lunes, enero 30, 2023

El ataque al INE: ¿eliminar el SPEN?

 


 


Por Rogelio Ríos Herrán

 

Acabo de leer el Resumen Ejecutivo sobre las implicaciones de la reforma a las leyes secundarias en materia electoral que iniciaron su trámite legislativo el 6 de diciembre del 2022 elaborado internamente en el Instituto Nacional Electoral. Es un análisis puntual, riguroso, sobre el impacto destructivo de esas leyes secundarias (conocido en la opinión pública como el Plan B de MORENA) en la estructura, servicio profesional de carrera y autonomía del INE tal como hoy lo conocemos, al grado de poner en grave riesgo las elecciones en México.

 

Dos leyes ya aprobadas por el Congreso de la Unión (La Ley General de Comunicación Social y Ley de Responsabilidades Públicas, el 15 de diciembre pasado) y las que faltan por aprobar (Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, Ley de Partidos Políticos, Ley de Medios de Impugnación y Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación), darían por resultado, (si no se les cambia ni una coma, diría el presidente López Obrador) la transformación del INE en una institución incapaz de celebrar elecciones creíbles en nuestro país y acabaría con tres décadas de avances en materia electoral desde la creación del entonces Instituto Federal Electoral (IFE) en 1990.

 

El documento de 12 páginas es muy bueno: sintetiza lo crucial de las leyes modificadas y explica con claridad a los ciudadanos su impacto en el INE y su efecto nocivo en el derecho al voto de los ciudadanos. Vale la pena dedicarle unos minutos a su lectura, pues lo que está en juego es muy importante para los ciudadanos.

 

En esta ocasión, me enfocaré a un punto que considero de la mayor relevancia: El Servicio Profesional Electoral Nacional (SPEN), una de las áreas más afectadas por las reformas propuestas.

 

Los analistas de las cuestiones electorales señalan con frecuencia que lo relacionado con las elecciones es complejo y requiere del mayor nivel profesional y objetividad de quienes organizan, administran y califican los resultados electorales. No hay en esa área espacio para gente improvisada, de actitud partidista o de plano incompetente; al contrario, su nivel profesional debe estar avalado por un servicio civil de carrera, exámenes periódicos y una escala de ascensos basada en el mérito.

 

Derivada de las leyes propuestas, desaparecerían de la estructura del INE todas las Juntas Ejecutivas Distritales (300, una por cada distrito electoral), por lo cual el SPEN sufriría una reducción de nada menos que el 84.6 por ciento. Sí, leyó usted bien, ¡el 84.6 por ciento)

 

Imaginen ustedes el impacto que esto provocará en los miembros del SPEN que han avanzado en sus carreras profesionales durante años con base en concursos de oposición públicos, que se capacitan constantemente para seguir actualizados en sus áreas de acción. En fin, personas que han dedicado su vida profesional a un servicio de carrera funcional que les ha permitido servir a su país con orgullo y dedicación.

 

¿Cómo explicarles ahora que todo su esfuerzo y voluntad de servicio no tienen validez alguna a los ojos del presidente López Obrador y los legisladores de MORENA?  ¿De qué manera observarán, con el mismo terror de este analista, la destrucción de la certeza y credibilidad en las elecciones? ¿Cómo mirar con optimismo la elección federal del 2024 si estas leyes son aprobadas?

 

En su lugar, se propone en las leyes reformadas contratar personal temporal para cada elección federal o local que se celebre. Como se recortará drásticamente el área de capacitación del INE, no habría certeza alguna de que se consigan personas temporalmente en cada elección y, si se consiguen, que estén debidamente preparadas para desarrollar sus funciones en las casillas electorales.

 

En el Resumen Ejecutivo se aborda este punto con claridad: “La sustitución del personal profesional por contrataciones temporales, de gente que no se habrá sometido a estrictos procesos de selección como el concurso público para el ingreso al SPEN, no permitirá garantizar la independencia, profesionalismo, solvencia técnica y compromiso de quienes se recluten de forma ocasional”.

 

Para concluir, recordemos que, en su origen, los tres propósitos del SPEN definían su esencia:

 

1)     Evitar que los funcionarios responsables de organizar las elecciones sean impuestos por las autoridades.

2)     Lograr que el desempeño de estos funcionarios resista a las presiones de partidos y actores políticos.

3)     Apegar los actos de los funcionarios electorales a la ley.

 

¿Qué se ofrece en lugar de los servidores públicos de carrera del SPEN? Nada más que la incertidumbre electoral.

 

Rogelio.rios60@gmail.com

 

Link al informe completo del INE: https://repositoriodocumental.ine.mx/xmlui/bitstream/handle/123456789/147695/CGex202301-25-ip-1.pdf

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, enero 25, 2023

Ernesto Sábato: conocer los límites


Por Rogelio Ríos Herrán 

Navegando en las páginas del libro “El escritor y sus fantasmas”, del autor argentino  Ernesto Sábato, llegué a un pasaje que me impactó particularmente por su referencia a la madurez de los individuos -y las naciones en donde viven- como un ejercicio de reconocimiento honesto de uno mismo.

 

Sábato, a quien había leído por vez primera en su novela “Sobre héroes y tumbas”, un texto teñido de nociones de desesperanza y sinsentido de la vida en sus personajes, nos dice en “El Escritor y sus fantasmas” lo siguiente:

 

“Así como la madurez de un hombre comienza cuando advierte sus limitaciones, la de una nación comienza cuando sus conciencias más lúcidas comprenden que las infinitas perfecciones de que, como a la madre, la creían dotada, no son tales y que, como en otras naciones, sus virtudes están inexorablemente unidas a sus taras, taras de las  que los seres honestos no pueden sino acusarse y avergonzarse”.

 

Escrito en el contexto de la sociedad argentina, su búsqueda eterna de identidad cultural propia, su filia europeizarte, la reivindicación extrema de lo autóctono y lo que Sábato llama un complejo de inferioridad de los argentinos, la validez de sus palabras es universal.

 

Quizá me pareció, de golpe, que México ha transitado, sin llegar a una conclusión feliz, por los mismos dilemas existenciales de sus “mentes más lúcidas” y de sus sociedades desde el inicio de su vida independiente que Sábato señala en los argentinos. ¿Qué es lo mexicano? ¿Cuál es la diferencia con lo español y lo indígena? Son preguntas punzantes, detrás de las cuales se dejan ver complejos de todo tipo en nuestra vida pública y artística.

 

Lo que quiero destacar, sin embargo, es algo más específico: la incapacidad de los hombres del poder en México de reconocer sus limitaciones. La noción infatuada de su propia grandeza y de su posición de superioridad respecto al resto de la población, les impide a los gobernantes (prácticamente en todos los niveles) reconocer sus límites y taras, aunque la dura realidad se estrelle en sus narices.

 

Frente a la evidencia de los hechos y datos, recurren a la realidad alterna, a la distorsión de las cifras, a la invención de los hechos. La frase “yo tengo otros datos”, utilizada con mucha frecuencia por el presidente López Obrador, es el ejemplo máximo de la incapacidad de reconocer errores propios, de advertir incapacidades y, finalmente, de aceptar la ayuda de otros.

 

Me duele pensar que si la madurez es el reconocimiento de las limitaciones, entonces, sería la inmadurez la incapacidad de percibir las taras o límites. Por tanto, nos enfrentamos a una situación crucial en México: ¿Cómo puede una clase política inmadura y ciega a la realidad dirigir a un país y a su pueblo hacia una mejor calidad de vida y buen gobierno? ¿Qué se puede construir en lo económico y lo cultural cuando los cimientos son incapaces de sostener nada?

 

En este momento, empezando apenas el año 2023, dejo estas preguntas abiertas, sin respuesta y como tema de reflexión. Lo siguiente es preguntarnos: ¿Cómo podemos obtener gobernantes maduros? El primer paso es ser nosotros mismos ciudadanos maduros y tener plena conciencia de lo que podemos o no hacer con nuestros actos, entre ellos, muy importante, el acto de votar en las elecciones y exigir, después de cada ciclo electoral, una estricta rendición de cuentas a los gobernantes.

 

Gracias, Sábato, por tu sabiduría.

 

Rogelio.rios60¡gmail.com

 

domingo, enero 22, 2023

México: ¿es imposible ser tolerantes?




Por Rogelio Ríos Herrán

 

Sabemos que estamos en problemas, como individuos y comunidad, cuando la convivencia desaparece prácticamente de nuestra vida diaria. Los amigos se alejan, la familia no disfruta más las reuniones que antes eran una fiesta. Las conversaciones en cafés y restaurantes, cuando están presentes desconocidos o personas con las cuales hemos tenido poco trato social, son restringidas por el temor a provocar una conflagración verbal entre los presentes.

 

La causa inmediata y más visible es, por supuesto, el discurso público que fomenta la división entre los actores políticos, las clases sociales y los grupos de poder. A partir de 2018, con la llegada del partido Morena y su candidato a la presidencia mexicana, las palabras de odio y encono han fluido desde el presidente en la cumbre hasta el simple militante morenista en las calles. Como la gota de agua que erosiona la roca, las palabras encendidas han erosionado a la sociedad mexicana.

 

No me ciego, sin embargo, al hecho de que ese discurso de división y odio viene de mucho más atrás que el año 2018. Otros actores políticos lo han utilizado, con mayor o menor éxito, en épocas diversas: Lázaro Cárdenas, Luis Echeverría, Vicente Fox, Felipe Calderón y, en el presente, Andrés Manuel Lopez Obrador.

 

No podía ser de otra manera con AMLO, pues su formación política, su mentalidad y recursos de acción, se forjaron durante su larga militancia en el Partido Revolucionario Institucional. Es evidente su afinidad con las palabras y modos de Luis Echeverría, por ejemplo, y obtuvo su escaso repertorio de ideas políticas de otro priista: Enrique González Pedrero, ex gobernador de Tabasco.

 

El recurso al odio verbal funciona cuando lo utilizan los candidatos a la presidencia durante sus campañas electorales: “Es Echeverría o el fascismo”, “AMLO es un peligro para México”, “la mafia del poder”, etcétera. Seguramente, usted recordará estas y otras frases más que cautivaban a muchos electores.

 

Una vez en el poder, el recurso polarizante pierde su utilidad y se vuelve contra sus creadores. Como moderno Frankenstein, el discurso de odio atrapa al flamante candidato y no lo suelta, pero lo que servía para competir en las elecciones se vuelve una receta segura para el fracaso en la administración pública una vez alcanzado el poder y las riendas del gobernante.

 

Por esa razón (y otras más) a López Obrador le fue imposible renunciar a sus palabras de odio y veneno en sus discursos públicos, pues no conoce otra forma de expresión. El antecedente de lo que hoy vemos en él como sus perores características (es agresivo, insultante, mentiroso y opaco) lo exhibía desde su cargo como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, pero la sociedad no lo recordó o no lo supo leerlo en su momento.

 

Lo mismo pasó con los demás presidentes mencionados. Calderón, por ejemplo, recurrió a la frase “AMLO es un peligro para México”, la cual le ayudó a ganar la elección, pero a un precio muy elevado: la polarización del electorado en dos bandos encontrados e irreconciliables. Desde el 2006 se puede trazar más clara y visiblemente lo que ha sido un reino de la intolerancia entre los mexicanos que amenaza no sólo con amargar sus existencias cotidianas, sino acabar, como lo pretende Morena, con la democracia tal como la conocemos. Sí, tres décadas de lento y penoso avance democrático se encuentran en grave riesgo.

 

En un país de casi 130 millones de personas como el nuestro, es ilusorio e irracional pensar, como lo hace el partido gobernante, que sólo hay “conservadores” y progresistas”, que la corrupción se acabó, que “la mafia del poder” le impide gobernar a AMLO, qué hay que defender al presidente a toda costa y sin críticas. 

 

No es así como se disipará la polarización. Es preciso practicar la tolerancia en privado y en público para que podamos disipar la bruma del odio y la intolerancia. La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) nos marcó el rumbo conceptual desde 1995 con su Declaración de Principios sobre la Tolerancia. Vean ustedes:

 

“La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad, de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento de conciencia y de religión. La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia, la virtud que hace posible la paz, contribuye a sustituir la cultura de guerra por la cultura de paz.

 

“Tolerancia no es lo mismo que concesión, condescendencia o indulgencia. Ante todo, la tolerancia es una actitud activa de reconocimiento de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los demás, en ningún caso puede utilizarse para justificar el quebrantamiento de estos valores fundamentales. La tolerancia han de practicarla los individuos, los grupos y los Estados.”

 

Para el recién llegado año de 2023, me propongo practicar el consejo de la UNESCO: “la tolerancia consiste en la armonía en la diferencia”. Yo digo que sí es posible recuperar la tolerancia entre los mexicanos.

 

Rogelio.rios60@gmail.com




miércoles, enero 18, 2023

Sobre tu artículo, Javier…


 


Por Rogelio Ríos Herrán

 

Siento mucho la partida de Javier Livas, quien fue, entre muchas otras cosas, un editorialista de ideas firmes y pluma intensa, muy intensa, pero siempre abierto a observaciones de sus editores en El Norte, las cuales, después de una larga plática y argumentación (con réplica, como buen abogado que era), llegaba a aceptar. Como publicaba los sábados, al editor de opinión del viernes le tocaba el premio gordo de la Lotería.

 

¿Cómo podía caber Javier en una columna? ¿De qué manera dar cauce a un torrente de ideas que iban desde la cibernética hasta los fundamentos de la democracia (“El Estado Cibernético” le llamaba), a veces en un mismo texto? “No se puede encerrar a un lobo en un corral”, reza un dicho japonés. Claro que no se puede, pero era la tarea del editor ayudarle a que todo cupiera en 600 palabras, por favor.

 

Me tocó ser su editor en muchas batallas de los viernes (que empezaban normalmente con una llamada telefónica: “sobre tu artículo, Javier…”), pero fue una experiencia que traspasó el ámbito específico entre editor y columnista. Me era imposible quedar impasible ante su fuerza expresiva y variedad de temas; mientras yo lo apoyaba con mi trabajo lo mejor que podía, él me enseñó muchas cosas y maneras de relacionarlas, conexiones impensables entre sucesos y personas expresadas en una redacción, por momentos, tortuosa. Fue como tratar de arrancar perlas de sabiduría a un tornado categoría 5.

 

Después de eso, en la comida anual con los editorialistas, editores y directivos, Javier llegaba lo más alejado posible del prototipo del abogado. En una de esas comidas, por ejemplo, su atuendo consistía en sombrero texano negro, camisa blanca, saco, jeans y botas vaqueras negras, un verdadero Clint Eastwood regio (creo que estarían de la misma estatura), y hablaba de leyes, política y anécdotas al puro estilo norteño: lo que decía se escuchaba, por lo menos, a tres mesas de distancia. En la foto de sus redes sociales, alguna vez apareció una guitarra tipo country en lugar de su rostro.

 

En todo momento, yo recordaba que él era ya una figura pública en el Partenón regiomontano de luchadores por la democracia, los derechos civiles y políticos. Bien ganada su fama por aventado en el activismo y atrabancado en su discurso que no se detenía ante nada. Me refiero al activismo cívico  en la época en que había que fregarse, como decimos en Monterrey, en la calle y en las marchas, no como ahora en los chats y redes sociales. Había que arriesgar el pellejo para defender los votos y exigir cuentas a los gobernantes.

 

Con todo eso, en persona su sonrisa era franca, se le abría el rostro serio y alargaba la mano firme para el saludo. Aquel hombrón alto y con sombrero texano era capaz de esas cortesías y era una garantía de que jamás habría una conversación aburrida ni rutinaria con Javier. ¡No, qué va!

 

La última batalla de los viernes para el editor a cargo fue el reciente 13 de enero. Al día siguiente, se publicó su columna final, titulada (en su mejor estilo) “Incomprendido e ignorado”: “Así inauguro el 2023 tras más de 40 años de escribir para EL NORTE: incomprendido e ignorado. Hoy con bríos renovados, defenderé mi tesis central y eterna: Nunca tendremos un gran país sin buena información y transparencia”.

 

Sobre tu artículo, Javier, hoy no hay observaciones, sino decirte adiós y buen viaje (en 600 palabras, por los viejos buenos tiempos), se te va a extrañar los sábados. Gracias por todo lo que diste. 

 

Rogelio.rios60@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, enero 16, 2023

Inteligencia Artificial: ¿plagio o motivación?

 




Por Rogelio Ríos Herrán

 

En una comida entre amigos y ex compañeros de la época universitaria en El Colegio de México, celebrada en la CDMX el 15 de enero, resaltó entre lo platicado el tema del plagio de textos y la deshonestidad intelectual, a raíz del sonado caso en México de Yazmín Esquivel, ministra de la Suprema Corte de Justicia, quien plagió una tesis de licenciatura para presentarla como propia y obtener su grado de Licenciatura en Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

Mis amigos presentes en la comida son profesores universitarios y han dedicado buena parte de sus vidas a formar alumnos inteligentes e íntegros en los salones de clases. Yo mismo he sido profesor de cátedra o asignatura en la Universidad de Monterrey (UDEM) y el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Coincidimos todos en un punto: el plagio de textos, ideas y trabajo ajeno, es inadmisible y demuestra deshonestidad intelectual. Nuestro rechazo a esa práctica es tajante y creemos que debe ser castigada.

 

Mientras se desarrollaba la sobremesa, sin embargo, se contaron experiencias y ejemplos de casos en los que percibir el plagio y exhibirlo se vuelve complejo por sus consecuencias: para cualquier institución académica, se convierte en un problema mayor determinar un plagio y anular, por consecuencia, el grado académico otorgado para una licenciatura o un posgrado. 

 

El problema se complica, además, cuando el plagio se detecta a quienes ya ostentan grados como doctorados años y son “pillados” en el robo de textos o ideas: el desprestigio no es sólo para sus personas, sino para las instituciones en donde se formaron.

 

Al día siguiente, leí en el New York Times un artículo muy interesante sobre un nuevo desafío tecnológico que eleva el plagio a otro nivel de sofisticación: los textos redactados por la inteligencia artificial generativa que usan los alumnos universitarios para cubrir las tareas y exámenes de sus cursos.

 

El artículo, firmado por la periodista Kalley Huang, menciona casos de académicos y directivos universitarios en Estados Unidos que se enfrentan a la novedad de ChatGPT, un “robot” de inteligencia artificial que genera textos a a partir de los insumos temáticos con que un alumno lo alimenta. Los textos así generados los presentan los alumnos como ensayos propios para sus cursos, incluso cuando se trata de resolver exámenes de opción múltiple. ¿Se imaginan ustedes el dolor de cabeza para los profesores?

 

Puesto que no hay normatividad en las universidades para cubrir esas eventualidades, los directivos y maestros andan a tientas y resolviendo caso por caso lo que debe hacerse. Por lo pronto, los profesores entrevistados por Huang coinciden en empezar a cambiar el balance de lo que exigen a sus alumnos: menos ensayos escritos, más exámenes orales; o bien, contestar por escrito de manera presencial, ya sea en letra manuscrita o en computadoras restringidas especiales para tal fin. ¿Suena eso como escribir en una celda de prisión? Así parece, pero es el antídoto conocido hasta el momento.

 

En el Dallas Theological Seminary, el Sr. John Dyer, vicepresidente de tecnologías educativas, actualizó el código de honor de la institución para incluir esta definición de plagio: “usar texto escrito por un sistema de generación como texto propio, por ejemplo, ingresar un comando en una herramienta de inteligencia artificial y utilizar el producto en un escrito”.

 

No es “Copy & Paste”, como antes se estilaba, sino que herramientas como el ChatGPT realizan una búsqueda sobre el tema académico pedido, consultan libros y revistas de referencia, y redactan un escrito sobre lo consultado y lo solicitado específicamente por el alumno, todo ello en segundos o pocos minutos. Impresionante, ¿verdad? sin duda alguna.

 

No sé en qué termine esta tendencia y si será posible regularla del todo. De mi parte, coincido con los profesores consultados en la nota del NYT en la necesidad de estar más cerca de los alumnos, conocerlos a lo largo del curso y saber qué esperar de ellos, lo cual implica volver a herramientas tradicionales en la educación: los exámenes orales, las intervenciones en clases, la convivencia en pasillos y cafeterías, todo aquello que nos permite a los profesores darnos una idea precisa de la personalidad y capacidad de cada alumno, de cuál es su mejor forma de expresión (¿oral o escrita?) y hasta de cómo es su letra manuscrita, algo que ningún “robot” jamás podrá replicar ni plagiar. Bueno, ¡eso espero!

 

Rogelio.rios60@gmail.com

@rogelioriosherran

viernes, enero 13, 2023

Jill, Sophie y Beatriz: la otra Cumbre

 


 Por Rogelio Ríos Herrán

 

Llegó y pasó la Décima Cumbre de Líderes de América del Norte 2023 entre el Presidente Biden, el Primer Ministro Justin Trudeau y el Presidente López Obrador (9 al 11 de enero) y, contra mi costumbre, me enfoqué esta vez sobre las actividades que normalmente se consideran paralelas o secundarias a estas reuniones: la interacción entre las esposas de estos gobernantes y la buena química que lograron entre ellas.

 

Me llamó la atención que frente al acantonamiento de los señores, la solemnidad de sus discursos y la frialdad, excepto entre Biden y Trudeau, de sus charlas en corto y sus escenas de fotografías, las señoras se la pasaron muy a gusto, dentro del protocolo, en sus agendas paralelas que resultaron más entretenidas que las rutinarias agendas de sus maridos.

 

No sé, quizá en el futuro me toque atestiguar en alguna cumbre próxima un escenario invertido: mientras las mujeres gobernantes se aburren con tanta solemnidad y discursos elogiosos, sus esposos se dedican relajadamente a actividades culturales, visitas a museos y eventos como jornadas de lecturas y visitas a campos deportivos, más cerca del corazón de la gente que las grandes estrategias geopolíticas. Puede ser que incluso, al final de la jornada, se reúnan a jugar dominó o póker.

 

Por lo pronto, la señora Jill llegó el domingo 8 por separado de su marido, saludó a Beatriz Gutiérrez (esposa de López Obrador) y empezó sus actividades con una visita a la Basílica de Guadalupe como expresión de su fe católica, a presentar sus respetos a la Virgen guadalupana, depositar una veladora y ganarse con ello una tonelada de simpatía entre los mexicanos.

 

En los días siguientes, Jill acudió a  una reunión con mujeres participantes en los programas de empoderamiento de mujeres y niñas, promovida por la Embajada de Estados Unidos en nuestro país, que forman parte de los objetivos de política exterior norteamericana.

 

Los directivos de NFL México (National Football League) la llevaron al campo en donde promueven juegos de Tochito NFL, en donde conoció a jugadoras como Diana Flores, la quarterback de la Selección Femenil de Tocho Bandera, y observó las actividades de los deportistas.

 

No faltó la visita al Museo del Templo Mayor, esta vez en compañía de Sophie (ella llegó el lunes 9 acompañando a su esposo Justin), después de un evento protocolar en Palacio Nacional. Como el museo queda apenas a un par de calles, el recorrido lo harían caminando. Jill cambió sus zapatos de tacón por un par de cómodos tenis para descansar los pies; al regreso a Palacio a otro evento protocolario, se volvió a calzar los tacones. 

 

La señora Sophie, graduada en comunicación y reportera y conductora de televisión en Canadá, lucía radiante en los eventos formales y relajada en los momentos informales con Jill y Beatriz (Sophie es la más joven de las tres). Junto con Beatriz (Jill ya había partido de regreso a Washington) asistió a presidir la inauguración de la exposición “Miradas Originales” al Museo Nacional de las Culturas del Mundo, evento organizado por la Embajada de Canadá en México.

 

En dicha exposición, la artista Citlali Haro rinde homenaje a 12 mujeres indígenas de Canadá y México que luchan por los derechos de las comunidades indígenas.

 

La señora Beatriz fue la anfitriona y, por lo que se vio, logró una buena relación con Sophie y Jill, por lo menos, como se ve en las fotografías, mucho más cordial que la relación entre Joseph, Justin y Andrés Manuel. En este terreno, le sacó bien la chamba (como decimos en México) a su marido.

 

Tanto en el caso de Canadá como el de Estados Unidos, el empoderamiento de mujeres y niñas forma parte de sus objetivos y estrategia de política exterior, y es una política activa. En México hay mucho, pero mucho trabajo por hacer en ese sentido, pese a la existencia de una “política exterior feminista” que, además de su lanzamiento público el año pasado, no parece formar parte de la visión estratégica del gobierno mexicano.

 

Llegó y pasó la Décima Cumbre de Líderes de América del Norte, pero esta vez se la robaron tres mujeres; sin ellas, no sé qué estaríamos reportando que no fuera de tono solemne, acartonado y repetitivo de tantas cumbres anteriores. Gracias, Jill, Sophie y Beatriz por salvar la fiesta.

 

No me cabe la menor duda: el futuro de América del Norte está en manos de sus mujeres.

 

Rogelio.rios60@gmail.com


lunes, enero 09, 2023

Lula: la izquierda de mano dura

 



Por Rogelio Ríos Herrán


Entre el domingo 1 de enero, día de su inauguración como presidente de Brasil, y el siguiente domingo 8, el flamante mandatario Lula da Silva pasó de un discurso de “reconstrucción” y “conciliación” de la sociedad brasileña a invocar poderes de emergencia y denominar como “fascistas” a quienes participaron en el asalto a los poderes federales en Brasilia, la capital nacional brasileña.

 

El disturbio en la Plaza de los Tres Poderes, realizado por simpatizantes del ex presidente Jair Bolsonaro, quien sólo a regañadientes aceptó el resultado de la elección presidencial y partió a Estados Unidos antes de la toma de posesión de su sucesor, nos recordó a todos en México el asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero del 2021.

 

Reprobables y absurdos, ambos asaltos eran predecibles en el seno de sociedades extremadamente polarizadas por las actitudes y discursos de sus actores políticos, y por esto me refiero a todos los actores políticos.

 

Lula y Bolsonaro, de manera similar a Biden y Trump, conspiracionistas y negacionistas, demócratas y republicanos, izquierdistas y “fascistas” (o “conservadores” y “liberales”, según López Obrador en México), todos juegan a una peligrosa contienda política en sus países en la cual los ciudadanos somos rehenes: los peones en el tablero del ajedrez político.

 

Nuestro papel en esta obra de teatro (una tragicomedia) es callar y obedecer, como pedían los virreyes de la Nueva España a sus súbditos. El mismo aparato del Estado, las mismas fuerzas armadas y los mismos tribunales y magistrados sirven a uno y otro bando según se alternan en el poder en Brasil, Estados Unidos o México. Envuelto en la neblina del populismo el interés público se diluye para quedar en manos de intereses personales (los caudillos), de grupo o de facción.

 

Así se explica que Lula da Silva adopte un feroz discurso político intimidante que contradice su propio discurso conciliatorio de una semana antes, que la Suprema Corte brasileña suspenda por 90 días al gobernador de Brasilia, y que invoque un estado de emergencia en la forma de la “intervención federal” en Brasilia, bajo la cual, adivinó usted bien, el presidente gobernará de facto y sin mediaciones ni contrapesos.

 

Iniciando su tercer ciclo en la presidencia de Brasil, yo no esperaba realmente un cambio en la manera de gobernar de Lula da Silva en sus anteriores gestiones y me preocupaba el profundo cuestionamiento a su integridad personal que arrastra bajo la acusación de recibir sobornos, la cual lo llevó a la cárcel. No sólo eso, sino su participación en la ya legendaria Operación Java Lato (acusado de corrupción pasiva y lavado de dinero; su sentencia fue anulada por fallas técnicas en el debido proceso, no se resolvió el fondo del asunto), el esquema de financiamiento ilícito de su partido (el Partido de los Trabajadores), sus funcionarios y legisladores federales puesto en evidencia años atrás.

 

Por supuesto que tomé nota de la amplia popularidad que la figura de Lula da Silva sigue teniendo en México y otros países de América Latina. Lula es un símbolo, para muchas personas, de la resistencia de la izquierda latinoamericana a persecuciones y embates de la derecha y los conservadores. A duras penas ganó la elección presidencial en un sistema electoral bajo cuestionamientos, pero es él un presidente legítimo.

 

Los asaltantes de la Plaza de los Tres Poderes llevaban semanas acampando a las afueras de los palacios federales. Se prepararon pacientemente y anunciaron sus intenciones de tomar los edificios de gobierno; me pregunto, ¿no hubo entre los funcionarios y partidarios de Lula alguien que tendiera puentes hacia la oposición bolsonarista, cuyos extremos más radicales tocaban los tambores de guerra? 

 

Parece que faltó mucho trabajo político de la izquierda brasileña estrenada en el poder o quizá simplemente lo que faltó fue la voluntad de reconciliarse con los alborotados. A los fracasos recientes de Boric en el referéndum constitucional (Chile), Castillo y su intento de disolver el congreso (Perú), se suma ahora el asalto en Brasilia como eventos que condicionan y limitan la capacidad de gobierno de sus dirigentes. Por lo pronto, Lula muestra ya su mano dura en Brasil a las primeras de cambio, como decimos en México.

 

¿Qué pasará en Brasil en las semanas que vienen? Lo que suceda en ese vasto y hermoso país lo observaré con mucha atención desde México. Desde acá, gracias al presidente López Obrador, conocemos bien el discurso de odio que divide a la sociedad y nos resulta familiar que se usen términos como “conservadores” (“fascistas”, los llama Lula) y conspiraciones de “poderes fácticos” y la “derecha” que intentan siempre, por todos los medios posibles, corromper y mancillar a la cándida izquierda: el Lobo que quiere devorar a Caperucita.

 

Observar ese juego podría ser divertido si no fuera porque, lejos de ser inofensivo, a todos (brasileños, chilenos, peruanos y mexicanos) se nos va la vida y el patrimonio en ello, junto con las posibilidades de legar un mejor país a nuestros hijos y nietos.

 

Por lo pronto, si usted es joven y no conoció al Lula de antes, le toca ver ahora su mano dura como último recurso ante la incapacidad de negociar en términos políticos con los bolsonaristas. Vienen días difíciles para los brasileños.

 

Rogelio.rios60@gmail.com

 

 

 

 

 

viernes, enero 06, 2023

Ovidio: mucho ruido…

 


Por Rogelio Ríos Herrán

 

Tal vez he visto demasiadas detenciones espectaculares de delincuentes de alto perfil como para creer que una más, la de Ovidio Guzmán el 5 de enero del 2023 en Culiacán, Sinaloa, es “un duro golpe” a tal o cual cártel de drogas, como afirmaron las autoridades federales de seguridad y las fuerzas armadas en una conferencia de prensa el mismo día en la CDMX, ante la imposibilidad de hacerlo en la capital sinaloense.

 

Tal vez lo que he visto anteriormente (la poca eficacia de la captura de altos jefes del narcotráfico en vista de que las organizaciones criminales siguen funcionando sin gran merma), me ha convertido en escéptico.

 

Para empezar, no se ha aclarado todavía la responsabilidad de cada autoridad (presidente, secretarios de la defensa y marina, policía estatal de Sinaloa) que participó en la primera captura de Ovidio Guzmán en octubre de 2019, en Culiacán, quien fuera rápidamente liberado por una orden directa del presidente López Obrador.

 

No hubo una investigación independiente que determinara la responsabilidad de cada quien por la liberación de un reo sin justificación contundente alguna, lo cual es un delito. Hubo impunidad para los involucrados, incluyendo al presidente.

 

Ahora que Ovidio es recapturado en Culiacán, el simbolismo de la acción disminuye ante el antecedente de su liberación inaudita en 2019, y por la sospecha de que la presión de su nueva detención provino del Gobierno de Estados Unidos.

 

Más allá de estas reflexiones que surgen al calor de los hechos, para los ciudadanos comunes y corrientes no habrá beneficio inmediato alguno ni en Sinaloa ni en el resto de México.

 

Los residentes de Culiacán volvieron a ver a su ciudad convertida en un campo de batalla entre fuerzas armadas y paramilitares de organizaciones delictivas: calles bloqueadas, comercio interrumpido, transporte público paralizado, y el ruido de balazos y explosiones que cala hasta los huesos y les pone el alma en un hilo.

 

Para el resto de México, podemos preguntarnos: ¿Alterará el arresto de Ovidio la elevadísima cifra de homicidios (más de 90 al día en promedio) que diezma a los ciudadanos? ¿Anulará la nociva tendencia al crecimiento de los feminicidios de mujeres mexicanas (un promedio de 10 asesinadas al día)?

 

¿Será la captura de Ovidio la señal para que las extorsiones a las familias y negocios de los mexicanos se detengan? Las carreteras y caminos, ¿serán de ahora en adelante seguras y confiables una vez liberadas de asaltantes y delincuentes? ¿Terminarán las extorsiones de elementos de la Guardia Nacional a traileros y automovilistas?

 

¿Habrá un efecto colateral benéfico para disminuir el tráfico y la trata de personas, la explotación sexual de niños a manos de pederastas y las violaciones y acoso sexual a las mujeres?

Con “el duro golpe” a los cárteles del noroeste, ¿se revertirá la terrible cifra de los cuatro millones de mexicanos que bajaron al nivel de pobreza en este sexenio de López Obrador? ¿Cederá la inflación elevada? ¿Mejorará la educación pública? ¿Terminará el desabasto de medicinas?

 

Finalmente, ¿habrá un cambio en la estrategia de seguridad para alejarla de los “abrazos, no balazos”? ¿Valdrá la pena el sacrificio de las vidas de tantos soldados, agentes y policías caídos en cumplimiento de su deber?

 

La respuesta a todas las interrogantes es un simple “no”. Quedará lo sucedido, en el mejor de los casos, en un “golpe”, sí, pero de propaganda para el Gobierno de López Obrador que desesperadamente necesita de acciones de relumbre para sus conferencias matutinas. Mucho ruido y pocas nueces.

 

Para usted y para mí, en la querida Sinaloa o en cualquier parte de México, la vida seguirá igual que hasta ahora: con el alma en un hilo. Estamos en guerra y no se ve el final.

 

Feliz Año Nuevo 2023.

 

Rogelio.rios60@gmail.com

 

 

 

martes, enero 03, 2023

Observatorio Texas 03/01/2023

 



 

Observatorio TEXAS

03/01/2023

 

Editor: Rogelio Ríos

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MX: 81 3563 0262

Rogelio.rios@icloud.com

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Audio: TX 2

 

De Uvalde al Congreso


 

En una interesante nota de Jorge Dastis, de la Agencia EFE, se resalta el hecho de que, en buena medida a consecuencia del tiroteo en una escuela primaria de Uvalde, Texas, en mayo de 2022, con saldo mortal de 19 niños y dos maestras, fue posible aprobar el año pasado en el Congreso de Estados Unidos la primera legislación sobre control de armas en 30 años.

“Las tragedias de la primera mitad del año lograron”, escribe Dastis, “lo que muchos legisladores progresistas del país llevaban décadas buscando: romper el bloqueo republicano a los proyectos para limitar el acceso a las armas de fuego. Pero la acción legislativa no se limitó al Congreso: a lo largo de 2022, más de 20 estados aprobaron hasta 90 leyes para reforzar el control de las armas de fuego”

"Los estadounidenses rechazaron rotundamente el extremismo en favor de la seguridad ante las armas de fuego en 2022. Por consecuencia, 2023 se prevé un año crítico", asegura a EFE la organización por el control de las armas Giffords (giffords.org), al analizar las tendencias legislativas del año. En total, mil 631 menores murieron en Estados Unidos por la violencia con armas de fuego, mientras que 4 mil 400 sufrieron heridas. (Ver la nota completa: EFE).

 

La tarifas por uso de tarjeta de crédito 

afectan a los pequeños negocios’

 

Un lector, Toni Lee Jiménez, del Austin American-Statesman señaló en una carta el 25 de diciembre un problema común en Texas: las altas tarifas que pagan los pequeños empresarios por aceptar pagos con tarjetas de crédito:

“Cuando con mi hermana arranqué un negocio de productos de belleza en línea en 2019 en San Antonio, sabíamos que tendríamos que dar una tajada de cada venta a un tercero. Eso es debido a que los bancos de Wall Street y las cadenas mundiales de tarjetas de crédito cargan a los comerciantes un porcentaje de las transacciones por procesar los pagos. Como somos un negocio en línea, todas nuestras ventas las pagan los clientes con tarjetas. Lo que no sabíamos es que estas tarifas se irían hasta el cielo. A nivel nacional, las tarifas de uso de pagos con tarjetas de crédito y débito subieron 25 por ciento solamente el año pasado a una cifra récord de 138 billones (de dólares) y se han más que duplicado en la última década. Ahora pagamos el 2.6 por ciento sobre el monto de la compra más treinta centavos (de dólar) por transacción cuando los clientes utilizan una tarjeta de crédito… como la mayoría de los comerciantes al detalle (retailers), el margen extremadamente estrecho de nuestras ganancias deja muy poco margen de error antes de que empecemos a perder dinero y eventualmente nos quedemos fuera del negocio” (ver la carta completa en Statesman).

 

Enfrentan texanos juicios 

y prisión por Asalto al Capitolio

 

El periódico Dallas Morning News menciona que un grupo de ciudadanos texanos que participaron en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 están enfrentando las consecuencias de sus actos delictivos: “más de dos docenas de hombres y mujeres del área de Dallas y los suburbios al norte de la ciudad fueron arrestados en el juicio masivo, el cual es la investigación criminal más grande en la historia de Estados Unidos. A nivel nacional, las autoridades arrestaron a más de 870 acusados, en casi todos los estados, y conectados al asalto al Capitolio. De ellos, hay más de 265 personas acusadas de asalto y obstrucción de la justicia”. Se trata, explica la nota de Kevin Krause, de personas comunes con trabajos comunes: pilotos, militares retirados, agentes de bienes raíces, programadores de computadoras, etcétera. Ver la nota en Dallas Morning.

 

 

Texas 2022: un año en fotografías 

del Texas Tribune

 

Tras un año de retos y desafíos severos para los texanos, el equipo de fotógrafos del portal de noticias Texas Tribune seleccionó parte de las 13 mil imágenes de material fotográfico de sus coberturas en el estado texano y las presentó en una colección excelente, nostálgica y alegre por momentos, y siempre representativa de la vida texana. Ver las fotografías en Texas Fotos.


Comentarios a: Rogelio.rios@icloud.com

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

AMLO: la fatiga del poder

  Por Rogelio Ríos Herrán  Al poco tiempo de empezar las conferencias matutinas (“las mañaneras”) en el arranque del gobierno de López Obra...