viernes, abril 28, 2023

AMLO: líder en decadencia


Por Rogelio Ríos Herrán

 

El fin de sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) será también el final de una trayectoria política que lo llevó de activista social a gobernante, de militante priista a fundador de Morena y de las mieles del poder a la decadencia física y mental.

 

Qué triste observar en su persona no sólo las huellas visibles de su debilitación física y las enfermedades que lo aquejan, sino la manera como desperdició el don del liderazgo que la Providencia le otorgó para transitar por la vida. Simplemente, lo dejó escapar de sus manos y ya no le queda nada.

 

AMLO tenía la visión, la estrategia y los recursos (ilícitos, pero recursos al fin y al cabo) para luchar por la presidencia en tres ocasiones hasta que logró conquistarla. Recordemos que apenas en el 2018, un lustro atrás, su candidatura suscitó la ilusión de un cambio verdadero en México en un amplio sector de la clase media, no se diga entre las clases populares. 

 

Tal como lo hizo Vicente Fox en el año 2000, AMLO logró “sacar al PRI de Los Pinos” para proponer una nueva forma de hacer política y nada menos que realizar  la “Cuarta Transformación” del país.

 

Desde la perspectiva actual, ¡qué ilusos fueron los mexicanos que se dejaron seducir por la estrella fulgurante de López Obrador! La misma capacidad de liderazgo y convencimiento de los ciudadanos que lo llevó al poder lo está destruyendo en el 2023 ante el choque de realidad: ¿En dónde quedó la promesa de una nueva política y la transformación de México? 

 

La realidad brutal de lo que México vive hoy borra toda ilusión de cambio. La incapacidad de AMLO de transformar en acciones y hechos concretos esa gran visión que lo animaba lo ha llevado a él, en lo personal, a instalarse en una realidad alterna, desde la cual se niega a confrontar la realidad.

 

La palabra “fracaso” le suena repulsiva, por supuesto, e inaceptable. La reducción de su círculo íntimo de asesores a media decena de personas de mentalidad extremista y lealtad incondicional lo encierra en una burbuja que no le deja percibir la realidad de su gobierno fallido.

 

Al igual que Fox, en López Obrador se repite la historia (la maldición, dirían algunos)  de un líder social y político que de ser un gran candidato termina como un pésimo gobernante. 

 

No hay mecanismo de mediación que le ayude a salir del agujero en que se metió: las conferencias matutinas (“mañaneras) perdieron su novedad y frescura iniciales para convertirse en una tribuna circense en la que AMLO emplea dos o tres horas de su tiempo para la esgrima política que, usando sus propias palabras, no es otra cosa que “politiquería”.

 

Los viajes presidenciales de cada fin de semana no agregan nada útil a su capital político. Al contrario, lo desgastan a él física y mentalmente, le ocurren episodios de quiebre en la salud y son escenarios ideales para las protestas de ciudadanos y grupos que le zarandean la camioneta presidencial.

 

La vida pública está en riesgo. El Congreso de la Unión colapsó por completo el 26 de abril y el Senado está paralizado por los desacuerdos al momento de escribir estas líneas. Se anuncian protestas ciudadanas. El Poder Judicial, la Suprema Corte y los organismos autónomos están bajo asedio morenista. Los militares cierran filas en torno al presidente. Esto apenas comienza.

 

La decadencia de AMLO y su liderazgo es un factor de inestabilidad para México, ¿cómo resolver ese problema? ¿Tendrá el líder la calidad moral de reconocer su fracaso y renunciar por el bien de su país?

 

Rogelio.rios60@gmail.com

 

 


 

  

martes, abril 25, 2023

La salud de AMLO: crisis de comunicación


Por Rogelio Ríos Herrán

 

Dos días después del colapso de la salud del presidente López Obrador en Mérida, Yucatán, el domingo 23 de abril, finalmente una autoridad médica del gobierno federal dio el primer reporte técnico sobre el estado de AMLO en la conferencia de prensa matutina del martes 25 de abril.

 

En el intermedio, el director de comunicación social de la presidencia, Jesús Ramírez, dio información incorrecta a la opinión pública el domingo 23, al negar no sólo la interrupción de la gira de trabajo presidencial, sino incluso que estuviera enfermo el presidente. Lo desmintió un mensaje por Twitter desde la cuenta oficial de Ejecutivo federal confirmando el contagio de covid y la interrupción del viaje.

 

No paró ahí la cosa. El lunes 24 de abril, Adán Augusto López, secretario de Gobernación y el posible sustituto de López Obrador en caso de su incapacidad permanente para retomar el cargo, durante la conferencia matutina dio un informe escaso de contenido y carente de utilidad sobre la salud del presidente.

 

“No soy médico”, dijo el funcionario y en eso se escudó para no sólo suministrar información escasa, sino dirigirse de manera hostil a los reporteros y culpar a los “opositores” de desearle el mal a López Obrador. 

 

Además, acusó al Diario de Yucatán, medio de comunicación local que dio la primicia del desvanecimiento del presidente y su traslado de urgencia a la Ciudad de México, de mentir una vez más, según sus palabras. 

 

Hasta el martes 25 de abril, en la conferencia matutina en Palacio Nacional, el Dr. Jorge Alcocer, secretario de salud y anterior médico personal de López Obrador, habló ante los medios en términos médicos para confirmar el contagio “leve” de covid y la posible recuperación del paciente dentro de unos cuantos días.

 

Alcocer no logró, sin embargo, disipar las dudas que rodean a la salud presidencial: el estado de salud del presidente es “bueno”, está confirmada su infección de Covid, su presión arterial se encuentra bajo control y su corazón late normalmente. Sanseacabó.  

 

Así que, al momento de elaborar estas reflexiones, el 25 de abril de una hermosa tarde de abril en Monterrey, creo que como ciudadanos hemos sido víctimas de lo que me atrevo a llamar el colapso de la comunicación social presidencial de la Cuarta Transformación.

 

Lo digo así porque es inconcebible que funcionarios federales de tan alto nivel no hayan sido capaces de informar oportunamente, de forma integral y mostrando empatía a la sociedad y medios de comunicación sobre un tema de importancia fundamental en la vida pública de nuestro país: ¿Está el presidente López Obrador en condiciones de salud óptimas para gobernar? La pregunta sigue abierta.

 

El modelo de comunicación social de la presidencia de la república se colapsó no sólo por la incompetencia de los encargados de dirigirlo, sino por una cuestión estructural: la forma de comunicar es un reflejo del modelo político centrado exclusivamente en una voz, la de López Obrador, ubicada en la cima de la pirámide. 

 

Cuando esa voz falta, en este caso, por la enfermedad del presidente López Obrador, no hay quien la sustituya con suficiencia y, por tanto, se derrumban tanto el mando como el mensaje: sin la voz cantante de AMLO, la magia de su carisma está ausente de cualquier otro funcionario y es imposible comunicar eficazmente sus mensajes.

 

No pretendo dar cátedra a nadie en el área de la comunicación social presidencial, ellos sabrán lo que hacen. Lo que percibimos periodistas y ciudadanos es un vacío de información que equivale, como dice el analista Irving Gatell, a un vacío de poder.

 

Finalmente, recordemos que no es a una audiencia local o nacional a la que se dirigen únicamente los funcionarios de comunicación social. No es a los “conservadores” o “reaccionarios” a quienes le ocultan la información, sino a la opinión pública mexicana y a las audiencias y medios de comunicación del resto del mundo. Es increíble que no levanten la vista más allá de los muros del Palacio  Nacional.

 

Lo que ellos hacen ya lo habíamos visto en la comunicación social de todos los gobiernos anteriores a la Cuarta Transformación que apostaron por la opacidad y el ocultamiento de la información pública. No cambió nada.

 

Cuado pensé que ya lo había visto todo, me encuentro con que mi querido país lleva dos días y medio ya no digamos sin comunicación social, sino sin gobierno.

 

Cosas veredes, decía el Quijote.

 

Rogelio.rios60@gmail.com

 

Presentación de la política de comunicación social de AMLO, 17 de abril 2019:

 

“En la Política de Comunicación Social del gobierno federal… vamos a garantizar el derecho a la información —como lo hemos venido haciendo—, en el centro están los ciudadanos, la gente, la población que debe tener información veraz, de calidad, garantizar la transparencia. El gobierno está abierto para informar a los ciudadanos. Son los que mandan en este y todos los casos actuaremos con limpieza y honestidad”.

  

viernes, abril 21, 2023

Dominion vs. Fox News: lección para México

 


Por Rogelio Ríos Herrán

 

Si bien la corporación Fox News llegó a un arreglo con la empresa Dominion, que demandó a la televisora por difamación, por la cantidad de 787.5 mdd (de los 1,600 mdd exigidos en la demanda) para evitar el inicio del juicio, queda en el aire la percepción de que dicho arreglo fue una admisión de culpabilidad, en algún grado, de Fox News.

 

Ningún periodista, en cualquier parte del mundo, puede alegrarse realmente de que se hayan cometido actos u omisiones contrarios a la ética periodística entre un grupo destacado de periodistas estadounidenses que gozan de una amplia visibilidad internacional. 

 

Sobre esto van algunas reflexiones:

 

1)     Al dedicarse a difundir información distorsionada, falsa y manipulada en apoyo a la campaña electoral presidencial de Donald Trump, candidato perdedor en 2020, y a su posterior fabricación de la “Gran Mentira” (decir que él ganó, pero le robó Biden la elección), se afectó la reputación de la empresa Dominion y sus máquinas contadoras de votos, lo cual fue el origen de la demanda.

2)     La pérdida del rigor informativo fue abismal en Fox News a lo largo de toda la cadena editorial, administrativa y comercial. Fue como el hundimiento de un Titanic de las noticias. La dimensión de la falla es tan grande que afecta a todo el oficio periodístico en el mundo occidental.

3)     Como el arreglo entre las dos partes evitó el juicio, no sabremos cómo hubiera sido la discusión en la Corte y qué hubiera prevalecido en torno a la defensa del principio de libertad de expresión por Fox News y la defensa de Dominion frente a una calumnia noticiosa. Hubiera sido el juicio un referente útil a nivel mundial.

4)     La libertad de expresión a la cual quería acogerse Fox News no es un principio absoluto y tiene límites y condiciones que cumplir para su correcta aplicación. Para eso sirven la ética periodística, los códigos deontológicos, la sabiduría que teóricamente dan los años a periodistas sazonados como los de Fox News. ¿Qué ejemplo dieron a todos los del gremio informativo? ¿Con qué cara pueden ver ahora a los jóvenes reporteros que inician sus carreras en la empresa?

5)     Como periodista mexicano comprendo, pero no justifico, la ansiosa búsqueda de los periodistas de Fox News por el rating, por no perder audiencia aunque tuvieran que vender su alma al diablo o a Trump, que es lo mismo.

6)     Situaciones similares a la de Fox News observo en algunos medios de comunicación mexicanos. La misma falta de rigor, igual afán de audiencia, y una similar ansiedad por complacer a toda costa a figuras de poder, aunque en el camino le vendan su alma a Andrés Manuel López Obrador o al diablo, que es casi lo mismo.

7)     Los límites del principio de libertad de expresión son siempre imprecisos, pantanosos, llenos de riesgos y amenazas. No es un juego para principiantes ni para supuestos veteranos que de la madurez periodística pasaron sin más al cinismo.

8)     ¿Qué puede salvar al principio de libertad de expresión después del golpe que le dio Fox News? El recurso a la ética periodística, no como manual guardado en un cajón que hay que desempolvar, sino como formación educativa del periodista marcada a fuego vivo en su piel: Qué es noticia, qué no lo es; qué está verificado y qué no lo está; qué tiene sustento informativo y qué es una llana mentira difamatoria.

 

Fox News jugó una partida arriesgada y la perdió. En el pecado llevó la penitencia: ¡pagar 787.5 mdd!, además de su desprestigio mundial. No me alegro, sin embargo, por los periodistas en desgracia: es todo el oficio el que sufre. 


En Estados Unidos, Dominion le puso el cascabel al gato de las “fake news”. En México, ¿quién se atreverá a hacerlo con las “mañaneras”?

 

Rogelio.rios60@gmail.com

lunes, abril 17, 2023

Anula EU ‘abrazos’ de AMLO

 


Por Rogelio Ríos Herrán

 

No salía yo del asombro ante la declaración de Rosa Icela Rodríguez, Secretaría de Seguridad Pública de México, en plena Casa Blanca y ante las máximas autoridades de procuración de justicia de Estados Unidos, el jueves 13 de abril, sobre que “en México no se produce fentanilo”, cuando mi asombro fue mayor ante la respuesta estadounidense al día siguiente.

 

El viernes 14 de abril llegó la contestación contundente del Gobierno del presidente Biden: varias acusaciones presentadas ante tres cortes federales de Estados Unidos dirigidas a las cabezas visibles del Cártel de Sinaloa (los hermanos Ovidio, Iván Archivaldo, Joaquín y Jesús Alfredo, hijos de “El Chapo” Guzmán y conocidos como “Los Chapitos”), con sustento en una amplia investigación de la DEA (Oficina de Administración de Drogas) en México, China y otros países, que pondrá al descubierto la red de tráfico de fentanilo y las complicidades entre narcotraficantes y autoridades civiles y militares en México.

 

Cómo no asombrarme: en los hechos, el anuncio del procurador Merrick Garland anula de un plumazo dos posturas públicas del gobierno de López Obrador, a saber, que “en México no se produce fentanilo” y la política de “abrazos, no balazos”, anulada por completo para dejarla como frase de uso en las “mañaneras” de AMLO. Fue un “Viernes negro” para la Cuarta Transformación.

 

No podía ser de otra manera. Una y otra vez, año tras año, los informes anuales de la DEA y del Departamento del Tesoro, así como los reportes a la comunidad de inteligencia elaborados en la Casa Blanca, señalaban el crecimiento desmesurado de las organizaciones criminales mexicanas en el tráfico de fentanilo, la trata de migrantes y en la inyección ilegal de miles de millones de dólares a las campañas electorales en México.

 

Toda paciencia tiene un límite y con los republicanos con mayoría en el Congreso estadounidense fue imposible para el presidente Biden sostener su posición -excesivamente cautelosa- ante las políticas del presidente López Obrador. De ahí proviene la dureza repentina de los funcionarios de procuración de justicia en sus anuncios del viernes 14 de abril.

 

Mi lectura de acontecimientos, sin embargo, va más allá: si el presidente Biden soltó la rienda al Fiscal General de Estados Unidos y a la DEA para combatir el tráfico de fentanilo ante la inactividad del gobierno de López Obrador, lo mismo hará soltando otra rienda: la de los paneles de arbitraje del TEMEC en materia de maíz transgénico y energías tradicionales y alternativas en contra del gobierno mexicano.

 

Los congresistas y senadores estadounidenses republicanos han pedido públicamente que se proceda de inmediato en contra del gobierno mexicano a través de los mecanismos del TMEC. No descarto, entonces, que en los próximos días escuchemos novedades en los temas comerciales mencionados.

 

Volvamos al fentanilo. El Fiscal Garland anunció la solicitud de extradición de Ovidio Guzmán, el mismo que en 2019 fuera puesto en libertad por orden directa del presidente López Obrador en los sucesos del “Culiacanazo”. Tras su segunda detención en enero del 2023, se pospuso su extradición mediante trámites judiciales en México; ¿qué dirá ahora la Fiscalía de Gertz Manero?

 

Además, ¿qué papel jugará el Ejército mexicano en esta nueva operación a gran escala de Estados Unidos contra el Cártel de Sinaloa? 

 

Los militares mexicanos han seguido confiscando laboratorios de drogas, entre ellas el fentanilo, desde la llegada de este gobierno federal en 2018. Si bien en público no contradicen al presidente López Obrador, los funcionarios de la Secretaría de la Defensa aceptan en privado ante funcionarios estadounidenses (a quienes ha mostrado los laboratorios en recorridos por Sinaloa) que en México sí se produce fentanilo, según el diario The New York Times.

 

La contradicción es evidente y la postura de AMLO se vuelve insostenible en el fentanilo y los “abrazos”. Malas noticias para López Obrador cuando uno de sus mantras de gobierno (“abrazos, no balazos”) es anulado por la acción del gobierno estadounidense y, por coincidencia, en la parte final de su gestión presidencial en la que pierde poder incesantemente.

 

Para la campaña presidencial del 2024, ¿qué candidato podrá sostener en su sano juicio que seguirá adelante con los “abrazos” y que “no se produce fentanilo en México”?

 

Con diferentes estilos de liderazgo, cuando Trump y Biden se han decidido a adoptar posturas firmes ante el gobierno mexicano han obtenido lo que buscaban; ¿sucederá lo mismo en esta guerra abierta de la DEA contra el Cártel de Sinaloa? ¿”Doblarán” -otra vez- a las autoridades mexicanas?

 

Rogelio.rios60@gmail.com

 

 

viernes, abril 14, 2023

Migrantes y responsabilidad internacional


Por Rogelio Ríos Herrán 

La muerte de 40 migrantes y las heridas graves a 28 más  por eventos del 27 de marzo en las instalaciones federales del Instituto Nacional de Migración, en Ciudad Juárez, Chihuahua,  hicieron susceptible al gobierno mexicano de acusaciones por incurrir en responsabilidad internacional.

 

Las diversas nacionalidades de los migrantes (Honduras, El Salvador, Guatemala, Colombia y Venezuela) y las circunstancias de omisión criminal de las autoridades migratorias obligaron también al gobierno mexicano a la reparación del daño, por ejemplo, en la repatriación de cuerpos de migrantes guatemaltecos a su país, aunque no terminan ahí sus deberes.

 

Cuando he comentado la obligación del Gobierno de AMLO de responder a las acusaciones de gobiernos centroamericanos por la muerte de migrantes que se pudo evitar por parte de los agentes del Estado mexicano, recibo muchas respuestas del tipo “nadie les pidió que vinieran”, “reclamen a sus gobiernos allá”, o “¿por qué debe México responder por los migrantes en un incendio que ellos mismos provocaron?”.

 

Al contestarles que eso mismo le dicen a los migrantes mexicanos en Estados Unidos, mis interlocutores se asombran, pero después de un momento vuelven a la carga con la misma cantaleta: es culpa de los migrantes, cuesta mucho mantenerlos, etcétera.

 

No se entiende cabalmente entre la ciudadanía el concepto de responsabilidad internacional de México. Lo peor no es eso, sino que no se entiende tampoco entre los funcionarios del gobierno federal: firmamos convenios internacionales sobre migración, sostenemos relaciones diplomáticas con los países mencionados arriba, y todo ello crea derechos y deberes a nivel internacional, ¿no hay conciencia de eso?

 

El simple hecho de ser miembro de la Organización de las Naciones Unidas compromete a México a hacerse responsable por la vida y seguridad de todos aquellos que se encuentren en el territorio nacional. La Constitución mexicana así lo refrenda al garantizar sus derechos a quien sea que se encuentre en suelo mexicano, independientemente de su calidad migratoria.

 

La responsabilidad internacional es la obligación de cada gobierno de cumplir con las normas de derecho internacional y responder a las violaciones que haga por acción u omisión. 

 

En las instalaciones del INM en Ciudad Juárez, Chihuahua, ocurrió un hecho ilícito (no auxiliar a los migrantes durante el incendio y dejarlos encerrados), atribuible al Estado mexicano (por la conducta criminal de los agentes de migración) y que obliga a México a la reparación del daño. No hay vuelta de hoja.

 

La primera reacción provino del gobierno de El Salvador, cuyo presidente Bukele presume una relación de cercanía con el presidente López Obrador. Cindy Portal, vicecanciller de Diáspora y Movilidad Urbana en ese país, exigió el 10 de abril pasado desde Ciudad Juárez “que los culpables de este crimen puedan pagar con cárcel y estamos exigiendo también la renuncia de las personas que son responsables de la política migratoria en México”.

 

Agregó Cindy que “este no es el primer caso en donde El Salvador está exigiendo respuesta, hay muchos otros casos que han quedado en la impunidad y en los que nosotros estamos solicitando resarcimiento de los daños”.

 

Por lo pronto, el reclamo salvadoreño al gobierno de AMLO pareció surtir efecto en la detención de algunos custodios, guardias privados y empleados del INM en Chihuahua; el titular nacional del INM, Francisco Garduño, no tiene orden de aprehensión en su contra, sólo el citatorio para una audiencia judicial. Muy poco y muy tarde, pero quizá ni eso hubiera ocurrido sin el reclamo extranjero.

 

Por el lado de Guatemala, hubo 28 afectados por el incendio en el INM y 17 fallecimientos identificados. El gobierno mexicano repatrió los cuerpos de varios migrantes, pero eso no calmó la rabia de sus familiares. 

 

Manuel Rojché, padre de un migrante fallecido, no se guardó nada: “ese presidente es un cobarde (en referencia a AMLO)”… ¿cómo tratas así a los seres humanos? Ni a un animal, cuando tienes tu mascota lo quieres, cuánto más a un ser humano”. Su familia pide una reparación del daño para la esposa e hijas.

 

El ciclo del dolor de los migrantes se repite una y otra vez. Lo que los centroamericanos reclaman a México, lo reclamamos nosotros al gobierno de Estados Unidos cuando hay maltrato a los migrantes mexicanos. 

 

A los mexicanos que les molesta que vengan migrantes de América Central, que piden cerrar la frontera sur, que los llaman “perros” y cosas peores, no queda más que recordarles que como país tenemos obligaciones internacionales que cumplir en la protección de las vidas y seguridad de los migrantes.

 

Recordarles también que, como personas, hay en nosotros un compromiso moral por ayudar al prójimo en necesidad no importa de dónde venga o cómo llegó. 

 

Está escrito: “Con la vara que midas serás medido”.

 

Rogelio.rios60@gmail.com

 

 

viernes, abril 07, 2023

Marcelo Ebrard: ¿heredero de AMLO?

 


Por Rogelio Ríos Herrán

 

La intención del libro “El Camino de México” (Aguilar, 2023), de Marcelo Ebrard, es eminentemente política: lanzar su plataforma para pelear la candidatura de MORENA a la presidencia de la república en 2024 y presentarse como el heredero legítimo de Andrés Manuel López Obrador.

 

Ahí reside su mayor virtud, pero también su carencia: le sobra cálculo político, le falta rigor académico; le sobra pleitesía a AMLO, le falta autocrítica sobre su gestión como presidente y, sobre todo, la calidad de su visión sobre México y liderazgo político.

 

Como plataforma de campaña y relato a mano propia de su trayectoria política, la obra es muy útil para dar a conocer aspectos de la vida privada de Marcelo que nunca había manejado en público. Su larga trayectoria en el sector público, por otra parte, queda bien definida: nadie duda de su capacidad de gestión administrativa en cargos de alta responsabilidad.

 

¿Por qué le falta academia? Yo esperaría de un egresado de El Colegio de México no un poco, sino bastante autocrítica y una narrativa menos ligera en pasajes clave de su gestión pública en los cuales él parece ser el único protagonista (por encima incluso de AMLO), por ejemplo, en la relación con Estados Unidos. 

 

Olvidó quizá Marcelo que del lado estadounidense hay versiones contrarias a la suya en las personas de Donald Trump y Mike Pompeo respecto a las negociaciones sobre sanciones arancelarias y política migratoria. O que en el incidente sobre la liberación del General Salvador Cienfuegos hay diversas narrativas de alto rigor periodístico, tanto en Estados Unidos como en México, que contradicen directamente su descripción de los hechos.

 

En fin, él no escribió como académico sino como político. Me muevo entonces a ese terreno. En la parte final del libro (“Lo que sigue”) se resume su proyecto político en una visión que lo ubicaría en el terreno de los socialdemócratas europeos (recuerdos quizá de su participación en el Partido del Centro Democrático), pero con el añadido mexicano de una fuerte dosis de nacionalismo (sí, el tradicional nacionalismo de taco, tequila y sombrero) con la que intenta probar que él es el legítimo heredero de AMLO, por sobre los otros aspirantes al título.

 

“Podríamos tener el mejor de los mundos: un Estado dedicado a garantizar el bienestar social, la seguridad general y la infraestructura y energía, y al mismo tiempo un mercado en expansión de inversiones y desarrollos. Y como consecuencia, una caída sistemática de la pobreza”, nos explica en una parte de su obra.

 

Agrega, además que “necesitamos dar lugar a una etapa constructiva, a la década (2024-2034) que habremos de ganar para México”.

 

Supongo que Ebrard nos da a entender no sólo que MORENA ganará con él la presidencia de la república en 2024, sino también al menos el sexenio que le seguiría (2030-2036). La etapa “constructiva” seguirá a lo que ha hecho AMLO: sentar las bases de la Cuarta Transformación.

 

“Tuve el privilegio de participar en la Cuarta Transformación…. lo que sigue es la etapa constructiva… llevar hasta su máxima capacidad su potencial constructivo y esperanzador. Lograr que se concreten todos sus fines”, escribió Ebrard.

 

En ese punto es donde Marcelo reclama la herencia a AMLO como una especie de primogénito político, aunque su entrada a la política y formación intelectual se la debió realmente a su mentor Manuel Camacho.

 

 ¿Le creerá López Obrador la sinceridad del reclamo para que lo anote en su testamento político? No lo sé. Por lo pronto, Ebrard teje a lo largo de su libro una narrativa de lealtad incondicional (uso deliberadamente esa palabra) a la persona y el proyecto de López Obrador que le gana en intensidad a la de Tatiana Clouthier, que ya es mucho decir:

 

“Andrés me demostró su grandeza humana tanto en la lucha política como en la relación personal conmigo. Nunca lo olvidaré… la adversidad nos hizo, como ha dicho, hermanos”, afirma el autor.

 

Finalmente, Marcelo hace énfasis en que la presidencia de la república es su mayor anhelo (“para transformar a México”) desde que tenía 15 años. Es su única apuesta, el caballo ganador, todo o nada.

 

Si lo logra, su bien escrito libro “El Camino de México” (cuya lectura recomiendo ampliamente), nos dará una guía al estilo de liderazgo presidencial de Marcelo que será una continuación del lópezobradorismo con algunas ideas frescas, por lo que se ve. Si no lo logra, ¿terminará su carrera política? ¿No hay vida después de AMLO?

 

Rogelio.rios60@gmail.com

 

AMLO: la fatiga del poder

  Por Rogelio Ríos Herrán  Al poco tiempo de empezar las conferencias matutinas (“las mañaneras”) en el arranque del gobierno de López Obra...