domingo, octubre 18, 2020

El honor militar

General Salvador Cienfuegos

El honor militar

Por Rogelio Ríos Herrán

Si el juicio al narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, en una Corte en Nueva York, se percibió en México como un proceso al gobierno de Enrique Peña Nieto, el del General Salvador Cienfuegos podría derivar en un proceso judicial al Ejército mexicano del Gobierno de López Obrador.

¿Cuál es la diferencia en ambos casos? Bueno, una que me parece fundamental es que la estructura del  Ejército y su dinámica interna difiere, en contraste con otras Secretarías de Estado, en el sentido de que es una burocracia contínua, sujeta a cambios sexenales en sus cabezas, pero subordinada a la disciplina militar y al escalafón de ascenso en la jerarquía.

Es complicado, si no francamente imposible, aplicar el criterio de que lo del General Cienfuegos y los militares que resulten involucrados eventualmente en el juicio, son solamente unas “manzanas podridas”: se remueven, y ya, asunto arreglado.

Por el contrario, quienes estuvieron bajo su mando directo son ahora, como en el caso de Luis Cresencio Sandoval (actual Secretario de la Defensa Nacional), quienes ocupan los más altos puestos militares. Eso, por sí mismo, no es evidencia de complicidad criminal, pero sí es materia suficiente como para abrir una investigación interna en México, la cual, hasta el momento, no existe.

La crisis destada por la detención del Gral. Cienfuegos en Los Angeles, California, es hasta el momento mediática, pero lejos de “favorecer” a los intereses del Presidente López Obrador en el corto plazo, en realidad, va a poner en un predicamento al Ejército mexicano, un aliado indispensable en su proyecto político.

Cualquier golpe a la integridad y honor de los militares es un golpe a la institución en su conjunto. No puede ser de otra manera si consideramos que la cadena de mando exige una disciplina férrea (el equivalente a la “obediencia ciega” en el ámbito de la burocracia civil) y una disposición absoluta para ejecutar las órdenes recibidas sin cuestionamientos.

¿Puede usted imaginarse que el Gral. Cienfuegos fue un lobo solitario que, sin que sus oficiales se percataran, pudo, desde la cima de la Secretaría de la Defensa Nacional, fraguar una supuesta alianza con un cártel de las drogas? ¿Y que en todos esos años al frente del Ejército ningún oficial a su servicio, incluyendo al Gral. Sandoval, se diera cuenta de lo que estaba pasando?

En tanto no lo determine en una sentencia un Juez federal en Estados Unidos, el Gral. Cienfuegos debe gozar de la presunción de inocencia, tener las garantías de un debido proceso y recibir la asistencia consular debida en su calidad de ciudadano mexicano. 

Viniendo las acusaciones y las acciones de su detención desde la DEA (Drug Enforcement Agency, por sus siglas en inglés) y en vista del gusto de esa agencia por las acciones espectaculares, como lo fue la detención de Cienfuegos, debemos esperar más revelaciones de corte sensacionalista en el juicio, aunque al final todo lo que se diga en la Corte se tendrá que probar.

De esas declaraciones, como durante el juicio a “El Chapo”, saldrá mucho combustible para el gobierno de López Obrador que podrá, quizá, acomodarse a sus banderas de la lucha contra la corrupción.

Pero no veo un escenario que sea de ganar-ganar para México en todo esto: el Ejército de Peña Nieto es el mismo de López Obrador, hay continuidad en los mandos, y quienes sirvieron a las órdenes del Gral. Cienfuegos lo hacen ahora para el Gral. Sandoval. 

Si no hubo abierta complicidad de ellos, por lo menos se pondrá en evidencia una falla fundamental de la “obediencia ciega”: la incapacidad de resistirse a cumplir órdenes cuando implican posibles ilícitos, la falta de carácter para poner el honor militar por delante de los intereses políticos del momento.

Por eso hablo de un daño fuerte al Ejército, cuando es un ex Secretario de la Defensa Nacional, egresado del Colegio Militar, de la Escuela Superior de Guerra y del Colegio de la Defensa Nacional, quien enfrenta cargos por colusión con narcotraficantes en Estados Unidos, no en México.

En este asunto, como en el de “El Chapo”, el Gobierno de México y los mexicanos todos, somos espectadores del accionar de agencias del gobierno norteamericano y, en particular, de la DEA, cuyos métodos en México y América Latina, lo sabemos, se mueven entre las líneas confusas de lo lícito e ilícito, del intervencionismo y el respeto a las soberanía de los países.

En resumen, y hasta este momento, asistimos a un Teatro Guiñol en el que somos más bien las marionetas que el titiritero. O para utilizarla frase genial de Manuel De Falla: “mal haya quien nace yunque, en vez de nacer martillo”. ¿Qué va a pasar con el honor militar?

viernes, octubre 09, 2020

 

Porfirio Muñoz Ledo
Fuente: google.com

Porfirio

Por Rogelio Ríos Herrán

Así simplemente, como Porfirio, es como se conoce mejor a Porfirio Muñoz Ledo, legendaria figura de la izquierda mexicana que hoy participa en la contienda por obtener la dirigencia nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

La pelea se dirimirá mediante el método de las encuestas, pues fue tal la incapacidad de los morenistas de alcanzar por sí mismos el cambio en su dirigencia nacional, a lo largo del último año, que el asunto llegó hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para su resolución.

El Tribunal, a su vez, le ordenó al Instituto Nacional Electoral que efectuara, en los primeros días de octubre, la encuesta definitiva para conocer los resultados el 10 de octubre. Ya se había efectuado una primera ronda de encuestas, en las cuales Porfirio tenía el 47,1% de las preferencias en contra del 27.1% de Mario Delgado, actual coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, y con amplia ventaja sobre otros contendientes como Yeidckol Polevnsky, Adriana Menéndez e Hilda Mirna Díaz.

El martes 6 de octubre, el Tribunal confirmó que será el método de encuestas la vía para resolver el problema de la sucesión en la dirigencia de Morena.

Porfirio, por si usted no lo conoce, es una enciclopedia andando, un hombre de una inteligencia superior que jamás ha rehuido el debate y el diálogo inteligente, ambas cualidades ausentes en la inmensa mayoría de los políticos mexicanos, y, en particular, de los militantes de Morena.

“Yo tengo que hablar con la militancia, con los líderes y conformar un partido, eso ya no puede hacerlo el Presidente. El partido como tal, como organización, es muy débil porque lo que ha contado es la militancia, la famosa ola que, como dijo Andrés Manuel, trajo mucha basura”, expresó recientemente en una entrevista para la agencia EFE.

En su opinión, Morena ha sido capturado por “caciques”que, por ejemplo, reparten gubernaturas y curules en el Congreso para acrecentar su poder.

Cuando propone Porfirio que Morena sea, en los hechos más que en el discurso, un movimiento incorruptible, los grupos que se sienten aludidos lo critican y rechazan.

“Me tomaron muy bien que yo llegara (a Morena), por el prestigio, por los antecedentes, era yo honorable, pero se olvidaron de que soy un hombre de batalla, y las voy a dar mientras viva”, agrego el viejo luchador.

Sobre el concepto de “obediencia ciega” que sacó a relucir hace poco el Presidente López Obrador, Porfirio dijo lo siguiente al periódico Milenio:

“Ahora Mario ofrece gubernaturas y dice que el Presidente manda saludar. Yo tengo meses de no hablar con él, jamás me dio una llamada y eso que yo le puse la banda presidencial, pero Mario se salía con Monreal de la Permanente.”

Y agrega: “se iban a cabildear y al rato llegaban y decían que iban al Palacio o al café de la esquina. Por eso se acabó el Presidentazo, eso es del PRI. La conducción del partido ha sido servil y abusiva, ni siquiera le habían consultado al Presidente. Había lineazo como borregos. Esa es la clase de partido contra la que estoy”, concluyó.

Vaya tarea la que le espera a Muñoz Ledo: eliminar el servilismo hacia el Presidente y deshacer los cacicazgos en Morena. Por si eso fuera poco, si de veras va a barrer la basura, como él dice, tendrá que ir a fondo en lo de las “aportaciones”, el eufemismo que en Morena se usa para justificar la entrada ilícita de dinero para apoyar a candidatos y campañas, en primer lugar, la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, ¿cómo se financió?

Si alguien en México puede hacer eso es Muñoz Ledo. Si alguien en México puede convencer a López Obrador de rectificar el rumbo y rescatar la nave del naufragio, ese alguien es Muñoz Ledo.

No sé si la edad (tiene 87 años) y su salud se lo permitan, si bien su lucidez e inteligencia están intactas. Ojalá que sí: México necesita hoy a Porfirio, esa rara combinación de inteligencia y habilidad política.

AMLO: la fatiga del poder

  Por Rogelio Ríos Herrán  Al poco tiempo de empezar las conferencias matutinas (“las mañaneras”) en el arranque del gobierno de López Obra...