sábado, octubre 26, 2019

Despuès de Culiacàn

Escena en Culiacàn, Sinaloa, el 17 de octubre de 2019.
Fuente: google.com


Por Rogelio Rìos Herràn

Apenas se acaba de asentar el polvo de las balaceras y persecuciones por las calles de Culiacàn, Sinaloa, cuando es preciso preguntar ¿y ahora, què sigue?

Mucho me temo que el de Culiacàn no será un evento aislado, sino que forma parte de un patròn de enfrentamientos que continuarà en otras ciudades y regiones de México representando un severo cuestionamiento a la legitimidad del Gobierno en turno y del Estado mexicano en su conjunto.

No hay tregua en este fenómeno. El narcotráfico, la delincuencia organizada y la delincuencia común, no dan respiro alguno a las autoridades, las cuales no brillan por su eficiencia.

En la misma semana de lo de Culiacàn (17 de octubre), hubo eventos trágicos en Guerrero y Michoacàn con muchos muertos en ambos casos. En los días posteriores a la liberación del Chapito, no ha parado la sucesión de homicidios dolosos en varias partes de México.

¿Què sigue? Como ciudadano, lo que espero es un cambio de actitud y de estrategia del Gobierno del Presidente Lòpez Obrador en cuestiones de seguridad.

Lo que ha hecho hasta ahora su gobierno es insuficiente y prácticamente inútil para contener la ola de criminalidad que padecemos.

México vive días de emergencia. Se percibe en el aire una mezcla rara de temor de los ciudadanos, señales de ineptitud de los gobernantes, indicios de un profundo malestar en las Fuerzas Armadas que están, por ahora, pagando un elevado costo político por acatar las órdenes presidenciales.

Como ciudadano, veo a la sociedad mexicana sumida en el desconcierto por los eventos violentos de criminalidad, pero a la vez sumamente pasiva para exigir a gobernantes y legisladores que se dediquen de inmediato y por completo a buscar vìas de solución a la emergencia actual.

Dejar hacer, dejar pasar, no lleva más que al abismo. Si el crimen organizado percibe que la actitud actual del Gobierno federal de no confrontación se mantiene como la estrategia permanente, entonces, su poder e influencia crecerà a mayores niveles que los actuales.

No sólo querrà el crimen organizado controlar más territorios, sino influir directamente en el manejo del gobierno, en la selección de candidatos a puestos de elección popular, en el financiamiento de campañas electorales, en las càmaras de legisladores locales y en la federal, en tribunales y juzgados, si no es que ya lo hace.

Como ciudadano, creo que todavía hay tiempo para rectificar si se tiene la voluntad de escuchar -en los círculos de gobierno- los puntos de vista diferentes y aceptar la evidencia contundente de las batallas perdidas, como la de Culiacàn, de manera vergonzosa por el Gobierno federal.

La inseguridad y la ola de violencia criminal, el posible empoderamiento exponencial del crimen organizado al no confrontarlo, no es un tema partidista o electoral, sino una cuestión de sobrevivencia del Estado mexicano en su conjunto.

La cuestión rebasa incluso a la figura del Presidente Lòpez Obrador. Su éxito en las urnas no se ha traducido realmente, en el ámbito de la seguridad pública al menos, en acciones y logros que le den fuerza.

Más bien, la violencia criminal pone en evidencia la debilidad relativa del Gobierno frente al poderìo del crimen organizado. Es lamentable decirlo, pero ¿de què sirve negarlo?

En México, el poder presidencial tiene límites, hay fronteras que no puede cruzar, se puede doblar a presiones internas y externas. Aquì ya no cuentan los votos en las urnas, aquí no sirven de nada; lo que vale es la capacidad de liderazgo, la visión política de altura y la estrategia más adecuada para alcanzar los objetivos planteados.

¿Tiene hoy el Presidente Lòpez Obrador eso que se necesita para sacar a México del torbellino de la violencia criminal?

Es de humanos errar; es de sabios rectificar. Es de necios perseverar.

Rogelio.rios60@gmail.com

Publicado en el Periòdico La Visiòn, de Atlanta, Georgia, el 25 de octubre de 2019.






domingo, octubre 20, 2019

'Soles apagados'

Rosario Ibarra de Piedra.
Fuente: Google.com


Por Rogelio Rìos Herràn

Con esa metàforica expresión, “soles apagados”, se refirió Rosario Ibarra de Piedra a las madres de los desaparecidos que en México la acompañan en su incansable búsqueda por su hijo Jesús, quien desde 1975 desapareciò en Monterrey, México, a manos de agentes gubernamentales y nunca se supo más de él.

Sin juicio, sin acusaciones formales (las autoridades creían que era guerrillero) sin registro de su detención, Jesús, en ese entonces estudiante de Medicina en la Universidad Autònoma de Nuevo Leòn, simplemente desapareció.

A partir de ese evento, Rosario Ibarra pasó de ser una tìpica madre y esposa de clase media encargada del cuidado del hogar y de sus hijos a convertirse en una activista social y defensora de la causa de los desaparecidos en México.

En un artículo escrito por ella, Rosario cita una frase que leyò en un periódico colombiano, pensada y escrita por algún desaparecido imaginando su libertad: “saldrás de cualquier lugar en cualquier parte, a recibirme y abrazarme y recuperarè en ese abrazo todos los soles que me han robado”.

Más de cuatro décadas después de la desaparición de su hijo, la brega de Rosario será reconocida por el Senado de la República al galardonarla con la Medalla Belisario Domìnguez 2019, el próximo 23 de octubre en la sede senatorial en la CDMX.

La Senadora Sasil Dora Luz de Leòn, integrante de la Comisión encargada de otorgar la alta distinción, expresó que “con su activismo, Doña Rosario hizo una gran aportación a la construcción de un México más democrático y defensor de los derechos humanos”.

Agregò que Rosario “ha dedicado su vida a luchar para dar voz a los que no tienen y exigir justicia por quienes ya no pueden hacerlo”.

Doña Rosario formó en los años 70 el Comitè Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Polìticos que diera lugar, en 1977 a la formación del Comitè Eureka, el cual se ha dedicado a exigir al Estado mexicano que presente con vida a los militantes de movimientos políticos armados y sociales que sufrieron desaparición forzada en la década de los 60s y 70s en México, conocida como la época de la Guerra Sucia.

Al fondo, foto con el Comitè Eureka.

Fue ella la que tuvo la fuerza y el coraje necesario para liderar una causa que, en sus orígenes, muchos consideraban inútil y que desdeñaban diciendo que “se trata de madres de guerrilleros”, como si eso liberara al Estado de sus responsabilidades.

“Hago repaso y veo a cada una con la efigie de su hijo en el pecho o apretando con sus manos una manta, o alzando una pancarta o afanosas repartiendo volantes y siempre lanzando al viento, todas ellas a coro, el grito lleno de esperanza, sonoro, fuerte, rotundo: ¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!”

“Lo primero que me comentó mi madre”, dijo Rosario Piedra Ibarra, (hija de Doña Rosario), “es que le agrada el galardón, pero que ella quisiera saber de su hijo y que por eso espera seguir luchando, aun a su avanzada edad”.

“Mi madre piensa que hubiera preferido no tener que ser reconocida por su lucha incansable por los desaparecidos, que hubiera preferido que estuviera con ella mi hermano Jesús”, agregó.

Què herida tan profunda en el alma la de un desaparecido. No se acaba nunca la esperanza para quien lo busca y espera de regreso. No hay día sin un recuerdo, pero los años pasan y la espera no concluye, no se cierra el cìrculo tan dolorosamente abierto.

Desde esos términos debemos pensar sobre Doña Rosario, su lucha, su tenacidad, y con ella la de miles de madres mexicanas que han formado un grupo unido y fuerte que no desaparecerà si faltara alguna de ellas.

“Vivos los llevaron, vivos los queremos…”

Rogelio.rios60@gmail.com  

Publicado en el Periòdico La Visiòn, de Atlanta, Georgia, el 18 de octubre de 2019.

martes, octubre 15, 2019

'Còmo sì', Embajadora

La Embajadora Martha Bàrcena con el autor.


Por Rogelio Rìos Herràn

Tuve la oportunidad de coincidir, en un mismo evento en Monterrey, México, con la Embajadora Martha Bàrcena, representante diplomático de México ante Estados Unidos, y me llevè una grata impresión de su persona y su habilidad de comunicarse con el pùblico. Les comparto mis impresiones.

1) Quienes la escucharon en su ponencia fueron empresarios mexicanos y americanos reunidos en torno a la American Chamber of Commerce of Mexico (AMCHAM) Capítulo Monterrey, la cual celebrò el 7 de octubre su 46 Asamblea General y relevo de presidente: deja el cargo Marisa Jiménez de Segovia y la releva Francisco Pontòn. En todo Mêxico, la AMCHAM agrupa a 1 mil 450 empresas que representan el 21 por ciento del PIB nacional, 20 por ciento de la inversión privada y generan 2.5 millones de empleos. El Capítulo Monterrey agrupa a 450 de esas empresas.

2) Asistiò como invitado Neil Herrington, vicepresidente senior para Las Amèricas de la US Chamber of Commerce (con más de 3 millones de socios en Estados Unidos) con un sòlido mensaje en favor de la ratificación del T-MEC a la brevedad posible. Asistieron igualmente William Duncan, Cònsul General en Monterrey, y Roberto Russildi, Secretario de Economìa y Trabajo de Nuevo Leòn. Como se ve, fue una audiencia VIP y casi por completo de hombres de negocios.

3) En ese contexto, no es nada fácil para cualquier funcionario federal o diplomático mexicano venir y transmitir un mensaje convincente, sin rodeos, al grano, como es el estilo de los negocios. La Embajadora Bàrcena desplegò sus habilidades y logró conectarse con el auditorio, dar un panorama de la situación actual y el mensaje esencial que esperaban escuchar: las relaciones económicas y comerciales entre México y Estados Unidos son sòlidas y trascienden a las administraciones políticas, y no debe ser la ratificación del T-MEC un rehén de la situación política en Estados Unidos.

4) Uno se da cuenta de que el orador captura a su audiencia cuando, al final de la plàtica, todos siguen sentados, escuchando con interés lo que se dice, y no se ven asientos vacìos. Así lo percibì al observar a los presentes, y créanme que no es fácil lograr eso con los hombres de negocios, especialmente con los regiomontanos, quienes pueden llegar a ser muy impacientes y cortantes con los conferencistas que no “enganchan” bien con ellos.

5) Bàrcena hablò de que mantiene un “optimismo moderado”, sin dejar de reconocer que hay riesgos, y creo que esa frase le permitió comunicarse a fondo con los empresarios. Lo más común para ellos es escuchar a muchos funcionarios que solamente ven escenarios maravillosos y que tienden a minimizar -o de plano ignorar- los puntos negativos o riesgosos. El tono de la Embajadora se percibió como muy honesto.

6) En otro sentido me parece que hubo buena conexión con el estilo de los negocios: Bàrcena hablò de un intenso “cabildeo” con los legisladores norteamericanos, con càmaras y organismos empresariales, con  asistencia a cuanto foro, mesa redonda o entrevista en los medios de comunicación sea invitada para llevar el mensaje del interés mexicano por la ratificación del T-MEC; es decir, junto con “el gran equipo” (así lo llamó) que tiene en la Embajada en Washington se dedican a la “talacha” de contactar, informar y convencer a los personajes relevantes de la vida pública estadounidense de que México es un socio confiable para Estados Unidos, no un adversario.

7) Al usar la Embajadora la frase que escuchò de Nancy Pelosi, “speaker” del Congreso de Estados Unidos, de que “buscamos el camino para el sì”, es decir la ratificación del nuevo tratado de libre comercio, hizo click con una frase muy norteña, muy de Monterrey que se usa en los negocios: “no me digas que no se puede hacer, mejor dime cómo sì se puede hacer”, iría más o menos expresada. Buscar el “cómo sì” en lugar del “cómo no”, hace toda la diferencia del mundo.

Siga buscando el “cómo sì” para México, Embajadora, no baje la guardia.

Rogelio.rios60gmail.com

Publicado en en Periòdico La Visiòn, de Atlanta, Georgia, el 11 de octubre de 2019.


sábado, octubre 05, 2019

Despuès del 'impeachment'


Presidente Trump y Speaker Nancy Pelosi en el Congreso.
Fuente: google.com


Por Rogelio Rìos Herràn

¿Se termina el problema de la decadencia de la democracia estadounidense con la salida del Presidente en turno en la Casa Blanca, suponiendo que el juicio político en contra del Presidente Donald Trump así concluyera?

O preguntemos de otra manera: Un cambio de personas, el relevo del Presidente y su gabinete actual por otro candidato demòcrata, ¿revertirìa la percepción de que la política en Estados Unidos, su estructura institucional, su sistema de representación de los ciudadanos y sus pesos y contrapesos está en crisis y dejó de ser un referente a nivel mundial de un gobierno eficaz, aunque no sin fallas?

Al hablar de decadencia me refiero a algo que empezó mucho antes que Trump y que afecta a los dos grandes partidos, republicano y demòcrata, al Congreso y los ciudadanos estadounidenses: la confianza ciega de que la democracia siempre funcionarìa, la creencia en la excepcionalidad de su país.

Incluyo a los ciudadanos porque su participación o falta de ella, su falta de exigencia ante sus gobernantes, han permitido que el Gobierno y la vida pública se conviertan en un espectáculo lamentable, frìvolo a más no poder e ineficaz.

Si no creo que esto empezó con Trump, sino mucho antes, es porque también pienso que no va a terminar con el "impeachment" de Trump o, en otro escenario, con la conclusión de su mandato y su posible no reelección.

La de ahora es apenas una batalla más en el camino por evitar la decadencia de la democracia como sistema de gobierno en Estados Unidos, en primer término, y en el resto del mundo en segundo.

Hay más enemigos de la democracia que gobernantes populistas y conservadores como Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil u Orbàn en Hungrìa. Ellos son solamente personajes transitorios en la arena pública, vienen y se van (afortunadamente) con los ciclos políticos, pero el daño que hacen con su mera presencia en la cúspide del poder en sus naciones es profundo: minar y desgastar la nociòn de que la democracia, si bien no es un sistema perfecto de gobierno, sì es el mejor sistema que hay.

Cuando en los sistemas políticos se desemboca en resultados inexplicables al llegar al poder, como gobernantes legítimamente electos, quienes una vez instalados se dedican a destruir lo más posible las normas de legalidad y buen gobierno, como para cerrar al camino a futuros cambios (“Despùes de mì, el diluvio”, parecen decirnos a la manera del Luis XIV), nos damos cuenta que ese no era el resultado esperado, que el sistema está fallando, que no es posible que líderes que no creen en la democracia gobiernen a las democracias.

Manifestantes en el Capitolio.
Fuente: google.com

No soy ciudadano estadounidense, soy mexicano, pero me interesa tanto como a cualquiera de mis amigos gringos la suerte de su país, la aparición cada vez más frecuente del mote "Banana Republic" entre analistas y columnistas norteamericanos para describir el espectáculo circense que tienen ante sus ojos.

No tengo manera de saber con plena certeza el desenlace del proceso de impeachment iniciado con una investigación en el Congreso sobre algunos actos presuntamente ilegales del Presidente Trump, pero sì creo que ya era el momento de que el mismo sistema político, en voz de la mayoría legislativa demòcrata, le plantara cara y reaccionara.

Ted Kennedy, el Leòn del Senado, en un discurso ante el National Press Club en enero del 2005, expresó, ante los acontecimientos políticos del momento (era la Presidencia de George Bush) lo siguiente que me parece relevante hoy:

“Si los demócratas corren a refugiarse, si nos convertimos en una pàlida copia al carbón de la oposición e intentamos actuar como republicanos, vamos a perder y mereceremos perder… los demócratas deben ser más que tibios ante los republicanos. Lo último que este país necesita son dos partidos republicanos.”

Cuando digo decadencia, hablo sobre todo desde mi percepción personal. No recuerdo en ningún otro momento de mi vida, después de años de observar y leer sobre los Estados Unidos, una nación fascinante en muchos sentidos, haber tenido este sentimiento de que dejaron de ser un referente mundial, el ejemplo a seguir.

No quiero llegar al extremo de ver a los USA con esa sensación que me invade al abordar a Rusia o China, naciones igualmente fascinantes, pero que no inspiran políticamente a nadie en el resto del mundo (¿o alguien quiere ser como Vladimir Putin?) ni alientan un espíritu democrático. Los veo con la distancia del analista, pero no a los Estados Unidos, al cual veo sin distancia alguna, como parte de mi mundo, en donde tengo amigos y familia, y cuya suerte me preocupa tanto como a cualquiera de sus habitantes.

Unos años antes de sus palabras citadas, en 1978, el mismo Ted Kennedy pronunciò un discurso en donde decìa lo siguiente: 

“Los desafíos que enfrentamos requerirán cambios importantes en la estructura de nuestras instituciones. No será fácil encuadrar estos cambios en las viejas categorías de liberal o conservador, radical o reaccionario. En lugar de eso, ellos traerán a nuestra vida pública nuevos significados para viejas palabras en nuestro diálogo político: palabras tales como ‘poder’, ‘comunidad’ y ‘propòsito’”.

No podría estar más de acuerdo con el viejo Ted: nuevos significados para viejas palabras, ahí puede estar la salvación de Estados Unidos.

rogelio.rios60@gmail.com
  

Una visita a CDMX

Por Rogelio Ríos Herrán  Todo estaba planeado para pasar Paty y yo un domingo perfecto el 21 de abril en una visita de pisa y corre, de viaj...