Por Rogelio Ríos Herrán
Fue un día de contrastes y sorpresas el pasado 27 de
febrero cuando tuve la oportunidad de hacer un recorrido, junto con amigos
coreanos y autoridades municipales y funcionarios del área de prensa y medios del Gobierno del Estado de Nuevo León, por algunas avenidas de Apodaca, N.L., en
las cuales se concentra buena parte de los negocios creados por los coreanos
establecidos en ese municipio.
De contrastes porque ese mismo día se celebraba, al
otro lado del mundo (en Vietnam), el encuentro cumbre entre el Presidente
estadounidense Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un, en el cual se
buscaba llegar a un acuerdo general sobre el desarme nuclear de Corea del Norte
por parte de Estados Unidos.
Mis amigos coreanos me comentaban que estaban al pendiente
de lo que sucediera en esa cumbre, pues cualquier acuerdo logrado con Corea del
Norte para estabilizar la seguridad en Asia Oriental sería de gran beneficio
para Corea del Sur.
No sabíamos en ese momento que la reunión cumbre
terminaría abruptamente y sin acuerdo alguno, mientras los funcionarios de
ambos gobiernos se culpaban mutuamente por el fracaso.
De sorpresas porque fue posible conocer de primera
mano lo que tanto había escuchado sobre la comunidad coreana en Apodaca, el
municipio de la zona metropolitana más poblado de coreanos: los orientales son
emprendedores, luchones, abren sus negocios, se apoyan en su comunidad y
mantienen sus vínculos.
Así que mientras la alta política internacional
distanciaba a dos líderes de la talla de Trump y Kim, en este lado del mundo,
el contacto de coreanos y mexicanos daba mejores resultados.
La creación en diciembre pasado de la Policía
Ciudadana Coreana (presidida por los señores Kevin Lee y Rubén Kim), un cuerpo
de voluntarios civiles coreanos que busca servir y asistir a sus compatriotas
en sus interacciones con las autoridades municipales y estatales, fue el motivo para que agentes
en servicio de la Secretaría de Seguridad Pública de Apodaca (bajo las órdenes
de su titular Víctor Manuel Navarro) acompañaran a los coreanos a visitar
varios negocios de sus compatriotas.
De esa manera los oficiales que nos acompañaban fueron presentados a los dueños de establecimientos y forjaron un vínculo que se suma al lanzamiento de la
Policía de Proximidad de Apodaca, un proyecto municipal muy interesante del Alcalde César Garza que
busca recuperar la confianza del ciudadano en sus policías.
Fue muy educativo visitar los negocios, pequeños
restaurantes, un taller de hojalatería, pintura y mecánica automotriz, un supermercado con artículos coreanos, una
estética en donde se hablaba coreano, chino y japonés, un pequeño y acogedor
bar que sirve “soju” (licor coreano) y el tradicional platillo Chi Mek (pollo
frito y cerveza), una fábrica de gimnasios al aire libre, todos ellos atendidos
por sus propietarios y abiertos a coreanos y mexicanos.
La desconfianza se resquebraja, el acercamiento
personal destruye los estereotipos y el cruce de manos y miradas entre coreanos
y autoridades se hace posible durante una visita personal.
No dudo en hablar por los mexicanos ahí presentes
(autoridades y agentes de Apodaca incluidos) al decir que no teníamos una idea
clara de lo que había atrás de los letreros en coreano hasta que conocimos a
las personas que están detrás de ellos, al pie del cañón en sus negocios.
En las conversaciones con ellos escuché, una y otra
vez, su agradecimiento a esta tierra que los ha recibido, su deseo de
permanecer en Nuevo León y de integrarse a la sociedad en general. Algunos de
ellos ya lo han hecho más a fondo al casarse con mexicanos y vivir aquí con sus
familias.
Además, esta visita me dio la oportunidad de ver con
mayor claridad que no toda la presencia coreana se reduce a las grandes
empresas aquí asentadas (Kia Motors y LG), sino que han llegado también a Nuevo
León los comerciantes y empresarios pequeños y medianos que buscan establecerse
y prosperar, tal como lo queremos hacer los mexicanos.
Si se da una vuelta por Apodaca, no dude en visitar a
cualquiera de estos negocios coreanos, no sienta temor por el idioma o por lo
desconocido. Lo recibirán con mucho gusto, se lo aseguro y después seguirá
regresando a saborear la deliciosa comida coreana o un buen Chi Mek.
Cuando la alta política internacional falla, la
política del acercamiento y proximidad entre ciudadanos y autoridades
municipales sí da buenos resultados en Apodaca.
rogelio.rios60@gmail.com