miércoles, mayo 25, 2016

Elecciones sin fin

FUENTE: Google.com
Por Rogelio Ríos Herrán

La cercanía de la jornada electoral en México, en donde el próximo 5 de junio se definirán 12 gubernaturas, y la precampaña electoral de demócratas y republicanos en Estados Unidos para definir a los candidatos que contenderán en noviembre por la Presidencia estadounidense, nos pinta nada menos que como un país de elecciones.

No bien termina un ciclo electoral cuando se viene otro encima para renovar a gobernadores, alcaldes o legisladores.

Las maquinarias electorales no descansan jamás en México. Si a ello sumamos las campañas presidenciales o legislativas estadounidenses que nos interesan a los mexicanos, entonces el panorama se completa: los ciudadanos vivimos para votar, ésa es la razón de ser en nuestra democracia, según los políticos y las autoridades electorales que administran miles de millones de pesos de presupuesto para organizar las elecciones.

Que los mexicanos seamos principalmente votantes en nuestro sistema político y que difícilmente traspasamos el umbral hacia una ciudadanía plenamente activa y participativa en la formulación de las políticas públicas y en las decisiones de gobierno es una realidad apabullante y desmotivadora.

Nos quieren en las urnas y ya. “Votas y te vas”, diríamos parafraseando a Vicente Fox, situación que por lo demás se da, aunque en niveles diferentes, en democracias maduras como la de Estados Unidos o las europeas: más allá del voto el día de las elecciones, pocos son los que se involucran, como ciudadanos, en la política de manera activa, casi todos vuelven a la rutina ordinaria de sus días, al trabajo y a la familia.

Al acudir a votar ejercemos un derecho fundamental como ciudadanos, pero a la vez los votos depositados en la urna dan vida e impulso al aparato electoral y a los presupuestos multimillonarios que manejan y que año con año, lejos de disminuir, se renuevan e incrementan con cada nuevo ciclo electoral.

Fuente: Google.com
En México y en Estados Unidos, aspirar a puestos electorales importantes requiere de quien lo haga que asegure un soporte financiero sustancial del orden de los miles de millones de pesos o de dólares, para ser competitivo en la arena electoral, un candidato “pobre” no tiene posibilidad alguna.

Por estas razones me entusiasman las jornadas electorales, pero no dejo de tener en cuenta en algún rincón de mi conciencia que, a la vez que ejerzo mi derecho ciudadano, sirvo de justificación a la danza de los millones que desatan y administran candidatos y autoridades electorales en un gasto efímero y vano que seguramente sería más útil y provechoso si aplicara a solucionar los problemas de quienes viven en la pobreza o son vulnerables en la sociedad.

Son los costos de tener una democracia, es verdad, siempre se paga un precio. Y pagamos con ello nuestra pasividad como ciudadanos, de nuestra apatía típicamente mexicana de no dar un paso más allá de las urnas, de limitarnos a hacer lo que le conviene más al sistema político en su conjunto: tener ciudadanos así de pasivos y auto limitados.

Mi generalización es injusta, lo reconozco, en vista del crecimiento reciente del activismo ciudadano, de organizaciones no gubernamentales y personajes que al levantar la voz y con su liderazgo nos inspiran y motivan a sacudir la modorra cívica.

Pero, en términos cuantitativos, siguen siendo una parte minoritaria de la sociedad frente a la gran masa que persiste en sus hábitos tradicionales de escasa o nula participación cívica.

Pongamos un grano de sal a nuestro entusiasmo electoral por los candidatos en México o en Estados Unidos: si no avanzamos más allá del voto, sólo les estamos entregando un poder desmedido y sin contrapesos para que hagan lo que quieran con él.

No es una fatalidad que no se pueda revertir, sin embargo, para encauzar los ciudadanos al sistema político hacia donde nos sea verdaderamente útil, no hacia donde los políticos quieran, es decir, hacia su propia con conveniencia desapegada de los intereses, anhelos, temores y deseos de la sociedad.


Podemos empezar a hacerlo este próximo 5 de junio.

rogelio.rios60@gmail.com

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