viernes, enero 13, 2023

Jill, Sophie y Beatriz: la otra Cumbre

 


 Por Rogelio Ríos Herrán

 

Llegó y pasó la Décima Cumbre de Líderes de América del Norte 2023 entre el Presidente Biden, el Primer Ministro Justin Trudeau y el Presidente López Obrador (9 al 11 de enero) y, contra mi costumbre, me enfoqué esta vez sobre las actividades que normalmente se consideran paralelas o secundarias a estas reuniones: la interacción entre las esposas de estos gobernantes y la buena química que lograron entre ellas.

 

Me llamó la atención que frente al acantonamiento de los señores, la solemnidad de sus discursos y la frialdad, excepto entre Biden y Trudeau, de sus charlas en corto y sus escenas de fotografías, las señoras se la pasaron muy a gusto, dentro del protocolo, en sus agendas paralelas que resultaron más entretenidas que las rutinarias agendas de sus maridos.

 

No sé, quizá en el futuro me toque atestiguar en alguna cumbre próxima un escenario invertido: mientras las mujeres gobernantes se aburren con tanta solemnidad y discursos elogiosos, sus esposos se dedican relajadamente a actividades culturales, visitas a museos y eventos como jornadas de lecturas y visitas a campos deportivos, más cerca del corazón de la gente que las grandes estrategias geopolíticas. Puede ser que incluso, al final de la jornada, se reúnan a jugar dominó o póker.

 

Por lo pronto, la señora Jill llegó el domingo 8 por separado de su marido, saludó a Beatriz Gutiérrez (esposa de López Obrador) y empezó sus actividades con una visita a la Basílica de Guadalupe como expresión de su fe católica, a presentar sus respetos a la Virgen guadalupana, depositar una veladora y ganarse con ello una tonelada de simpatía entre los mexicanos.

 

En los días siguientes, Jill acudió a  una reunión con mujeres participantes en los programas de empoderamiento de mujeres y niñas, promovida por la Embajada de Estados Unidos en nuestro país, que forman parte de los objetivos de política exterior norteamericana.

 

Los directivos de NFL México (National Football League) la llevaron al campo en donde promueven juegos de Tochito NFL, en donde conoció a jugadoras como Diana Flores, la quarterback de la Selección Femenil de Tocho Bandera, y observó las actividades de los deportistas.

 

No faltó la visita al Museo del Templo Mayor, esta vez en compañía de Sophie (ella llegó el lunes 9 acompañando a su esposo Justin), después de un evento protocolar en Palacio Nacional. Como el museo queda apenas a un par de calles, el recorrido lo harían caminando. Jill cambió sus zapatos de tacón por un par de cómodos tenis para descansar los pies; al regreso a Palacio a otro evento protocolario, se volvió a calzar los tacones. 

 

La señora Sophie, graduada en comunicación y reportera y conductora de televisión en Canadá, lucía radiante en los eventos formales y relajada en los momentos informales con Jill y Beatriz (Sophie es la más joven de las tres). Junto con Beatriz (Jill ya había partido de regreso a Washington) asistió a presidir la inauguración de la exposición “Miradas Originales” al Museo Nacional de las Culturas del Mundo, evento organizado por la Embajada de Canadá en México.

 

En dicha exposición, la artista Citlali Haro rinde homenaje a 12 mujeres indígenas de Canadá y México que luchan por los derechos de las comunidades indígenas.

 

La señora Beatriz fue la anfitriona y, por lo que se vio, logró una buena relación con Sophie y Jill, por lo menos, como se ve en las fotografías, mucho más cordial que la relación entre Joseph, Justin y Andrés Manuel. En este terreno, le sacó bien la chamba (como decimos en México) a su marido.

 

Tanto en el caso de Canadá como el de Estados Unidos, el empoderamiento de mujeres y niñas forma parte de sus objetivos y estrategia de política exterior, y es una política activa. En México hay mucho, pero mucho trabajo por hacer en ese sentido, pese a la existencia de una “política exterior feminista” que, además de su lanzamiento público el año pasado, no parece formar parte de la visión estratégica del gobierno mexicano.

 

Llegó y pasó la Décima Cumbre de Líderes de América del Norte, pero esta vez se la robaron tres mujeres; sin ellas, no sé qué estaríamos reportando que no fuera de tono solemne, acartonado y repetitivo de tantas cumbres anteriores. Gracias, Jill, Sophie y Beatriz por salvar la fiesta.

 

No me cabe la menor duda: el futuro de América del Norte está en manos de sus mujeres.

 

Rogelio.rios60@gmail.com


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