martes, septiembre 13, 2016

En salud y enfermedad

Hillary Clinton es conducida a su vehículo tras sentirse indispuesta.
Fuente: Google.com

Por Rogelio Ríos Herrán

No deja de ser irónico para Hillary Clinton, candidata demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, que lo que no pudo hacer su contrincante republicano, Donald Trump, lo haya logrado un brote de neumonía al interior de su equipo de campaña que la afectó igualmente a ella hasta hacerla lucir muy mal y prácticamente noquearla en el evento conmemorativo del 15 aniversario del 9/11 en Nueva York.

Con ese apetito que exhiben los medios estadounidenses -el “mainstream” y los alternativos por igual- por aspectos morbosos de las figuras públicas, la atención se enfocó a la salud de Hillary, su fragilidad en un día caluroso en Nueva York, y no en el mensaje del Presidente Barack Obama y su alegato interesante y retador sobre la necesidad de impulsar a la diversidad como el motor que mueva a la sociedad norteamericana.

A 15 años del 9/11, evento trágico en el cual murieron -por cierto- cientos de mexicanos en el World Trade Center neoyorquino, la viabilidad de una sociedad incluyente, más abierta y plenamente consciente de su diversidad étnica y cultural en Estados Unidos es tanto más urgente cuanto necesaria para enfrentar los desafíos globales que bajo diferentes rostros acosan al mundo entero.

¿Que Rusia y Estados Unidos negociaron en esos mismos días al fin una tregua en Siria que entró en vigor el lunes 12 de septiembre y que podría abrir la puerta a un acuerdo general para detener el conflicto y aliviar la situación lamentable de los sirios y su éxodo a Europa? “Never mind”, lo mediáticamente importante es ver si en un video se aprecia o no que Hillary se desvanece al subir a la camioneta del Servicio Secreto.

¿Que la sociedad estadounidense enfrenta un desafío interno de la mayor envergadura al darse cuenta de que aquello que la divide (raza, ingresos y nivel de vida muy disparejos) es más fuerte hoy que aquello que la une (su profundo sentido del patriotismo, su fe inquebrantable en la grandeza de su país)? No importa eso, pongan en la TV y en las “front pages” las imágenes de Hillary (o las de su supuesto "doble" que le descubrieron en las redes sociales) agobiada por el calor, sostenida por dos agentes para no caer, abunden en la cobertura sobre cómo puede afectarle la neumonía, diseñen escenarios en caso de que su enfermedad le impida continuar como candidata, etc.

Por supuesto que los medios son reflejo de la sociedad a la que observan e intentan informar. Si señalamos esa ansiedad mediática por el morbo, por la intrusión en la privacidad de las figuras públicas, por el chisme y lo estrafalario, es porque la sociedad lo pide y lo consume, en su mayor parte, sin chistar y sin darse cuenta de que en toda esa información que recibe no va incluido lo que de veras afecta a sus vidas, los problemas de fondo, las tendencias mundiales que parecen llevarnos al colapso mundial si las ignoramos, en fin, todo aquello que, sin hacer tanto ruido en el día a día de los medios, termina siendo lo que realmente incide en nuestras vidas.

Deberá reanudarse la campaña presidencial en cuanto Hillary Clinton se recupere y volverá entonces a liarse a golpes en el lodo con Donald Trump, quien para su crédito se vio moderado en sus comentarios el día del evento de la neumonía de Hillary.

Hillary, ya recuperada.
FUENTE: Google.com

Volverán a su nivel acostumbrado las aguas, sin embargo, y en ellas seguiremos navegando por los mismos barcos mediáticos que nos transportan, pero ojalá que tan sólo por un momento hiciéramos un alto en nuestras vidas y nos planteáramos una cuestión esencial para cada uno de nosotros:

¿Qué quiero percibir del mundo que sea relevante en mi vida, mi comunidad, mi país y para el planeta entero? ¿Qué demando y exijo a aquellos que asumen la noble tarea de informar y que con frecuencia parecen perder el rumbo e ignorar lo importante por atender lo urgente?

Será esa una manera de empezar a cambiar el mundo: comenzando por cambiar el cómo nos informamos sobre él. Todo es del color del cristal con que se mira.


rogelio.rios60@gmail.com








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