martes, noviembre 15, 2011

¿Qué hacer para crecer?



Fuente de la fotografía: Inovablog


Por Rogelio Ríos Herrán


La pregunta que formulo en el título del artículo es precisamente la que dio vida al suplemento especial “México. ¿Qué hacer para crecer?” publicado por Grupo Reforma el lunes 8 de noviembre, una sintética y aguda radiografía de los problemas y oportunidades de nuestro país, justo cuando termina la primera década del siglo 21.


Que se vaya a considerar la actual como otra década perdida más para la economía y la sociedad mexicana, eso está por verse. Lo que está fuera de duda es nuestra urgente necesidad de superar las trabas y obstáculos “estructurales”, como dicen los economistas, que atan a la productividad y a la innovación, según los expertos que colaboran el suplemento.


Tomando la definición de “innovación” que maneja la OCDE como “la implementación de un producto, proceso o práctica de negocio que lleve a una transformación”, la investigadora del CIDE Luz María de la Mora concluye que lo que tienen en común los países de alto desarrollo económico es que implementan políticas de Estado que promueven recursos e incentivos para que los empresarios tomen riesgos.


No es el caso de México, por cierto, salvo algunas áreas productivas que sí reciben esos recursos e incentivos, pero en escala insuficiente para tener un impacto profundo y prolongado.


Por eso ella aboga por ubicar a la innovación en el centro de una política de fortalecimiento del sector productivo y del desarrollo nacional, cosa que no existe hoy al no ser, en los hechos, considerada la innovación como “una variable estratégica que debe ser prioritaria en las políticas de desarrollo”, de acuerdo a la CEPAL.


Roberto Newell, del Instituto Mexicano para la Competitividad, por su parte, no se anda por la ramas y expresa que para que la productividad laboral vuelva a crecer se necesita vencer una serie de obstáculos políticos que ponen en el camino “los actores a los cuales no les conviene que cambien las cosas”.


¿Tomar riesgos? ¿Innovar y elevar la productividad? Estoy totalmente de acuerdo con Mora y Newell, pero el horno de la mediana y pequeña empresa, por ejemplo, que constituyen el grueso de las empresas mexicanas, no está para esos bollos.


A los factores de fondo, los vicios añejos de la economía mexicana improductiva y protegida durante décadas, a la obesidad de las burocracias públicas, a la corrupción y los “moches”, a los sindicatos charros, ahora se suman la inseguridad pública y los latigazos de las crisis financieras internacionales o las depresiones económicas en Estados Unidos para inhibir al espíritu empresarial mexicano.


Tengo años que casi no he escuchado hablar a jóvenes universitarios o ya graduados de su impulso por crear un negocio, de emprender por su cuenta. Se suman al mercado laboral en busca de un empleo ideal que no existe en la realidad, con un cheque quincenal seguro y prestaciones, cuando las hay.


Volteo a ver empresas de todos tamaños, colores y sabores, y predomina en ellas la actitud ya no de buscar expandirse y “tomar riesgos”, sino de mantenerse a flote haciendo lo que han hecho siempre de la misma manera en que les ha funcionado medianamente: más vale malo por conocido que bueno por conocer.


La otra cara de la innovación y la productividad es la de las personas y sus actitudes y mentalidades. Generaciones enteras de mexicanos, asediados por crisis y devaluaciones mortíferas, han visto acallados sus impulsos naturales por innovar y hacer mejor las cosas arriesgando en el camino perder un poco en aras de ganar mucho más.


Parece como si esas leyendas empresariales de antaño, tan distantes ya, hubieran ocurrido en otro planeta, no en Monterrey y en México. Abrir un negocio hoy, tomar riesgos hoy, invertir en Investigación y Desarrollo hoy, ser empresario hoy es, para la mayoría, como practicar un deporte extremo en el que se puede perder todo sin tener siquiera un premio a la vista.


¿Qué hacer para crecer? Innovar, producir mejor, trabajar más, y quejarse menos. Pero sobre todo sacudirse las telarañas mentales que a personas y organizaciones atrapa en las redes del conformismo porque, como concluye Luz María de la Mora, “la innovación puede ser una buena apuesta”, a lo cual agrego de mi parte: es la única apuesta para las organizaciones y las personas.

rogelio.rios60@gmail.com
@rogeliux
skype: rogelior220






Una visita a CDMX

Por Rogelio Ríos Herrán  Todo estaba planeado para pasar Paty y yo un domingo perfecto el 21 de abril en una visita de pisa y corre, de viaj...