domingo, junio 16, 2019

Corea: los nuevos mexicanos del 2030


Fuente: Google.com


Por ROGELIO RÍOS HERRÁN

Si nos detenemos un momento a pensar cómo será el perfil de la población en México en una o dos décadas más, veremos que habrá para el año 2030 un elemento nuevo ya definido: los hijos de coreanos que han vivido más tiempo en México que en Corea del Sur, es decir, los nuevos mexicanos.

Esos niños coreano-mexicanos que hoy vemos caminar y jugar en parques y plazas de Monterrey y acompañan a sus padres al súper mercado, ya le van a Tigres o a Rayados, además de que asisten al parque de beisbol a ver a los lanzadores coreanos de los Sultanes de Monterrey.

Los padres que los han criado en México verán que sus hijos terminarán sus carreras universitarias en 10 ó 15 años más, y para el año 2040 ya estarán plenamente integrados como profesionistas a la economía mexicana.

Para ese año estarán pensando en casarse y formar sus propias familias. Habrán pasado quizá sus veranos en Seúl o Busan visitando a sus abuelos coreanos, repasando sus conocimientos de historia y cultura coreana, practicando su coreano y manteniendo viva la llama de la identidad cultural con la tierra de sus ancestros.

Pero, definitivamente, ya se sentirán mexicanos. Echarán raíces en Monterrey, Tijuana, la CDMX o en Mérida con una pareja mexicana y empezarán a añorar a México cuando les toque vivir en otro país o viajar por el mundo.

Sus padres, ambos coreanos pero también de matrimonios de coreanos y mexicanas o de coreanas con mexicanos, les enseñarán el idioma y las costumbres, pero les dejarán elegir a cuál tierra apegarse más: a la coreana o a la mexicana.

La decisión final de la primera generación de los nuevos mexicanos será probablemente una solución de compromiso: sentirse como mexicanos sin dejar de ser coreanos. Ser como 50/50 porque la tradición cultural coreana no está peleada con la nueva tierra mexicana en la que se han asentado sus padres y que a ellos les gusta tanto, ¿por qué no combinar las dos patrias?

Estamos en pleno siglo 21 y es perfectamente posible sentirse mexicano aunque se haya nacido coreano. El reto de la adaptación social de los migrantes ha sido enfrentado con determinación por los coreanos, en especial en lo referente a los inmigrantes contemporáneos.

Los inmigrantes coreanos más antiguos en México, los que llegaron a Mérida en 1905 a trabajar en las haciendas de henequén, nos dan una pauta a seguir: a lo largo de varias generaciones lograron integrarse a la sociedad yucateca y sus descendientes son parte esencial del comercio y la industria de la Península de Yucatán.



Los poco más de mil coreanos que vinieron a Yucatán lo hicieron amparados en la Ley de Extranjería y Naturalización (1886) que decía: “Los colonos que vengan al país en virtud de los contratos celebrados por el gobierno y cuyos gastos de viaje e instalación sean costeados por éste, se considerarán como mexicanos… así como los emigrantes de toda clase, pueden naturalizarse…”

Recientemente, un funcionario del Gobierno municipal reconoció, durante la conmemoración de los 100 años del Movimiento de Independencia de Corea, que “como Ayuntamiento de Mérida nos sentimos muy contentos de participar de manera activa en la vida de los descendientes coreanos en Mérida, pues no podría entenderse a nuestra ciudad sin la mezcla e influencia de razas como la coreana, libanesa, francesa entre otras” (Luis Martínez Semerena, Secretario de Desarrollo Social de Mérida, en la nota “Comunidad Coreana en Mérida celebra 100 años de su independencia de Japón”, La Jornada Maya, 2 de marzo, 2019).

No dudo que en varios años más estaremos hablando en Monterrey de un fenómeno similar al de Mérida: la integración social de los coreanos a la sociedad regiomontana. En Yucatán ya tienen una calle con el nombre de República de Corea y el Ayuntamiento decretó la conmemoración del Día del Inmigrante Coreano (4 de mayo) como una forma de honrar a los aproximadamente 2 mil coreanos que conforman la comunidad coreana en esa ciudad y que son en su mayoría descendientes de los migrantes originales.

Todo esto lo pienso mientras veo por muchas partes de Monterrey la presencia de niños y jóvenes coreanos tomando su lugar en nuestra sociedad. La comunidad coreana en Nuevo León supera las 3 mil personas y en algunos municipios del área metropolitana, como Apodaca y Pesquería es sumamente visible en los abundantes letreros en coreano de sus negocios: talleres de automóviles, peluquerías, restaurantes, tiendas de productos coreanos etcétera.

Por primera vez en México, los coreanos formaron el Cuerpo de Policía Ciudadana de Nuevo León, formado por voluntarios coreanos que trabajan de la mano con las autoridades de policía de Apodaca y otros municipios y en coordinación con Fuerza Civil (la policía del Gobierno de Nuevo León) para auxiliar a los ciudadanos coreanos y a sus familias en cuestiones de vialidad y seguridad, así como de contacto con las autoridades.

De todo esto se ha visto beneficiada la primera generación de coreano-mexicanos. Cuando alcancen su mayoría de edad, los nuevos mexicanos seguramente seguirán los pasos de sus padres en lo que se refiere a mantener los lazos estrechos con las autoridades y la sociedad de Nuevo León.

En la segunda generación, y de ahí la tercera y cuarta generaciones, se vivirá la prueba de fuego: después del año 2040, cuando ya empiecen a crecer los nietos de los actuales papás coreanos, ¿se mantendrá el equilibrio del 50/50 entre sentirse coreano y mexicano?

Es posible que esas cifras empiecen a cambiar y en las futuras generaciones, la tercera o cuarta, de descendientes de migrantes coreanos, sea predominantemente mexicana (¿75/25?), pues eso nos dice la experiencia de quienes han estudiado las migraciones en el mundo.

Para los migrantes mexicanos a Estados Unidos es algo común que a partir de la tercera generación, por ejemplo, se pierda casi por completo el uso del idioma original de sus abuelos migrantes. Los nietos y bisnietos terminan por hablar por completo el inglés y no utilizan el idioma español de sus ancestros.

No olvidemos, sin embargo, que si el ciclo de inmigrantes coreanos se sostiene a lo largo de los próximos años, siempre habrá recién llegados que renueven el sentimiento de pertenencia a una cultura madre coreana. No veo ningún problema en que las puertas de México se mantengan abiertas para los coreanos.
¿Quién podría imaginar que dos países tan distantes se unirían a través de sus migrantes? Serán los nuevos mexicanos (los coreanos descendientes de los padres actuales) quienes aporten las pruebas de que la unión entre los pueblos no es solamente un eslogan cursi, sino una realidad fecunda. Serán ellos los que, con su trabajo y esfuerzo por México, rindan homenaje a los coreanos que desde 1905 pusieron un pie en territorio mexicano y dejaron aquí su sudor y esfuerzo por construir un patrimonio para ellos y para el país que los recibió como su hogar.

Seguiré viendo a los niños mexicanos jugar con los coreanos en los parques, compartir el salón de clases, forjar su amistad desde pequeños con ese lazo que sólo desde la infancia se puede forjar. Soy optimista y sé que estoy viendo en ellos la semilla de un futuro mejor para coreanos y mexicanos, quienes al final se reconocerán como una sola comunidad bajo la bandera de la fraternidad: todos somos mexicanos, todos queremos a nuestra tierra.


El autor es periodista y amigo de la comunidad coreana en Nuevo León.




sábado, junio 15, 2019

¿Habla español?


Fuente: Google.com

Por ROGELIO RÍOS HERRÁN

No tenga usted miedo de hablar español en Estados Unidos. Detrás de nuestro idioma natal hay una cultura que lo respalda, una tradición que ha vivido en estas tierras norteamericanas durante siglos, una raíz que volverá a dar fruto en la forma de mejores comunidades y personas.

Hablar español no nos hace superiores ni inferiores a nadie, nos hace diferentes. Nos da, además, una sensación de pertenencia al mundo hispano y nos nutre de confianza y autoestima de una manera que permite enfrentar la vida bien plantados.

¿Habla español? Basta de guiarse por estereotipos, no se deje acorralar por la discriminación o el odio. Quienes así actúen no podrán jamás salir de su postración moral porque lo que buscan es destruir sin tener una clara idea de lo que quieren construir.

Expresarnos en español, pensar en español, es una forma de vivir plenamente. No se pierda de una de las mejores experiencias de la vida: saber que pertenecemos a una herencia cultural, sentir la nobleza de hablar la lengua de nuestros antepasados sin estar cerrados a otras lenguas ni rechazarlas.

Sienta usted, como yo, el orgullo de hablar español en Estados Unidos. Es su bandera de identidad, es como llevar la camiseta de su equipo favorito puesta todo el tiempo, es la forma de decirle al mundo que usted es una persona de mente abierta y corazón grande: el corazón hispano.

Sienta, como yo, el gusto de aprender y hablar el inglés en Estados Unidos. No se quiebre la cabeza por no poder “hablar sin acento”, como muchos proponen; no les haga mucho caso, eso le puede quitar a usted el gusto por aprender el inglés y hablarlo como a usted mejor le plazca, claro, con tal de que lo entiendan.

No se trata de utilizar esa herencia cultural para alejarnos de los demás, sino para entrar en contacto con ellos desde una posición en la que sabemos perfectamente bien quiénes somos, qué queremos y nos sentimos apoyados por una herencia cultural hispanoamericana que nos respalda y nos da aliento.

Idioma, palabras letras. Ellas son los verdaderos ladrillos de nuestro universo. Ellas son la comunidad que nos acoge y nos nutre de un sentido espiritual, de un rumbo definido en lugar de navegar a la deriva.

Idioma, palabras, letras, todas ellas están a nuestro alrededor, como el aire que respiramos. Nadie, absolutamente nadie es dueño de las palabras, ellas son completamente libres, solamente aguardan a que alguien las quiera usar en una frase, un grito o un suspiro.

Sí, somos una especie de jardineros de las palabras. Si las cultivamos, las regamos y cuidamos de las plagas y los insectos, nos regalarán la plenitud de su belleza en flor. Somos lo que hablamos, la lengua española es una madre universal para los hispanos.

Cuando he visto los incidentes de personas que en tiendas o cafeterías en Estados Unidos le reclaman a los empleados o a los clientes por hablar español, lo que me da, además de coraje, es lástima por la infinita ignorancia y pobreza de espíritu de esas personas.

No vale la pena ni ocuparse de eso. Son incidentes menores de gente que jamás podrá ver más allá de sus narices. Y no deje que eso altere su disfrute del idioma español.

El idioma español es un puente hacia la paz, no un muro de intolerancia. Es una lengua que construye puentes y tiende caminos por los cuales uno puede andar seguro. Esa labor de unión y enlace que una lengua común nos permite tener a los hispanoamericanos, es un verdadero tesoro.

No dudo que el español está enriqueciendo, y a la vez se enriquece, de su contacto con el inglés en Estados Unidos. Simplemente, es una lengua que ya estaba aquí desde mucho antes que la lengua inglesa.

¿Habla español? La próxima vez que le pregunten, ¡ya sabe qué contestar!
Rogelio.rios60@gmail.com


*Publicado en la versión impresa del Periódico La Visión, de Atlanta, Georgia, el 14 de junio de 2019.




viernes, junio 14, 2019

Tomek: la calma del peleador


Tomasz Rios Turek, peleador de MMA.

Por Rogelio Ríos Herrán

Uno pensaría que un peleador de artes marciales mixtas (MMA por sus siglas en inglés), en la plenitud de su edad y su fuerza, se comporta igual dentro que fuera del ring de combate, desplegando la misma agresividad que lo lleva a inmovilizar y derrotar a su oponente.

Nada más lejos de la realidad. Los tipos del Centro Atlético de Varsovia (WCA o Warszawskie Centrum Atletyki) que entrenan duro, golpean, patean y gritan son, en realidad, de los más calmados de Polonia. No andan en los bares buscando peleas, no agreden ni hacen bully a nadie en las calles, y hasta para conducir sus automóviles son tranquilos.

¿Cómo es posible eso? Bueno, cuando le pregunté a uno de ellos qué era lo que lo motivaba a entrenar tan duro, a dedicarse de lleno a las artes marciales, a suspender incluso sus estudios universitarios en busca de su sueño de campeón, me contestó simplemente que las artes marciales mixtas “me dan mucha calma, mucha paz”.

Así me dijo Tomasz Ríos Turek ("Tomek"), el peleador mexicano-polaco residente en Varsovia, Polonia, y que representa al Berkut WCA Fight Team de la capital polaca en la Liga ACA-MMA (Absolute Championship Akhmat) de Rusia.

Y Tomek sabe de lo que habla: convive todos los días con tipos de aspecto muy rudo, llenos de tatuajes, pero que han adquirido una disciplina interior sólida y una capacidad de controlar las emociones a prueba de todo.

Por si alguno de ellos llegara a olvidarlo, en Polonia hay pena de cárcel de 3 años al peleador profesional que golpee a un ciudadano, aunque haya sido provocado. 
De padre mexicano y madre polaca, "Tomek" llegó a las artes marciales mixtas de una manera accidental. En realidad, él era jugador de futbol soccer, muy buen portero, pero un fuerte golpe en la cabeza lo obligó a estar 9 meses en rehabilitación, después de lo cual tuvo “un bloqueo mental para regresar al futbol”, según me dijo en entrevista.

Un amigo lo invitó a sesiones de Krav Maga, el sistema de lucha y defensa personal usado por las fuerzas de defensa y seguridad israelíes. Se metió con tal intensidad a esa disciplina que un día lo observó Anzor Azihiev, un peleador profesional de artes marciales de Chechenia, y lo invitó a entrenarse en las MMA.

Ahí encontró Tomasz su camino, tomó decisiones importantes en su vida, suspendió sus estudios (ya llevaba un año en la universidad) y salió de la casa  de sus padres para vivir más cerca del gimnasio donde entrena, todo con tal de ser de los mejores de esa disciplina.

La liga en que compite su equipo, la ACA-MMA (antes ACB League) es la más joven y de mayor expansión de las ligas europeas. Tiene presencia en 10 ciudades de Rusia y en Gran Bretaña, Polonia, Georgia y Tajikistán.

Hay más de 130 peleadores distribuidos en 8 categorías de peso. "Tomek" es peso ligero (lightweight), hasta 70.3 kilogramos. Como semiprofesional ha peleado en dos combates (peleas de 3 rounds de 3 minutos) con récord de 1 ganado y 1 perdido.

Como profesional empezará su récord en cero ganados y cero perdidos con combates programados para septiembre y diciembre próximos. Así empezará a subir en el ranking de la ACA-MMA y eventualmente llegará al nivel para competir con otras ligas como la de Estados Unidos o la ONE Fighting Championship de China.

“Soy el único mexicano en la Liga”, me dice con orgullo "Tomek", quien no olvida su herencia mexicana y tiene en su casa la bandera y el pasaporte mexicanos. En las visitas de la Selección Mexicana a Varsovia para partidos amistosos con Polonia, siempre lleva puesta la camiseta verde del Tri.

Seguiremos con atención la carrera de este joven peleador de artes marciales mexicano en Europa, a sus 22 años tiene la vida por delante y la posibilidad de hacer realidad su sueño: ser campeón mundial.

Un sueño de ese nivel se construye paso a paso, pelea por pelea, y después de muchos días de sacrificios para ir al gimnasio en lugar de quedarse dormido en casa o tomando cerveza. Tomek tiene lo que se necesita para logarlo y desde ahora recibe una recompensa a su esfuerzo en las MMA: “me dan calma y paz”.
rogelio.rios60@gmail.com 



 
Berkut WCA Fight Team, Polonia.




jueves, junio 13, 2019

¿Acuerdo sin consulta?


Presidente López Obrador y Marcelo Ebrard. 
Fuente: Google.com
Por Rogelio Ríos Herrán

Hasta donde sé, no solicitaron el Presidente López Obrador ni Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores, asesoría en México a ninguna universidad, centro de investigación u organismos empresariales, sobre cómo y qué negociar con Estados Unidos en comercio y migración durante la estancia de la misión diplomática en Washington, de donde surgió el acuerdo anunciado el 7 de junio.

Curiosamente, en la relatoría del viaje presentada por el Secretario Ebrard el 11 de junio y enviada al Senado de la República, se hacen menciones a reuniones de los funcionarios mexicanos con académicos y directivos del Woodrow Wilson Center; con Tom Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos; y con Andrew Seele y Doris Meissner, del Instituto de Política Migratoria. También hubo una reunión con académicos del Instituto Brookings.

No he visto tampoco que los legisladores del Congreso de la Unión o los Senadores intervengan, exijan o por lo menos eleven la voz (quizá con la excepción de Porfirio Muñoz Ledo) cuestionando el reciente acuerdo entre México y Estados Unidos.

En vista de la importancia de los asuntos comerciales y migratorios negociados en Washington, es inexplicable la falta de acción legislativa y el desinterés de diputados y senadores en revisar lo acordado y ver si se apega o no al mejor interés de México.

No se solicitó previamente opinión alguna, por ejemplo, a los gobernadores de los estados por donde transitan con mayor frecuencia los grupos de migrantes.

Todos ellos, sin embargo, diputados, senadores y gobernadores, estuvieron presentes en Tijuana el sábado 8 de junio en la reunión convocada por el Presidente López Obrador, originalmente, para protestar contra la amenaza de imposición de aranceles del Presidente Trump, la cual terminó en un jolgorio político de celebración de “la victoria” mexicana.

Los asistentes al mitin en Tijuana celebraban sin saber bien a bien qué se había negociado en Washington, pues no fue sino hasta el lunes 10 de junio que el Secretario Ebrard empezó a informar con mayor detalle de lo negociado.

Ninguno de los presentes en la plaza tijuanense fue consultado con anterioridad sobre el tema. La negociación diplomática, al final, prescindió incluso de la presencia de Graciela Márquez, Secretaria de Economía, quien era parte de la misión diplomática mexicana.

La Embajadora Martha Bárcena jugó públicamente un papel discreto. Fue el Secretario Ebrard quien se dirigió principalmente a los medios de comunicación.

De Olga Sánchez, Secretaria de Gobernación, entre cuyas atribuciones está conducir y ejecutar la política migratoria, ni sus luces. No se le vio en Washington ni se le ha visto casi en la CDMX. No sé si su ausencia es deliberada, pero resulta incomprensible e injustificada cuando uno de los puntos principales de negociación es la migración.

Reunión de trabajo en la Embajada.


Todo indica que el modelo de negociación con Estados Unidos en la llamada “crisis de los aranceles” giró en torno a Marcelo Ebrard y el Presidente López Obrador casi exclusivamente.

Se consultó sobre la marcha, ya en Washington y con la negociación en puerta, a académicos del Instituto Brookings o del Woodrow Wilson Center, pero no a los de El Colegio de México (de donde es egresado Marcelo Ebrard), de la UNAM o el CIDE, por nombrar solamente algunos cuantos, cuyos equipos de expertos sobre política exterior y Estados Unidos hubieran aportado generosamente sus consejos.

Como haya sido, las decisiones tomadas en un reducido círculo entre el Presidente y su Secretario de Relaciones Exteriores, reflejarán en los resultados si fue o no atinado tomar el juicio propio, y el de unos pocos asesores, para negociar el acuerdo con Estados Unidos de vastas consecuencias.

Me pregunto cuánto más se hubiera ganado en el acuerdo de haberse aplicado un modelo de negociación de crisis más abierto a opiniones expertas de mexicanos y menos apresurado en su manejo: por lo relatado en el informe de Ebrard, la estrategia de negociación se armó apresuradamente en la Embajada mexicana cuando ya estaban en Washington, lo cual deja entrever que poco o nada existía de una estrategia preventiva elaborada con anterioridad en la SRE o en la Presidencia de la República ante la eventualidad de crisis como la de los aranceles, los migrantes o cualquiera que esté por venir (narcotráfico o armas de fuego, por ejemplo). Tal vez no la vieron venir.

El Colegio de México, la UNAM, el CIDE y otras universidades y centros de investigación mexicanos siguen ahí, a la espera de ser consultados sobre la política hacia Estados Unidos y dispuestos a participar, ¿cuánto más esperarán?

lunes, junio 03, 2019

La 'Morningera' en Washington



Por ROGELIO RÍOS HERRÁN
Tenía mucho tiempo de no escuchar una presentación bien armada, argumentada y explicada ante los medios de comunicación sobre las ventajas del comercio y la integración productiva entre México y Estados Unidos.


Esto lo vi en la conferencia de prensa matutina del 3 de junio o “morningera”, como la mencionó de broma Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores de México en su mejor espanglish, para referirse al evento que sostuvieron los representantes de la misión mexicana enviada a Washington, DC, por el Presidente López Obrador nada menos que para convencer al Presidente Donald Trump de no imponer tarifas arancelarias a México a partir del 10 de junio.

Acompañaron a Ebrard en la conferencia de prensa: Graciela Márquez, titular de la Secretaría de Economía, Jesús Seade, subsecretario para América del Norte de la SRE, y Martha Bárcena, Embajadora mexicana ante Estados Unidos.

Pocas veces se reúne a un equipo de tan alto nivel profesional en un mismo evento y enfocado a la solución de un problema de grandes dimensiones para México.

Lo que hicieron Ebrard, Márquez, Seade y Bárcena al argumentar tan brillantemente a favor del intercambio comercial sin barreras y de la integración económica entre México y Estados Unidos fue producto del intenso trabajo que desarrollaron los mexicanos desde su llegada a Washington el viernes 31 de mayo.

No dejaron nada a la suerte ni a la improvisación, se prepararon bien y eso se nota. Con la presentación de hoy se borra el mal sabor de boca que una presentación anterior de funcionarios mexicanos había dejado en la opinión pública estadounidense.

Me refiero a la tan comentada plática que un grupo de funcionarios de Petróleos Mexicanos (PEMEX) y de la Secretaría Hacienda hiciera en Nueva York, en enero pasado, ante un grupo selecto de inversionistas y representantes de agencias calificadoras de inversiones, la cual fue calificada de “desastrosa” y “decepcionante” en los medios de comunicación.

Una nota de la agencia Bloomberg del 11 de enero lo resumió así: “Ejecutivos de Petróleos Mexicanos viajaron a Nueva York con un mensaje para analistas e inversionistas: la estatal mexicana vuelve a la normalidad luego de años de mala administración. Desafortunadamente, el mensaje no surtió efecto.”

Contra ese mal precedente se presentaban los funcionarios mexicanos, si bien ahora por un tema distinto al de Pemex, pero igualmente urgente como el de las inminentes sanciones comerciales a México.

Por fortuna para ellos, superaron con creces la dura prueba de dar la cara a los medios de comunicación en la capital de Estados Unidos, en donde todo lo que digas, bien o mal, tiene repercusión mundial.

Lo que vimos en este evento es quizá el mejor equipo dentro del Gabinete del Presidente López Obrador: gente preparada, profesional, seria y dedicada a lo suyo, y que tiene en mente no sólo la lealtad a un Presidente, sino el interés superior de México.

No se puede decir lo mismo de buena parte del Gabinete presidencial, en donde el perfil y el desempeño de los funcionarios es desigual e insuficiente, por decir lo menos.

No sé cuál va a ser el resultado de las gestiones de este “dream team” mexicano que se entrevistará con Mike Pompeo, Secretario de Estado, y si se cumplirá el objetivo de que el Presidente Trump (quien se encuentra de viaje por Europa) revierta su decisión de castigar a México con tarifas arancelarias, pues es un hueso duro de roer.

No todo depende de lo que ellos hagan. Tienen que darse otras circunstancias, sobre todo, que desde dentro de Estados Unidos crezca la presión de grupos y organizaciones para que la Casa Blanca los escuche, además de atender a los mexicanos. La US Chamber of Commerce, por ejemplo, ya empezó su tarea de presión sobre la Casa Blanca.

Lo que si sé es que el equipo negociador mexicano está dando su mejor esfuerzo, su entrega total y su “expertise” hacia un objetivo que interesa a todos los mexicanos, no nada más a los simpatizantes del Presidente. El asunto es tan grave que rebasa las meras consideraciones partidistas o ideológicas.

Ya veremos en qué termina esta crisis comercial y política entre México y Estados Unidos. Por lo pronto, hay un buen equipo mexicano dando una gran pelea en Washington, y eso nos da muchas esperanzas, ¡buena fortuna!

rogelio.rios60@gmail.com











Nahuel, fútbol y políticos: adiós “fair play”

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