas”, como está escrito, entonces la devoción sobrevivirá al internet. El peregrino de hoy, en México, tiene un nuevo nombre: “ciberperegrino”.

No le faltará a la Vírgen De Guadalupe en su día, 12 de diciembre, el rezo y la pleitesía de sus más devotos seguidores, pero habrá de llegarle a teledistancia, como se dice ahora.

Uno de los recuerdos más intensos de mi niñez ocurrió durante un viaje familiar a la Ciudad de México y la visita indispensable a la Basílica de Guadalupe, mucho antes de que el nuevo templo fuera construido.

La gente caminaba cuadras y cuadras, a lo largo de la Calzada de Guadalupe, para entrar finalmente al templo; una parte de ese peregrinaje lo hacían de rodillas algunos hombres y mujeres.

Sí, de rodillas, y eso se quedó grabado para siempre en mi mente. El dolor visible en los gestos, los pantalones y faldas ensangrentados en la zona de las rodillas por el golpe de la piel contra el pavimento.

Así pedían los peregrinos, así pagaban una manda. Una devoción profunda los impulsaba a hacer cualquier sacrificio, con tal de ofrecer algo a la Morenita para que ella intercediera en su favor y se le otorgara la petición o se hiciera el milagro.

Ese recuerdo me viene a la cabeza cada vez que leo, año con año, en el 12 de diciembre, que serán millones los mexicanos que acudirán al Santuario al pie del cerro del Tepeyac en el día de la Guadalupana.

En este 2020, se esperaba la visita de nada menos que 10 millones de mexicanos, casi todos ellos concurriendo el mero día 12 de diciembre, un verdadero mar de gente que hoy, a la vista de la emergencia sanitaria que padecemos, parece no sólo inconveniente e inoportuno, sino sumamente peligroso.

Ante el enorme riesgo que eso implicaba, las autoridades de la CDMX y el Rector de la Basílica decidieron mantener cerrado el templo del 10 al 13 de diciembre. La Arquidiócesis de México pidió a los guadalupanos adelantar o atrasar para otros días la visita a la Vírgen, dando validez a una visita extemporánea, es decir, que no sucediera el 12 de diciembre.

Además, y esto es lo novedoso de este año, se abrirá la señal por internet de la misa que se celebra a la medianoche del 11 de diciembre y en la que se acostumbra cantar “las mañanitas” a la Guadalupana por parte de cantantes y mariachis.

Para las personas de cierta edad y condición de salud, la prudencia aconseja convertirse en ciberperegrinos, para desde casa seguir la liturgia a detalle y volcar a la distancia su devoción.

Tiempos modernos, ni duda cabe, y tiempos diferentes. ¿Se demerita con ello la devoción? ¿Pierde fuerza la petición por no caminar de rodillas al Santuario? No lo creo así, al contrario, me parece que esa devoción sigue más viva que nunca si busca y encuentra las formas de evadir el riesgo de coronavirus y, al mismo tiempo, encontrar alivio para su espíritu.

No es menos peregrino un “ciberperegrino”, es lo que quiero decir. La forma de llegar y postrarse ante la Virgen puede ser distinta, caminando o conectándose a la red, pero no pierde un gramo de su fuerza.

Mostrar ante la Guadalupana la capacidad de adaptarse y cuidar la vida propia y la de los demás al acudir a ella mediante el internet, será más placentero a sus ojos, estoy seguro, que arriesgar la vida en medio de una pandemia con la presencia física ante el altar.

Sus bendiciones descenderán también sobre los “ciberperegrinos”.

Felicidades en tu día, Morenita del Tepeyac.


martes, noviembre 03, 2020

¿Qué pasa con México si gana Biden?

Fuente: EFE


Por Rogelio Ríos Herrán


1) Si gana Joe Biden, su gobierno y los demócratas en el Congreso y el Senado castigarían a AMLO por su apuesta a favor de Trump, pero se cuidarían de castigar a México. Esto significa que podrían ejercer presión sobre López Obrador y llamarlo a cuentas por su apoyo a Trump, pero no van a poner en peligro la relación bilateral con México ni a descarrilar ninguno de sus aspectos.


2) En lo económico, defenderán los nuevos gobernantes a las empresas e inversionistas estadounidenses que se han visto afectados por las medidas tomadas por el actual gobierno mexicano, por ejemplo, en el sector de las energías alternativas, además de atender las quejas por lo que los inversionistas han llamado una política de “extorsión fiscal” de las autoridades mexicanas. La opción de suspender o cancelar el TMEC bajo un nuevo gobierno demócrata no está ni siquiera considerada sobre la mesa. Al contrario, bajo los nuevos y estrictos mecanismos de supervisión establecidos en el TMEC, por ejemplo, en las áreas laboral, de medio ambiente y derechos humanos, hay muchos hilos que el Gobierno de Biden puede jalar, legítimamente hablando, para ejercer contrapeso a medidas de AMLO que considere dañinas a los intereses americanos.


3) En materia de seguridad, la relación bilateral ha tocado fondo bajo el gobierno de AMLO. En público, funcionarios estadounidenses y el Embajador Christopher Landau han manifestado la falta de confianza que existe de parte de autoridades y agencias de inteligencia en Washington frente a sus contrapartes mexicanas. Hay desconfianza del lado americano para compartir información vital de inteligencia. La vía empleada por Washington lo revela con claridad: “El Chapo” Guzmán, García Luna y el General Cienfuegos, todos ellos figuras relevantes en la escena política mexicana, están sujetos a proceso en Estados Unidos, no en México (en donde “El Chapo”, recordemos, logró dos fugas espectaculares de penales supuestamente de alta seguridad); es decir, no hay confianza de que en México se investigue y procese a presuntos delincuentes de alto perfil y de que incluso, si ya están procesados, se les pueda retener en las cárceles y evitar sus fugas. Si esto ha sucedido bajo la Administración Trump, el cual supuestamente ha cultivado una buena relación personal con AMLO, seguramente continuará en términos muy similares con Biden (es decir, con la misma desconfianza), y no dudo que él sea cordial en lo personal con López Obrador, pero la relación bilateral en el área de inteligencia tendrá que empezar prácticamente desde el nivel cero.


4) Está claro que respecto a migración, el enfoque de Biden será distinto al de Trump en el tratamiento de los migrantes en Estados Unidos y, seguramente, se disminuirá el tono de castigo y criminalización de los migrantes en su territorio que hoy se utiliza en Washington. Intentará su gobierno una nueva reforma migratoria que deberá pasar por una batalla intensa por el Congreso y el Senado, sin que me atreva a pronosticar, desde ahora, su éxito. De lo que no estoy muy seguro es de que se modifique sustancialmente el papel asignado por Trump a México en su esquema migratorio: nuestro país es el guardián de USA en la frontera con Guatemala, la cual es la puerta de entrada de los migrantes centroamericanos a México en ruta a los Estados Unidos y, por lo menos hasta que se apruebe eventualmente una nueva reforma migratoria, ese rol asignado a México es conveniente para Washington (independientemente de quien esté en la Casa Blanca) y, en estos momentos, es conveniente para López Obrador para equilibrar las presiones que recibirá en el terreno económico y de la seguridad de parte de los norteamericanos. Así que ni Washington empujará mucho en este sentido, ni Palacio Nacional en México presentará grandes resistencias u objeciones.


5) En cuanto a la relación personal, de Presidente a Presidente, y puesto que Biden conoce bien a México y a muchos mexicanos, no habrá enojo ni distanciamiento en público entre ambos personajes, al contrario observaremos mucha cordialidad entre ellos, pues son dos viejos lobos de mar de la política. En todo caso, el “castigo” para AMLO será de otra forma: no será López Obrador el único canal o el más importante de conexión de Biden y su gobierno con los actores de poder y el escenario político en México, pues le dará más juego a las fuerzas opositoras mexicanas (el sector empresarial mexicano tiene ligas estrechas con la American Chamber of Commerce, por ejemplo) con la idea de que la arena pública mexicana se equlibre sin necesidad de mayores presiones de Washington. AMLO perderá el canal privilegiado que decía tener con Trump, pero no perderá su acceso a Biden ni a la Casa Blanca, aunque digamos que no será tan amigo de él como lo fue de Trump, si es que alguna vez lo fue.


6) Nadie en su sano juicio en Washington está pensando, en el caso de un eventual triunfo de Biden, en suspender la cooperación con México, el TMEC o descarrilar de alguna otra manera la relación bilateral con México. Esa relación es más importante que los Presidentes en uno a uno u otro lado de la frontera, y está definida sobre cauces institucionales que garantizan su permanencia. Por supuesto, necesita constantemente de ajustes políticos y administrativos, y se ve afectada, algunas veces severamente, por la personalidad y carácter de algún Presidente estadounidense o mexicano. Lo que quiero decir es que las relaciones entre México y Estados Unidos sobrevivirán a esta elección presidencial que puede resultar caótica y de cuyo resultado tengamos certeza, probablemente, varias semanas después, como fue el caso de la elección en el 2000. De lo que no cabe duda es de que mexicanos y gringos seguiremos conviviendo como vecinos, por lo que es mejor que nuestros gobernantes se entiendan y puedan trabajar juntos.


7) No olvidemos, finalmente, que Estados Unidos acapara toda la atención de México, pero México no atrae la de Estados Unidos en la misma medida. En la agenda externa de Washington, ocupamos un lugar en la parte media, mucho muy lejos de China, Rusia y Europa, Irán, Afganistán, India, el terrorismo, etcétera. A nosotros se nos va el sueño en las noches por lo que haga o deje de hacer Washington, mientras allá duermen plácidamente: eso es la asimetría entre ambos países. Es México quien tiene que acomodarse a Estados Unidos, no al revés.

domingo, octubre 18, 2020

El honor militar

General Salvador Cienfuegos

El honor militar

Por Rogelio Ríos Herrán

Si el juicio al narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, en una Corte en Nueva York, se percibió en México como un proceso al gobierno de Enrique Peña Nieto, el del General Salvador Cienfuegos podría derivar en un proceso judicial al Ejército mexicano del Gobierno de López Obrador.

¿Cuál es la diferencia en ambos casos? Bueno, una que me parece fundamental es que la estructura del  Ejército y su dinámica interna difiere, en contraste con otras Secretarías de Estado, en el sentido de que es una burocracia contínua, sujeta a cambios sexenales en sus cabezas, pero subordinada a la disciplina militar y al escalafón de ascenso en la jerarquía.

Es complicado, si no francamente imposible, aplicar el criterio de que lo del General Cienfuegos y los militares que resulten involucrados eventualmente en el juicio, son solamente unas “manzanas podridas”: se remueven, y ya, asunto arreglado.

Por el contrario, quienes estuvieron bajo su mando directo son ahora, como en el caso de Luis Cresencio Sandoval (actual Secretario de la Defensa Nacional), quienes ocupan los más altos puestos militares. Eso, por sí mismo, no es evidencia de complicidad criminal, pero sí es materia suficiente como para abrir una investigación interna en México, la cual, hasta el momento, no existe.

La crisis destada por la detención del Gral. Cienfuegos en Los Angeles, California, es hasta el momento mediática, pero lejos de “favorecer” a los intereses del Presidente López Obrador en el corto plazo, en realidad, va a poner en un predicamento al Ejército mexicano, un aliado indispensable en su proyecto político.

Cualquier golpe a la integridad y honor de los militares es un golpe a la institución en su conjunto. No puede ser de otra manera si consideramos que la cadena de mando exige una disciplina férrea (el equivalente a la “obediencia ciega” en el ámbito de la burocracia civil) y una disposición absoluta para ejecutar las órdenes recibidas sin cuestionamientos.

¿Puede usted imaginarse que el Gral. Cienfuegos fue un lobo solitario que, sin que sus oficiales se percataran, pudo, desde la cima de la Secretaría de la Defensa Nacional, fraguar una supuesta alianza con un cártel de las drogas? ¿Y que en todos esos años al frente del Ejército ningún oficial a su servicio, incluyendo al Gral. Sandoval, se diera cuenta de lo que estaba pasando?

En tanto no lo determine en una sentencia un Juez federal en Estados Unidos, el Gral. Cienfuegos debe gozar de la presunción de inocencia, tener las garantías de un debido proceso y recibir la asistencia consular debida en su calidad de ciudadano mexicano. 

Viniendo las acusaciones y las acciones de su detención desde la DEA (Drug Enforcement Agency, por sus siglas en inglés) y en vista del gusto de esa agencia por las acciones espectaculares, como lo fue la detención de Cienfuegos, debemos esperar más revelaciones de corte sensacionalista en el juicio, aunque al final todo lo que se diga en la Corte se tendrá que probar.

De esas declaraciones, como durante el juicio a “El Chapo”, saldrá mucho combustible para el gobierno de López Obrador que podrá, quizá, acomodarse a sus banderas de la lucha contra la corrupción.

Pero no veo un escenario que sea de ganar-ganar para México en todo esto: el Ejército de Peña Nieto es el mismo de López Obrador, hay continuidad en los mandos, y quienes sirvieron a las órdenes del Gral. Cienfuegos lo hacen ahora para el Gral. Sandoval. 

Si no hubo abierta complicidad de ellos, por lo menos se pondrá en evidencia una falla fundamental de la “obediencia ciega”: la incapacidad de resistirse a cumplir órdenes cuando implican posibles ilícitos, la falta de carácter para poner el honor militar por delante de los intereses políticos del momento.

Por eso hablo de un daño fuerte al Ejército, cuando es un ex Secretario de la Defensa Nacional, egresado del Colegio Militar, de la Escuela Superior de Guerra y del Colegio de la Defensa Nacional, quien enfrenta cargos por colusión con narcotraficantes en Estados Unidos, no en México.

En este asunto, como en el de “El Chapo”, el Gobierno de México y los mexicanos todos, somos espectadores del accionar de agencias del gobierno norteamericano y, en particular, de la DEA, cuyos métodos en México y América Latina, lo sabemos, se mueven entre las líneas confusas de lo lícito e ilícito, del intervencionismo y el respeto a las soberanía de los países.

En resumen, y hasta este momento, asistimos a un Teatro Guiñol en el que somos más bien las marionetas que el titiritero. O para utilizarla frase genial de Manuel De Falla: “mal haya quien nace yunque, en vez de nacer martillo”. ¿Qué va a pasar con el honor militar?

viernes, octubre 09, 2020

 

Porfirio Muñoz Ledo
Fuente: google.com

Porfirio

Por Rogelio Ríos Herrán

Así simplemente, como Porfirio, es como se conoce mejor a Porfirio Muñoz Ledo, legendaria figura de la izquierda mexicana que hoy participa en la contienda por obtener la dirigencia nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

La pelea se dirimirá mediante el método de las encuestas, pues fue tal la incapacidad de los morenistas de alcanzar por sí mismos el cambio en su dirigencia nacional, a lo largo del último año, que el asunto llegó hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para su resolución.

El Tribunal, a su vez, le ordenó al Instituto Nacional Electoral que efectuara, en los primeros días de octubre, la encuesta definitiva para conocer los resultados el 10 de octubre. Ya se había efectuado una primera ronda de encuestas, en las cuales Porfirio tenía el 47,1% de las preferencias en contra del 27.1% de Mario Delgado, actual coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, y con amplia ventaja sobre otros contendientes como Yeidckol Polevnsky, Adriana Menéndez e Hilda Mirna Díaz.

El martes 6 de octubre, el Tribunal confirmó que será el método de encuestas la vía para resolver el problema de la sucesión en la dirigencia de Morena.

Porfirio, por si usted no lo conoce, es una enciclopedia andando, un hombre de una inteligencia superior que jamás ha rehuido el debate y el diálogo inteligente, ambas cualidades ausentes en la inmensa mayoría de los políticos mexicanos, y, en particular, de los militantes de Morena.

“Yo tengo que hablar con la militancia, con los líderes y conformar un partido, eso ya no puede hacerlo el Presidente. El partido como tal, como organización, es muy débil porque lo que ha contado es la militancia, la famosa ola que, como dijo Andrés Manuel, trajo mucha basura”, expresó recientemente en una entrevista para la agencia EFE.

En su opinión, Morena ha sido capturado por “caciques”que, por ejemplo, reparten gubernaturas y curules en el Congreso para acrecentar su poder.

Cuando propone Porfirio que Morena sea, en los hechos más que en el discurso, un movimiento incorruptible, los grupos que se sienten aludidos lo critican y rechazan.

“Me tomaron muy bien que yo llegara (a Morena), por el prestigio, por los antecedentes, era yo honorable, pero se olvidaron de que soy un hombre de batalla, y las voy a dar mientras viva”, agrego el viejo luchador.

Sobre el concepto de “obediencia ciega” que sacó a relucir hace poco el Presidente López Obrador, Porfirio dijo lo siguiente al periódico Milenio:

“Ahora Mario ofrece gubernaturas y dice que el Presidente manda saludar. Yo tengo meses de no hablar con él, jamás me dio una llamada y eso que yo le puse la banda presidencial, pero Mario se salía con Monreal de la Permanente.”

Y agrega: “se iban a cabildear y al rato llegaban y decían que iban al Palacio o al café de la esquina. Por eso se acabó el Presidentazo, eso es del PRI. La conducción del partido ha sido servil y abusiva, ni siquiera le habían consultado al Presidente. Había lineazo como borregos. Esa es la clase de partido contra la que estoy”, concluyó.

Vaya tarea la que le espera a Muñoz Ledo: eliminar el servilismo hacia el Presidente y deshacer los cacicazgos en Morena. Por si eso fuera poco, si de veras va a barrer la basura, como él dice, tendrá que ir a fondo en lo de las “aportaciones”, el eufemismo que en Morena se usa para justificar la entrada ilícita de dinero para apoyar a candidatos y campañas, en primer lugar, la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, ¿cómo se financió?

Si alguien en México puede hacer eso es Muñoz Ledo. Si alguien en México puede convencer a López Obrador de rectificar el rumbo y rescatar la nave del naufragio, ese alguien es Muñoz Ledo.

No sé si la edad (tiene 87 años) y su salud se lo permitan, si bien su lucidez e inteligencia están intactas. Ojalá que sí: México necesita hoy a Porfirio, esa rara combinación de inteligencia y habilidad política.

sábado, septiembre 19, 2020

Mi México

Fuente: Agencia EFE

Por Rogelio Ríos Herrán

¿Cómo conocí a mi país? ¿Qué lo hizo ser “Mi México”?

Desde niño, acompañé en algunos viajes a mi padre, quien durante casi toda su vida fue agente de ventas o viajante, ese personaje hoy desaparecido que recorría ciudades y pueblos mexicanos con su portafolio en mano y con una sonrisa para cada cliente.

Recuerdo que mi padre era bien recibido en cada negocio que visitaba. Sus clientes charlaban largamente con él y, al final, le hacían sus pedidos de mercancías. El viajante enlazaba personas, llevaba novedades, platicaba de política o deportes, citaba a poetas o, como en el caso de mi padre, cantaba alguna canción, pues en su juventud había sido cantante en la radio y el teatro.

Pero, sobre todo, tengo muy presente el gusto por el viaje, o “hacer la ruta” como papá le decía, las horas en la carretera platicando o escuchando la radio mientras manejaba y explicaba cada punto del camino, un pueblo, una montaña o el mejor lugar para detenerse a comer: los conocía todos.

El agente de ventas era todo un personaje. Con su visita, se rompía la monotonía de la vida en los lugares pequeños y se le recibía con gusto para que platicara los sucesos. Gracias a esos viajes, pude darme una idea, desde niño, de la variedad de paisajes, personas y poblaciones de México.

Ya sea que viviéramos en la costa, en el puerto de Veracruz, por ejemplo, y de ahí recorriera con mi padre varias rutas: hasta Xalapa y Puebla, pasando por Córdoba y Orizaba y la falda del Citlaltépetl o Pico de Orizaba.

O que, rumbo al sur, entrara mi padre a los pueblos de la Cuenca del Papaloapan (Cosamaloapan, Tlacotalpan, etcétera), el hermoso “Río de las Mariposas”, en cualquier caso el paisaje inundaba mis ojos y llenaba mi alma de la emoción de descubrir lugares nuevos o de volver a los ya conocidos, como si fuera un viaje de aventuras.

No lo sabía yo en ese entonces, pero me estaba nutriendo de lo que es México: un mosaico gigantesco de personas, modos de hablar, comidas deliciosas, paisajes de selva, río, montaña, volcanes, etcétera.

En otra ruta, cuando ya vivíamos en Monterrey, mi padre recorría la zona carbonífera del norte de Coahuila (Sabinas, Nueva Rosita, Múzquiz, etc.), un paisaje seco y desértico, una tierra dura y difícil de trabajar para arrancarle el sustento, el rostro tiznado de los mineros, todo eso lo pude ver también.

Desde entonces nació en mí la idea de llegar a conocer todo el territorio de México, de Yucatán a Sonora y de Matamoros a Tapachula, de Tampico a Mazatlán y de Coatzacoalcos a Salina Cruz: llevo recorrida una buena parte, pero me falta un tramo largo todavía.

La vida me ha regalado la dicha de tener amigos de muchos lugares de México. A través de ellos, de sus pláticas, sus formas de hablar y de ver la vida, se ha enriquecido también mi idea de lo que es ser mexicano.

Mi México, la nación que en septiembre cumple 210 años de Independencia, se formó entonces de muchos cachitos de vida desde aquellos viajes infantiles con mi padre. Vive en mí su chispa de agente viajero, de llegar y comunicar y tratar con las personas, de recorrer incansablemente nuevos lugares o retornar a los ya conocidos, nunca se agotará ese afán.

Por todo eso, creo firmemente que mi nación no se agota en una o dos etiquetas que se le pegan a las personas, en uno o dos estereotipos del mexicano, ni en los pleitos y confrontaciones de malos políticos y peores gobernantes. No, México es, afortunadamente, mucho más que eso: lo digo porque me consta.

Mi querida nación mexicana está de luto en este septiembre del 2020. Los muertos y desaparecidos, los que no tienen pan ni trabajo, ni esperanza; los que viven día a día con la angustia de no tener qué comer, todos ellos están presentes en la conciencia. Duelen.

Vamos a ayudarlos como podamos, ¡Viva, México!  

Retratos

 

Fuente: Google.com

Por Rogelio Ríos Herrán

Un contemporáneo de Miguel Hidalgo y José María Morelos y Pavón escribiría sobre ellos, años después de sus gestas independentistas, lo que llamó “Retratos”, es decir, breves semblanzas de su vida y obras.

La pluma aguda de José María Luis Mora nos dejó para la posteridad esos retratos de dos de los considerados Padres de la Patria en México, forjadores de la nación mexicana que sacrificaron sus vidas en el altar del martirio para que naciera una nueva nación después de zafarse el yugo de la Corona Española, según reza la leyenda.

Mora, español de sangre, contaba apenas con 16 años cuando el Cura Hidalgo diera el grito de Independencia en 1810 en el pueblo de Dolores, Guanajuato. Su familia, asentada en ese mismo estado,  vio derrumbarse su patrimonio y arrebatadas sus tierras por los sublevados.

Hombre educado, fue sacerdote, político e historiador, y tuvo en la obra “México y sus revoluciones” (1836) uno de sus escritos más profundos sobre la realidad mexicana, a la cual veía siempre en su oscuridad y luces.

Más o menos de esa misma época vienen algunos de sus retratos, en los cuales se reflejan los hombres de carne y hueso, con virtudes y defectos, sin esa aureola de divinidad que les atribuye la historia oficial.

Sobre Miguel Hidalgo, Mora decía que “este hombre ni era de talentos profundos para combinar un plan de operaciones, adaptando los medios al fin que se disponía, ni tenía un juicio sólido y recto para pesar los hombres y las cosas, ni un corazón generoso para perdonar los errores y preocupaciones de los que debían auxiliarlo en su empresa o estaban destinados a contrariarla”.

Muy poco deja ver la Historia de Bronce las debilidades de Hidalgo, acostumbrados como estamos desde niños a leer en los libros de texto que es un Padre de la Patria, el cual, por definición, es todo virtud sin defecto alguno.

Agrega Mora: “ligero hasta lo sumo, se abandonó enteramente a las circunstancias, sin extender su vista y sus designios más allá de lo que tenía que hacer al día siguiente; jamás se tomó el trabajo, y acaso ni aun lo reputó necesario, de calcular el resultado de sus operaciones, ni estableció regla ninguna que las sistemase”.

En un balance final, Mora agrega: “los errores, equivocaciones, debilidades y hasta la crueldad misma de Hidalgo, desaparecen de la vista por sus desgracias, y sobre todo del imponderable servicio de haber emprendido una revolución perniciosa, destructora y desordenada, es verdad, pero indispensablemente necesaria en el estado a que habían llegado las cosas y que abría el camino a otra ordenada, benéfica y gloriosa”.

Sobre Morelos, el historiador liberal dice que “era hombre de educación descuidada y en razón de tal carecía de todas las prendas exteriores que pueden recomendar a una persona en la sociedad culta: humillado por el poco concepto que de él se tenía, se expresaba con dificultad; pero sus conceptos, aunque tardíos, eran sólidos y profundos”.

Sin instrucción militar previa, Morelos resultó, sin embargo, un gran estratega militar natural, área en la cual superó al propio Miguel Hidalgo. Como magistrado, agrega Mora, resultó igualmente un hombre extraordinario: sin conocer los principios de la libertad pública, se hallaba dotado de un instinto maravilloso para apreciar sus resultados”.

Finalmente, nos dice Mora que “Morelos fue duro y hasta cruel con los que militaban por la causa española; el supuesto derecho de represalias lo ejercía de la manera menos benigna; las más veces fusilaba, aun sin este motivo, a los principales prisioneros”.

Las huestes insurgentes de Hidalgo protagonizaron dos célebres matanzas de españoles: en la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato, al vencer a los soldados realistas y desatar la masacre sobre las familias ahí refugiadas y el saqueo en toda la ciudad; y en Guadalajara (la matanza de Oblatos), después de incautadas sus propiedades.

Héroes de la Patria, sí, pero con sangre en sus conciencias. Yo prefiero conocerlos así, ponderar su época, sus fortalezas y debilidades, su “crueldad”, como diría Mora, para comprenderlos, no para sacralizarlos.


José María Morelos y Pavón





  



 

domingo, agosto 30, 2020

Gracias, Alondra

 

Fuente: Google.com


Por Rogelio Ríos Herrán

“Eso es lo que hacía Mahler, tocaba las canciones populares que todo mundo conocía, que significaban algo para la comunidad, para la población y las insertaba en sus sinfonías y les metía muchas capas de sentido filosófico y te hacía preguntas increíbles a través de su música”, dijo en alguna ocasión Alondra de la Parra, durante una entrevista con el periodista mexicano Pedro Ferriz.


Así explicaba Alondra, directora de orquesta, que la música “culta”, y las composiciones de los grandes autores tienen muchas veces raíces populares y que es posible llegar al gran público, como ella lo ha hecho con los mexicanos, y demostrar que ese gran público tiene capacidad y sensibilidad para apreciar la música.


Alondra nos regaló a los mexicanos la conclusión de un proyecto que denominó La Orquesta Imposible, mediante el cual reunió a 30 músicos  de excelencia (Paquito D’Rivera, Cristina Gómez Godoy, Maxim Vengérov, Rolando Villazón, entre otros) para producir un video de su arreglo orquestal de la pieza “Danzón No. 2”, del compositor mexicano Arturo Márquez, en el cual participó la bailarina Elisa Carrillo con una coreografía de Christopher Wheeldon.


"Este proyecto es el reflejo de lo que se puede hacer, de lo bueno que nos puede traer esta situación desafortunada que nos da oportunidades de hacer cosas que no podríamos en otro momento. Por la misma pandemia, estamos todos los músicos sin trabajo y nos ha puesto en situación vulnerable, pero lo más bonito es que esa vulnerabilidad nos ha hecho pensar en los demás", afirmó De la Parra.


El video se empezó a difundir el 25 de agosto y los fondos que recaude se destinarán a las organizaciones Save the Children y Fondo Semillas (Sociedad Mexicana Pro Derechos por la Mujer) para ayudar a erradicar la violencia contra niños y mujeres. Al 26 de agosto, ya se habían recaudado 320 mil dólares para ese fin.


Fondo Semillas es una organización feminista, según nos explican en su website, que mejora la vida de las mujeres en México. A lo largo de 27 años ha beneficiado directamente a más de 685 mil mujeres y de forma indirecta a 2.5 millones de mujeres, niñas, niños y hombres.


Le recomiendo ampliamente apreciar el video, el arreglo musical y la coreografía soberbia que interpreta Elisa Carrillo. La bailarina mexicana dijo que “justo en estos momentos, cuando estás pasando por etapas difíciles, la unión es muy importante en todos los sentidos. Para nosotros como artistas, creo que fue el arma que utilizamos: el arte que tanto amamos".


Detrás de esa producción hubo un esfuerzo agotador, pero que valió la pena, expresó Alondra: "Esto refleja el esfuerzo de la cultura por hacer algo para hacer un cambio en la sociedad en temas que nos importan a todos. Queremos que los artistas también tengamos qué decir al respecto... que se aprecie nuestro arte como agente de cambio porque tenemos llave al alma de las personas".

“Mi Alma Mexicana” y “Travieso Carmesí” son dos discos (ambos de la casa Sony) que en 2010 y 2011 se lanzaron y dieron a Alondra una gran proyección a nivel masivo y le abrieron la puerta del cariño y el aprecio del pueblo mexicano.


En ese entonces, Alondra rondaba los 30 años (nació en 1980), y recogía así el fruto de su intensa dedicación desde niña a la música, al estudio del piano primero y después a su formación como directora de orquesta en Nueva York.


Tanta ha sido su aceptación por el público mexicano que hizo conciertos de música clásica en varias ciudades mexicanas, a los cuales han acudido públicos masivos: en una entrevista comentó que recordaba uno, en Ciudad Juárez, Chihuahua, al cual asistieron ¡140 mil personas!


Sus colaboraciones con Natalia Lafourcade y Ely Guerra son de antología, en particular un concierto en 2018 en Mérida, Yucatán, en donde cantó Lafourcade bajo la dirección orquestal de De la Parra, realmente impresionante, usted lo puede encontrar en YouTube.


Gracias, Alondra, por alegrarnos el corazón: México te lo agradece.





 

viernes, agosto 07, 2020

'Cálculo del dolor'

Fuente: The New York Times
Fuente: The New York Times


Por Rogelio Ríos Herrán


La pauta para escribir esta columna fue la pérdida de sensibilidad que observo en quienes manejan, desde los gobiernos mexicano y americano, cifras y más cifras sobre la pandemia de coronavirus y la recesión económica, pero no logran ver el dolor de las personas que sufren enfermedades, muerte y desempleo.


Tanto en México como en Estados Unidos, no es nada nuevo ese manejo estadístico que permite reducir rostros y voces a simples números que se acumulan y que, al no tener nombre ni apellido, se vuelven invisibles y no duelen.


Lo que  sí es nuevo, sin embargo, es el grado elevado de sofisticación al que los funcionarios públicos han llegado en este 2020 del coronavirus: las gráficas, las curvas (incomprensibles para la mayoría de las personas), se acomodan a la perfección al manejo político y electoral de los gobernantes.


He observado reportajes y relatos de testimonios de mexicanos y americanos que sobreviven a duras penas en el torbellino de enfermedad y depresión económica, inseguridad y estallidos sociales, y me han parecido de gran valor periodístico.


No ha sido suficiente hasta el momento para contrarrestar la avalancha de cifras que se nos vienen encima y, lejos de aclarar, aumentan la confusión de ciudadanos comunes. 


Cuando las personas mueren por cientos o por miles en un sólo día, ¿cómo es posible lidiar con eso? ¿Son nuestros amigos y familiares tan sólo cifras que se agrupan cada día? El paciente muerto número 45 de ayer, ¿quién era? ¿Cómo sonreía a sus hijos, a sus hermanos o padres? ¿Cuáles eran sus planes en la vida?

¿De quién estaba enamorado?


Si la curva se aplana o se doma la pandemia, como dice el Presidente de México; o si la prioridad es regresar a la actividad económica, como dice el de Estados Unidos, ¿debo sentir empatía cuando los gobernantes se alejan de la ética y toman decisiones de vida o muerte sobre el cálculo de sus intereses políticos y no del bien público?


El sociólogo y teólogo Peter L. Berger, se enfocó en una de sus obras sobre la cuestión de la ética política y el cambio social, y sus reflexiones nos ayudan a encontrar una luz en las sombras por las que transitamos. 


Para Berger, “los seres humanos tienen el derecho de vivir en un mundo con sentido. El respeto a este derecho es un imperativo moral para las políticas públicas.”


La medida de la efectividad de las decisiones de los gobernantes, de sus actos que tienen consecuencias en millones de personas, propone Berger, es el “cálculo del dolor”, es decir, el costo de sufrimiento que pagan sus gobernados para que un gobierno alcance los objetivos de sus políticas y modelos.


En la formulación de las políticas públicas, no importa qué tan sólidos parezcan sus fundamentos técnicos, “se debe evitar que se inflija dolor. En aquellos casos en donde la política involucra infligir dolor activamente o su pasiva aceptación, este hecho requiere de una justificación moral, más que técnica”.


No por nada el profesor de la Universidad de Boston llegó a afirmar que “la historia de la Humanidad es la historia del dolor”, y se refería no sólo a desastres naturales, sino al sufrimiento derivado de otros hombres.


Resumiría su propuesta ética en el derecho que tenemos todos, como seres humanos, a vivir en un mundo con sentido y sin dolor. “Debemos buscar soluciones a nuestros problemas en las cuales no se acepten ni el hambre ni el terror”.


Berger escribió su libro “Pyramids of Sacrifice”, de donde saqué estas citas, en 1976, pero su planteamiento ético me parece relevante en nuestro 2020: ¿tendrán conciencia nuestros gobernantes del “cálculo del dolor”?




 


 

sábado, agosto 01, 2020

T MEC: ¿Nueva era?

Fuente: Google.com

Por Rogelio Ríos Herrán

Los lectores más jóvenes no vivieron la gran expectativa que ocasionó en México el anuncio de que se negociaría un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, durante la Presidencia de Carlos Salinas de Gortari y con George Bush y Brian Mulroney al frente de Estados Unidos y Canadá, respectivamente.

Era el principio de los años 90s, México venía de una crisis económica tras otra al final de cada sexenio de los presidentes anteriores, y Salinas proyectaba una imagen fuerte de reformador y modernizador de México.

Con el TLCAN se haría realidad, nos decía el discurso oficial, una plataforma comercial que daría, por fin, el impulso final a México para convertirse en un país desarrollado.

El Tratado entró en vigor el 1 de enero de 1994, al mismo tiempo que se iniciaba en Chiapas, al sur del territorio mexicano, una rebelión armada indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Por el lado mexicano, jamás estuvieron desligadas la política y el comercio en lo que a Estados Unidos se refería. Tradición y modernidad iban siempre de la mano para los mexicanos.

Veintiséis años después nació, el 1 de julio del 2020, el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) sobre la base del anterior tratado, pero con algunas diferencias: habrá, por ejemplo, de ahora en adelante, una revisión del acuerdo cada seis años para definir su continuidad o terminación.

Siendo Salinas de Gortari la imagen viva del proyecto modernizador y, sí, neoliberal, de México, es una gran paradoja de la historia que ahora el Presidente López Obrador, de orientación izquierdista y quien decretó nada menos que el fin del neoliberalismo al inicio de su Presidencia, haya impulsado decididamente al neoliberal TMEC (cuya negociación empezó en la anterior administración de Enrique Peña Nieto), como una puerta a la modernización de México.

Los extremos se unen, dice la sabiduría popular; la política y el comercio se acompañan, agrego de mi parte, pues me ha tocado ser testigo de lo impensable en el México contemporáneo: ver a dos enemigos políticos mortales en la política que se han convertido en compañeros de viaje en el comercio.

Ha sido el TMEC el que tejió esa magia entre López Obrador y Salinas de Gortari.

Pero también en el 2020, como en aquel lejano 1994, el México tradicional se niega a abandonar a su compañero de viaje eterno: el México moderno que apuesta al TMEC.

No son, esta vez, los zapatistas quienes ocasionan el revuelo político, sino la inseguridad, el crimen organizado, la pandemia del coronavirus y el impacto negativo en la economía que las decisiones de AMLO han traído consigo.

A menos que nos apoyemos en ilusiones y en el voluntarismo, no soslayamos que la economía mexicana tuvo un crecimiento negativo en 2019, por lo que no llega en su mejor momento al estreno del TMEC.

México es tan vulnerable en términos económicos, políticos y sociales como lo era en 1994, aunque con síntomas distintos. Como Salinas, el gobierno de AMLO mira al TMEC como un salvavidas para México.

El problema es que el TMEC, y para el caso ningún otro tratado comercial en el mundo, no es por sí mismo un salvavidas, pues depende del funcionamiento en conjunto de tres economías: ni Estados Unidos ni Canadá van a jugar cándidamente el papel de “locomotoras” que arrastren a la economía mexicana lejos de sus problemas.

Si no hay un impulso interno vigoroso desde México, a partir de la solidez de las empresas mexicanas y de la existencia de reglas claras y estado de derecho, el TMEC no va a suplir esa grave carencia mexicana.

Si no hay certidumbre, respeto a las reglas del juego económico para los inversionistas nacionales y extranjeros, el TMEC no le va a “prestar certidumbre” al Gobierno mexicano si éste persiste en cambiar a su conveniencia esas reglas.

En 2020, como en 1994, me gusta la idea de celebrar tratados de libre comercio, me parece bueno para México. Pero mantengo mis reservas, las mismas de entonces: ¿dejará el México ancestral avanzar al México moderno? ¿Llegarán los beneficios del Tratado a todos los mexicanos?

USA, la resistencia

Protestas en Portland.
Fuente: Google.com


Por Rogelio Ríos Herrán

Julio 4, 2020

No importa de qué lado de la frontera me encuentro, y tampoco me detiene el hecho de que soy mexicano, no estadounidense, para dejar de sentirme parte, cada año, de la celebración del “Independence Day” en Estados Unidos.

El de hoy, en este 2020, será recordado como uno de los impensables en la historia norteamericana. Más allá de un 9/11, creo que se compara más con Pearl Harbor: la sorpresa y la magnitud del ataque a esa nación (coronavirus, recesión económica, conflictos raciales, malos gobernantes, etc.) los ha dejado estupefactos, noqueados en la lona del ring porque no supieron de dónde vino el golpe del oponente.

Yo admiro a la sociedad estadounidense, pero crítico acremente a sus gobiernos -no sólo al actual- desde que tengo memoria. Influyen en mí su música, sus escritores, sus grandes periódicos (sigo al NYT como a una religión), revistas, CNN, y sus directores de cine y actores legendarios. Incorporo todo eso, como lo hacen muchos mexicanos, no en conflicto ni sustitución de mi propia cultura, sino acompañándola y enriqueciéndola.

Mientras más “americano” me siento, más mexicano soy. No tengo problema alguno con eso, hay espacio suficiente en mí para los vecinos del norte. Por eso veo con tristeza los “hard times” que se viven hoy en USA y no me quedo indiferente viendo tanto sufrimiento.

Nada de eso, su sufrimiento es mío también; no es cliché, es la verdad. Cuando las noticias nos dicen que en las últimas dos semanas los casos nuevos de coronavirus han aumentado hasta un 90 por ciento, pienso no en las cifras de cientos de miles, sino en los rostros de mis amigos a quienes considero familia en Texas, Washington, Nueva York y Arizona; incluso rememoro a los que no he visto en mucho tiempo. Pienso en sus hijos, padres, vecinos y novias.

Esos “gringos” tan queridos, buenos amigos, alegres y desmadrosos como mexicanos, todos ellos, viven hoy la angustia que provoca la incertidumbre. ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuánto durará esta pesadilla?, me comentan y yo no sé contestarles, solamente les digo que me pregunto lo mismo sobre México.

“¡Happy Indepndence Day!”, les digo, pero nada más me contestan: “not so happy”, y yo entiendo bien a qué se refieren.

Se sienten indefensos ante las adversidades, frágiles como hierba recién nacida que no es capaz de ponerse en pie. Arrastrados por un viento que los lleva sin rumbo hacia el desempleo, la pobreza, a perder sus libertades, a la muerte…

No se dan por vencidos, sin embargo, sin dar una buena pelea. Así es la tradición popular estadounidense, “never surrender”, dicen, y así es como han luchado contra las adversidades que parecían insalvables.

Esa es una parte de la nación norteamericana que me parece admirable y, bien enfocada en sus objetivos, convierte en una referencia mundial positiva a Estados Unidos: sus sólidas instituciones, el estado de derecho, sus pesos y contrapesos, el idealismo de sus ciudadanos, sus causas progresivas.

Estados Unidos resiste, y lo hace desde abajo en donde reside lo más valioso de esa nación: el poder de transformación de sus ciudadanos, la imaginación suficiente y la capacidad para tomar el destino en sus propias manos, incluso si para lograrlo tienen que combatir a su propio gobierno.

Hace falta mucho más que un Presidente insensible, conflictivo e incapaz de gobernar, para extinguir ese espíritu indomable.

Por eso, este 4 de Julio celebraré desde México a mis “cuates gringos” por su Independence Day, abriré una cerveza y recordaré los buenos momentos, carnes asadas y conversaciones con ellos, será un breve descanso en la batalla.

A partir de mañana, la resistencia continuará, como al día siguiente del ataque a Pearl Harbor.

¡Feliz Día de la Independencia!

Amlo, Chávez, Trump

Fuente: Google.com


Por Rogelio Ríos Herrán


Manejar la información a conveniencia, torcer o inventar los hechos o recurrir a datos que resultan falsos: en eso se parecen López Obrador, Hugo Chávez y Donald Trump.

Hugo Chávez, presidente venezolano entre 1999 y 2013, llevó el manejo de la propaganda a niveles superiores al crear “Aló, Presidente” , un programa de televisión que le servía como conferencia de prensa, plataforma de exhibición, púlpito para sus peroratas bolivarianas, tribunal para fustigar a sus oponentes (a la “oligarquía”) y premiar a sus seguidores.

El programa salió al aire el 23 de mayo de 1999 y duró hasta el 29 de enero de 2012. Inició sus transmisiones por el sistema de la Radio Nacional de Venezuela, y a partir del 2000 en conjunción con Venezolana de Televisión (Wikipedia).

Puede usted encontrar emisiones grabadas en You Tube, elija una al azar y se dará cuenta de la dinámica del programa, el cual giraba enteramente en torno a la figura de Chávez y su discurso ideológico que repetía sin cesar, una y otra vez, frases iguales o similares, ataques e insultos a sus oponentes políticos y a los medios de comunicación.

Salía al aire cada domingo, empezaba a las 11 de la mañana y duraba hasta que Chávez lo quisiera, generalmente alrededor de las 5 de la tarde. El lenguaje coloquial, lleno de giros populares, estaba dirigido a la comprensión de la mayor parte del pueblo venezolano.

En México, Andrés Manuel López Obrador lleva ya más de 300 emisiones de sus conferencias de prensa matutinas, conocidas como “las mañaneras”, desde que asumió el poder en México en diciembre del 2018.

No eran nuevas para él estas conferencias, ya las usaba cuando fue Jefe de Gobierno en la Ciudad de México entre el 2000 y 2005. Convocaba a los medios de comunicación de lunes a viernes (a las 7 de la mañana) en sus oficinas para dar información sobre la administración de la ciudad, pero principalmente para posicionarse en la opinión pública, pues acababa hablando de los temas políticos nacionales.

El tono y la actitud de López Obrador era distinto, sin embargo, en esas conferencias si las comparamos con las actuales. En las “mañaneras” que realiza hoy como Presidente, el formato y los temas los impone a su discreción y, aunque hay reporteros presentes, López Obrador decide a su arbitrio si contesta o no las preguntas.

Las “mañaneras” le sirven al Presidente para dar la información bajo el ángulo que a él le conviene, para presentar a sus secretarios de estado y funcionarios a hablar con los reporteros, así como para hacer largos sermones sobre los personajes y la historia de México (su tema favorito), los objetivos de la Cuarta Transformación (su proyecto de gobierno) y denostar a sus oponentes políticos (los “conservadores”), como lo hace en contra de los periodistas y medios de comunicación.

Le da a López Obrador por denominar “diálogo circular” a sus conferencias de prensa, pero de “circular” no tienen nada. Hay una sola vía en ese monólogo con los medios de comunicación: la suya propia.

Se percibía, desde el principio de las “mañaneras”, que había periodistas “amigables” con el Presidente en sus preguntas y planteamientos, los cuales colaboran en medios de comunicación que prácticamente nacieron al mismo tiempo que el nuevo gobierno; en este año, ya ocupan casi todos los asientos.

El Presidente Donald Trump, por su parte, reanudó en estos días sus conferencias de prensa sobre la pandemia y volvió a la carga: echar la culpa a los demás, acusar a los medios de comunicación de difundir “fake news”, seguir el pleito con China, criticar a Biden, etcétera, todo lo que le sirva para llevar a la opinión pública a los temas que a él le interesan.

No salto yo todavía a conclusiones definitivas, pero si uno conecta los puntos se da cuenta que hay similitudes asombrosas entre AMLO, Chávez y Trump en sus conferencias de prensa, ¡quién iba a pensarlo!


¿Smithsonian latino?

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Por Rogelio Ríos Herrán


Pueden pasar semanas sin que encontremos una nota de ángulo positivo que resalte el lado luminoso de los hispanos en Estados Unidos, los lazos con México y América Latina, en fin, información que mantenga viva la esperanza para nuestra comunidad.

El 27 de julio, sin embargo, encontramos una joya: fue aprobada, en el Congreso de Estados Unidos, la propuesta legislativa que dará lugar a la creación del Museo Nacional Smithsoniano del Americano Latino.

La propuesta HR 2420 (“National Museum of the American Latino Act”) fue presentada por los congresistas José Serrano (D-NY) y Will Hurd (R-TX) para la construcción de un museo en el área del National Mall (Washington, D.C.) que honre las contribuciones de los latinos a la historia de Estados Unidos.

Ojo con este detalle: la propuesta tuvo un consenso bipartidista, no se atoró en medio del pasillo como tantas otras propuestas legislativas y pasará al Senado para su deliberación.

José Serrano, demócrata, expresó que “hoy hemos alcanzado un hito importante para la comunidad hispana... después de casi 20 años de trabajo, finalmente fue considerada y aprobada con abrumador apoyo bipartidista la Ley del Museo Nacional del Americano Latino. Ahora, le pedimos a nuestros colegas en el Senado que terminen el trabajo”.

Por su parte, William Hurd, republicano, dijo que “casi 59 millones de latinos y americanos latinos consideran a esta nación como su hogar, y las estimaciones muestran que para el 2060 una de cada cuatro personas en Estados Unidos será de herencia latina”.

La speaker del Congreso, Nancy Pelosi, expresó que “con esta legislación largamente pendiente celebraremos las contribuciones de latinos reconociendo esta verdad: la historia latina es historia americana”.

El Smithsoniano ya cuenta con museos dedicados a otras herencias en la vida norteamericana: afroamericanos (2016), nativos americanos (2004) y está en consideración un Centro Americano Smithsoniano de Asia Pacífico. Existe un Centro Latino dedicado a la exhibición de arte latino, pero la legislación actual apunta a un objetivo más grande.

Se abre ahora un periodo de 18 meses para que Smithsonian busque un lugar adecuado el nuevo museo, suponiendo, claro está, que el Senado apruebe la ley y la firme el Presidente Trump.

Su fundador James Smithson, británico y científico, nunca puso un pie en Estados Unidos, pero en su testamento había estipulado que su patrimonio pasara a manos del Gobierno americano con el fin de crear una fundación para la difusión del conocimiento entre los hombres.

No podría reseñar aquí la importancia del Smithsonian, sus museos y centros de investigación, pero sobre todo el papel central que juega como soporte de la cultura americana, y recipiente de las manifestaciones del crisol artístico norteamericano.

¡Faltaba un lugar ahí para la herencia cultural latina! Por eso, me entusiasma la aprobación de esta ley, además de que refleja un consenso bipartidista, un punto de entendimiento entre demócratas y republicanos muy raro de encontrar hoy.

Mi entusiasmo se extiende todavía más allá: si, por definición, una buena parte de la herencia latina de Estados Unidos corresponde a México, entonces habrá en ese nuevo museo una presencia mexicana latente, una raíz que llegó desde suelo mexicano a la cultura americana, la apoya y la enriquece.

Lo expresó de clara manera la Embajadora mexicana Martha Bárcena, el mismo día de la aprobación de la ley, con un claro mensaje en cuenta de Twitter (@Martha_Barcena): “¡Gran iniciativa! Estoy convencida de que ayudará a un mejor entendimiento de la importancia de México, los mexicanos y la comunidad méxico-americana. ¡Orgullosamente parte de la comunidad extendida Americana Latina!”

El español fue el primer idioma no nativo que se habló en los Estados Unidos”, nos dice el Congresista Joaquín Castro en una carta del Caucus Hispano del Congreso. “Los latinos han peleado en cada guerra de Estados Unidos. La comida y la música de América Latina se disfrutan en cada ciudad americana. Ahora, más que nunca, los americanos latinos merecen que su historia sea contada”.

Ése es el objetivo de lo que será el nuevo Museo Nacional Smithsoniano del Americano Latino: contar la historia latina. ¡Enhorabuena!



AMLO: la fatiga del poder

  Por Rogelio Ríos Herrán  Al poco tiempo de empezar las conferencias matutinas (“las mañaneras”) en el arranque del gobierno de López Obra...