viernes, septiembre 18, 2015

Siria: a la raíz

Vista de calles de Aleppo, ciudad casi inhabitable para las familias sirias.
Fuente: Google.com


Por Rogelio Ríos Herrán

No hay mejor manera, diríamos que no hay otra manera, de controlar y detener una fuga incesante de agua que ir a la fuente de donde brota el torrente y arreglar la fuga, sea en una tubería o un manantial.

En Europa, el torrente incontenible es uno de refugiados sirios y de otras nacionalidades y el manantial, el origen del éxodo bíblico de sirios al exterior, es la guerra interna que consume a Siria.

Si no se detiene la inundación desde la fuente, nada más funcionará a mediano y largo plazos, la solución debe negociarse o imponerse en Siria misma: quitando del poder al cruel Assad que bombardea a su propio pueblo, o bien con la intermediación de la ONU o El Vaticano o, siendo realistas en un mundo pragmático, negociando al más alto nivel entre Estados Unidos y Rusia un acuerdo del que derive el fin de la guerra interna en Siria y la reconstrucción del país.

El Gobierno estadounidense ha dado ya un paso en ese sentido al anunciar el 18 de septiembre el Secretario de Estado, John Kerry, que el Presidente Obama está dispuesto a tratar directamente con Vladimir Putin, Presidente de Rusia, negociaciones directas sobre la crisis siria.

“El Presidente (Obama) considera que una conversación de nivel militar a militar es el próximo paso importante”, afirmó Kerry al New York Times a su llegada a Londres para discutir con británicos y árabes sobre el problema sirio.

“Nuestro enfoque sigue siendo la destrucción del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) y también un arreglo político con respecto a Siria, sobre el que creemos que no puede ser logrado con una presencia a largo plazo de Assad”, agregó el funcionario estadounidense.

Kerry ya ha sostenido una conversación telefónica reciente con Sergey Lavrov, el Ministro del Exterior ruso, sobre la posibilidad de pláticas directas al más alto nivel, las cuales se concretarían cuando tanto Obama como Putin converjan en Nueva York junto con líderes mundiales al 70 periodo ordinario de sesiones de la Asamblea General de la ONU.

¿Es la mejor solución a la crisis siria un acuerdo político directo entre Moscú y Washington? No lo es, por supuesto, porque implica el reconocimiento de que el mundo sigue siendo una arena de confrontación de fuerzas entre los estados más poderosos, quienes se lo reparten a placer en las llamadas “zonas de influencia”, el paraíso de la teoría del realismo político.

Pero una solución negociada entre Obama y Putin, si detiene de inmediato la violencia en Siria y sienta las bases para la reconstrucción política y económica de esa nación devastada, y, además, alivia para Europa el peso terrible del flujo incesante de refugiados sirios, es no sólo conveniente, sino necesaria.

Los niños sirios son los más afectados por la guerra interna.
Fuente: Google.com
Siendo quien escribe un observador mexicano del mundo, no podría dejar de señalar, aunque me parezca urgente un acuerdo sobre Siria que detenga la violencia y el éxodo, que la ausencia de una solución multilateral surgida del seno de las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad es absolutamente lamentable y señala la incapacidad de la ONU de cumplir a cabalidad su papel como garante de la paz y la seguridad internacionales y como guardiana de los principios de la Carta de las Naciones Unidas.

La tragedia siria, los aproximadamente 250 mil muertos en su guerra interna desde 2011 y el dramático flujo de millones de refugiados sirios que dejan en el camino a niños inocentes ahogados en los mares y en las playas, es una tragedia mundial porque, aunque lejana a México y América Latina en el espacio geográfico, señala que incluso en pleno siglo 21 la humanidad en su conjunto no ha sido capaz de construir una instancia universal que nos libre del “flagelo de la guerra”, como señalaba la Carta de las Naciones Unidas en 1945, año de la fundación de la ONU recién concluida la Segunda Guerra Mundial.

Esa ausencia de organizaciones internacionales efectivas a las cuales los estados nacionales sometan sus intereses nacionales y contra la cual se estrellen sus ambiciones de poder es la gran falla de nuestro tiempo.

A 70 años de concluida la Segunda Guerra Mundial no hay en nuestro mundo una instancia efectiva que anule de raíz, incluso antes de que estallen, conflictos como el de Siria o violaciones atroces a la dignidad humana y al patrimonio cultural de la humanidad como las que ejecuta el Ejército Islámico, y no nos queda más salida que las negociaciones y acuerdos políticos entre los más poderosos del mundo en crisis como las de Siria y Ucrania.

Pero como también soy un ferviente apostador por la diplomacia y la negociación por sobre las soluciones de fuerza, creo que ese camino es el más conveniente para atacar el problema sirio desde su raíz, no importa si esa salida negociada se da entre Moscú y Washington o en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU: lo importante es que se dé, que suceda y entren en vigor un cese al fuego en Siria, la salida de Assad y la construcción de un futuro mejor para los sirios, para los que se quedaron en su patria y para los 4 millones o más que peregrinan por el mundo en busca una nueva patria.

Se lo debe el mundo al niño Aylan.




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