domingo, abril 28, 2019

Reporte Mueller para mexicanos


Fiscal Especial Robert Mueller.
Fuente: Google.com

Por Rogelio Ríos Herrán 

 La mayor lección que los mexicanos podemos apreciar de la divulgación del Reporte Mueller en Estados Unidos, el cual resume las conclusiones de un fiscal especial sobre actividades del Presidente Donald Trump presuntamente delictivas, es quizá que -independientemente de las consecuencias legales y políticas del Reporte en la política estadounidense- es el liderazgo político de una democracia insignia del mundo desarrollado el que ha sido puesto bajo un severo cuestionamiento: de hecho, se le puede considerar un fracaso.


“Si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”, dice la cita bíblica. No será posible tal vez llevar a juicio al Presidente de Estados Unidos por tal o cual cargo si no hay evidencia suficiente para presentar un caso de “impeachment” en el Congreso o una querella ante un juez federal, pero no cabe la menor duda para nadie que lo que exhibe el Fiscal Mueller en torno a la conducta de Trump y su gabinete es suficiente para desacreditar su liderazgo político y, además, el de toda la clase política estadounidense.


No se limita a Trump y su Gabinete la culpa por el fracaso del liderazgo político en Estados Unidos. La responsabilidad es del sistema político en su conjunto y de todos sus actores, demócratas y republicanos por igual, sociedad civil y medios de comunicación.


¿Cómo fue posible que la democracia estadounidense llegara a este punto crítico? ¿Por qué no se frenó el deterioro de su vida pública desde el principio, es decir, desde que se percibió el rumbo que tomaría ese país si ganaba Trump la elección presidencial en el 2016?


En fin, ¿en dónde estaban los famosos “checks & balances” que los Padres Fundadores establecieron para evitar que sucediera algo tan grave como en el presente: la degradación de la vida pública estadounidense?


Por consecuencia, ¿a quién le va a convenir en México una posible reelección de Donald Trump en el 2020 bajo estas circunstancias? ¿Cómo se van a alinear las fuerzas políticas mexicanas en vista de las revelaciones del Reporte Mueller? 


Dicho reporte merece una lectura a fondo en México; es un espejo en el que podríamos reflejarnos.


En la figura presidencial de Trump, pero también en los perfiles de muchos republicanos y demócratas, se ve a políticos erráticos, temperamentales, caóticos que ya necesitan un reemplazo generacional. Trump incurrió posiblemente en obstrucción de la justicia y caminó sobre una delgada línea roja respecto a la interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales del 2016. 


No me voy a quedar solamente en la superficie: no se trata de comparar crudamente a Donald Trump con Andrés Manuel López Obrador, sino de una cuestión de fondo: ¿Qué lecciones nos deja en México una investigación estadounidense que revela un liderazgo político rebajado al grado de poner en riesgo la estabilidad misma de la política y las instituciones en Estados Unidos? ¿Estamos los mexicanos más allá de todo riesgo político similar? ¿Se encuentra nuestra democracia a salvo si se derrumba la de nuestro vecino del Norte? 


En el término liderazgo político incluyo a la clase política mexicana en su conjunto, Morenos, aliados y opositores: a los Gobernadores todopoderosos que todos conocemos, a los presidentes municipales pintorescos (por ejemplo, los que nada más “roban poquito”), a líderes de partidos políticos, a diputados y senadores de todos colores y, por supuesto, al Presidente López Obrador. 


Difícilmente quedaría un político mexicano exento de no haber querido, en algún momento de su trayectoria, impedir o desviar de alguna forma la acción de la justicia cuando puso en peligro sus intereses políticos. Para todos ellos sus intereses o sus causas ideológicas justifican cualquier acto por arriesgado que sea. 


Lo novedoso del Reporte Mueller es que pone en evidencia una manera oscura de hacer política que se creía desterrada en Estados Unidos después del “affaire” Watergate en los años 70s. No es responsabilidad individual de Trump el que su país haya llegado a un nivel político tan bajo, más bien es una culpa compartida por todos los actores políticos: unos por acción; otros por omisión. 


Veo en concreto dos temas para reflexionar en México: 


1) Mentir se puede establecer como una forma de hacer política. Decir falsedades directamente o distorsionar la información se usa en el discurso público sin que haya consecuencias ni rendición de cuentas. Manipular sin freno se vuelve el parámetro para el manejo de la información que necesariamente debe influir desde el Gobierno hacia la sociedad. Los filtros, las censuras, los ataques a los medios de comunicación se vuelven cosas de todos los días, como si fueran de lo más normal, pero no lo son. 


2) Las necesidades prácticas del liderazgo, el afán del control político y la lucha por el poder derriban a la legalidad, a la cual consideran como un estorbo para los proyectos políticos y las transformaciones sociales. Las instituciones, los equilibrios de poderes y el apego a los principios democráticos de respeto a la ley y la tolerancia a los demás se vuelven irrelevantes: lo que cuenta en la arena política es la habilidad y la fuerza para barrer con los obstáculos e imponerse. 


Como observador mexicano, me preocupa mucho que el “efecto aparador” resulte irresistible para los mexicanos: si en las democracias avanzadas los líderes se comportan así y les da buenos resultados, ¿qué nos detiene de seguir haciéndolo en México, pensarán muchos políticos? Al cabo aquí no hay equivalentes al fiscal Robert Mueller y cualquier gobernante puede hacer y deshacer casi como le dé la gana. 


Al final, se vuelve tan atractivo ser “un chico malo” de la política que los demás caminos, como el de la legalidad, se quedan solitarios, ya nadie quiere caminar por ahí. 


La relevancia del Reporte Mueller en México va de la mano con la carrera electoral presidencial de nuestros vecinos hacia el 2020. Quien se la juegue en México a favor de la reelección de Donald Trump -político o empresario- debe saber que estará apostando también en contra de la democracia y sus preciados tesoros: la legalidad y la rendición de cuentas. 


La manipulación la democracia es un juego en el que perdemos los ciudadanos de todo el mundo. La defensa de la libertad de expresión no es una bandera de periodistas solamente, sino de todos los ciudadanos porque es la última trinchera democrática: quien la derribe, toma la plaza sitiada. 


Con todas sus limitaciones, el Reporte Mueller nos deja una seria advertencia a los mexicanos: ninguna democracia está a salvo en el mundo de hoy. Los malos ejemplos se replican. Dime a quién admiras y te diré quién eres.


Si queremos ser un poco civilizados, veremos que el fin no justifica los medios. ¡Aguas! 

  




jueves, abril 25, 2019

Alfonso Reyes: diplomático por convicción


Alfonso Reyes en su biblioteca. Fuente: Google.com

Por Rogelio Ríos Herrán
Bajo una tormenta primaveral aderezada con situaciones externas e internas pasan en estos tiempos los diplomáticos mexicanos del Servicio Exterior Mexicano sus días y tareas. Casi siempre es así para ellos: lidiar con situaciones imprevistas, crisis que surgen de la nada, la presión mediática, la vida familiar, las críticas por cualquier cosa y las muy ocasionales palmadas en la espalda que los mexicanos les damos. Pero, como se dice en la calle, nuestros diplomáticos “aguantan vara”.

Les comparto a ellos, a manera de palabras de aliento, un par de párrafos que recogen las frases de uno de los incansables diplomáticos mexicanos de antaño: Alfonso Reyes, el regiomontano universal, recogidas en un libro que es una verdadera delicia: la vida diplomática del maestro Reyes con un prólogo de Bernardo Sepúlveda Amor (ver referencia bibliográfica al final).

“En la trayectoria diplomática de Reyes”, narra Bernardo Sepúlveda, “es reiterada la idea de su compromiso y responsabilidad en defensa de los intereses mexicanos, razón en la que funda el ejercicio de su función. En un banquete de bienvenida que la revista Nosotros le ofrece a su arribo a Buenos Aires en 1936, Reyes pronuncia un discurso explicando los motivos de su vocación:

¿Qué me arroja, qué me impele a esta vida que tiene tanto de vagabunda? ¿Qué fuerza, qué sed me lleva y trae en el torbellino de esta gitanería dorada de la diplomacia? Yo era un hombre de libros, hombre para estudio recogido, para el retraimiento de las musas bibliotecarias. Pero el mundo no se estaba quieto: se oían gritos en la calle y ¡mal haya el que cierra sus puertas cuando alguien, afuera, llora o ríe! ¡Mal haya el que pueda vivir contento o cómodo siquiera cuando al lado sufren los suyos! Mi país necesitaba de todos, hasta del más humilde discípulo de las letras.

En otra ocasión, en una carta dirigida a Luis Alberto Sánchez y fechada en la Ciudad de México el 7 de agosto de 1940, Reyes se defendía de señalamientos, comunes e inexactos contra los diplomáticos, de que sus vidas en el exterior son “confortables y voluptuosas”:

El resultado es que al retirarme, porque sin duda ya se cansaron de mí y porque nadie me debe manejos en servicios políticos interiores, me he quedado pobre y sigo luchando. Pero nunca viví fuera de la pobreza en la realidad cotidiana de mi vida. Nunca viví fuera de la lucha. La diplomacia mexicana no se parece a la de otros países sudamericanos. No somos privilegiados, arrastramos ante el mundo el deber de demostrar que no somos caníbales, en medio de sacrificios constantes. Por eso no creo que deba usted considerarme como un hombre que ha vivido sobre un camino de terciopelo. Me abstengo de explicarle ciertos hondos motivos patéticos por los que mi alma ha tenido que transitar para alcanzar la independencia de criterio que ilumina mi vida. Sólo debo decirle que muchos de mi país no me perdonan el que yo no sepa vincularme a las vendettas del odio, y que muchos otros que desde fuera aparecen como grandes luchadores han vivido aquí en un ambiente de delicias y gozan y han gozado siempre de gran bienestar que dista mucho de parecerse a mi pobreza. Guárdelo en su corazón y hágame justicia…

Fuente: Reyes, Alfonso. Relaciones Internacionales/ Alfonso Reyes; pról. de Bernardo Sepúlveda Amor. -México: FCE, Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey, 2010. 331 pp.




miércoles, abril 17, 2019

México: el dilema de Nielsen


Kirstjen Nielsen en una visita a la frontera antes de su renuncia.
Fuente: Google.com
Por Rogelio Ríos Herrán
El “Dilema de Nielsen”, por llamarlo de alguna manera, llegó a México más pronto de lo que yo creía. La reciente renuncia a principios de abril de Kirstjen Nielsen al cargo de titular del Homeland Security Department de Estados Unidos (una vasta maquinaria burocrática en la cual se concentran los recursos del Gobierno estadounidense para enfrentar sus problemas de seguridad) lanzó a la opinión pública una discusión relevante en ese país: Nielsen renunció porque las instrucciones que le daba el Presidente Donald Trump, de cumplirlas, la llevarían a violar las leyes norteamericanas.


No nos engañemos: la señora Nielsen era de línea dura en cuestiones migratorias. Bajo su mano implacable, por ejemplo, se implementaron las políticas de separación de niños y sus padres migrantes, de la cual derivaron las crudas escenas de niños migrantes encerrados en jaulas en centros de detención que conmovieron a los norteamericanos.

Todo tiene límite, sin embargo, incluso para Nielsen. Ese límite llegó cuando, no obstante argumentarle intensamente al Presidente Trump que sus instrucciones implicaban violar la ley, el Ejecutivo estadounidense le insistía en que cumpliera sus órdenes. Colocada entre la espada y la pared, Nielsen optó por la renuncia.

Un último escrúpulo personal salvó a Nielsen del juicio que seguramente vendrá en el futuro para la Administración Trump sobre su forma de proceder ante las leyes. No rebasó la línea roja, prefirió dejar uno de los puestos más poderosos en el Gabinete estadounidense antes que convertirse en cómplice del Presidente Trump en posibles ilegalidades.

Recordé este caso cuando en México el Presidente López Obrador, en un memorándum girado a sus Secretarios de Hacienda, Gobernación y Educación Pública, les instruye para que no cumplan (“dejen sin efecto”, según las palabras presidenciales) las disposiciones legales y constitucionales enmarcadas en la Reforma Educativa aprobada en 2013.

A los Secretarios Carlos Urzúa, Olga Sánchez Cordero y Esteban Moctezuma la instrucción presidencial los coloca en el dilema de Nielsen: ¿cumplo la ley o le hago caso al Presidente?

¿A qué está obligado un Secretario de Estado? ¿A quién debe su lealtad última? ¿Por quién y hasta qué punto va a arriesgar su reputación personal y profesional en aras de hacer lo que se le ordena?

Me resulta muy difícil entender la acción del Presidente López Obrador respecto a la reforma educativa después de haber observado su mesurada participación en el US-Mexico CEO Dialogue celebrado apenas el viernes 12 de abril, en Mérida, frente a un grupo selecto de capitanes de empresas americanas y el Secretario de Comercio Wilbur Ross.

Ante los empresarios extranjeros presentes, quienes tienen en sus manos decisiones de inversiones de gran escala en México, reiteró el Presidente López Obrador que México era un país de leyes, que los compromisos y los contratos se cumplirían cabalmente por parte de su Gobierno y que los inversionistas podían tener plena confianza en su gobierno. Cosechó muchos aplausos, fue un buen evento.

Si creemos que, puesto que los CEOs ya se regresaron a su país, lo del memorándum será solamente un tema de consumo interno o uno de esos pleitos recurrentes entre el Gobierno y la Oposición, no será así. No pasa desapercibido en el exterior todo acto y declaración del Presidente mexicano, sobre todo cuando están en juego miles de millones de dólares en inversiones.

¿Cómo percibirán sus palabras los mismos CEOs que acudieron a reunirse con él en Mérida: “si hay que optar entre la ley y la justicia, no lo piensen mucho, decidan en favor de la justicia”?

Sobre la legitimidad de lo que pretende hacer el Presidente mexicano a través de su memorándum se han pronunciado ya voces críticas expertas, juristas destacados y políticos de oposición. No tengo más que agregar a lo dicho.

Lo que sí espero con ansiedad es la reacción de Carlos Urzúa, Olga Sánchez Cordero y Esteban Moctezuma ante el memorándum presidencial (al momento de escribir este texto no he hallado ninguna reacción). La llegada de cada uno de ellos al Gabinete se la deben por completo al Presidente López Obrador y, además, creo que los mueve su afinidad ideológica sincera con el proyecto de la Cuarta Transformación para aportar su mejor esfuerzo al nuevo Gobierno.

Hasta ahí todo está muy bien, es perfectamente legítimo e incluso loable. La cuestión es cómo van a responder al tener frente a sí el Dilema de Nielsen: ¿cumplo la ley o le hago caso al Presidente?
Olga Sánchez y Carlos Urzúa
Fuente: Google.com
Al buen entendedor, pocas palabras. Ni qué decir que cada uno de los Secretarios mencionados en el memorándum es inteligente, capaz y con trayectorias profesionales destacadas, vaya, son dueños de un alto prestigio producto de una vida de trabajo.

¿Van a echar todo eso por la borda si el Presidente López Obrador les insiste que ejecuten sus instrucciones al pie de la letra sin importar las consecuencias?

¿O van a tomar la salida de Nielsen: renunciar antes de arriesgarse a una posible ilegalidad? ¿Es posible que el propio Presidente López Obrador -una de las 100 personalidades más influyentes en el mundo en 2019, según la revista Time- no vea las implicaciones de sus actos y recapacite? ¿Quién lo asesora que lo coloca en estos callejones sin salida en los que no hay ganancia posible?

Qué raros deben ser los días en Palacio Nacional. Cada jornada trae algo distinto, los temas no se agotan, sólo cambian uno tras otro. Todo pasa y nada queda. ¡Qué chamba la de Secretario de Estado en México y en Estados Unidos!


Link a la carta de renuncia de Kirstjen Nielsen:


Link al texto del Memorándum del Presidente López Obrador:




 
Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Fuente: Google.com


domingo, abril 14, 2019

Parroquiales vs. Globalistas


De raid, la vida en la mochila y la guitarra.
Fuente: Google.com


Por Rogelio Ríos Herrán

“Cuando le dije a mi padre que me iba a echar a volar…”

Alberto Cortez

A Colmecas 81, mis globalistas favoritos

Desde hace tiempo, observo entre los mexicanos una marcada tendencia a expresar opiniones y tomar posturas con base a qué tanto alcanzan a ver del mundo: los de mirada corta (parroquiales) que se aferran a su terruño, sus fronteras definidas y a la raíz de sus ancestros; los de mirada larga (globalistas) que ven mucho más allá del suelo donde nacieron y anhelan hacer suyo el mundo entero, sí, literalmente el mundo en su totalidad.

Parroquiales

Despiden los parroquiales al hermano aventurero que se lanza al camino para explorar el mundo, ellos son los que guardan la tierra natal, la casa paterna, las fotografías y cartas de los antepasados. Ellos son los que se quedan, las raíces de sus pueblos y comunidades, los amigos a los que el globalista regresa de vez en vez a tocar el terruño nada más para emprender de nuevo el viaje. La solidez de su suelo nativo y de su Patria son como de roca, no las agrieta nada. Recelan del mundo externo, desconfían de todo lo que hay más allá de sus fronteras inmediatas. Para ellos, el paisaje conocido, el lenguaje propio, las costumbres y tradiciones, las tortillas y guisos de toda la vida son su baluarte contra todo lo que el resto del mundo tiene de amenazante. Más que oportunidades del exterior, perciben amenazas; se los dice su instinto que nunca falla. Se lamentan de que, desde dentro de sus comunidades, son la pérdida del sentimiento patriótico, del fervor religioso y de la educación cívica las que erosionan poco a poco su forma de vida tradicional. Están convencidos de que “Cómo México no hay dos” y cantan el Corrido de Monterrey, el Corrido de Chihuahua, Sonora Querida, Tabasco es un Edén y Caminos de Guanajuato, o el que aplique según el caso, como sus verdaderos himnos nacionales. Gracias a ellos se mantienen las tradiciones mexicanas: la machaca con huevo, las tortillas de harina, la carne zaraza, los tamales y la cochinita pibil y abundantes libaciones de tequilas y mezcales. Gracias a ellos, nuestros ancestros aún reciben cada domingo flores en sus tumbas y son recordados puntualmente cada Día de Muertos. Usan sus iPhones, sí, pero para ayudarse a resguardar su mundo local contra las amenazas globales. Son los pilares de nuestras comunidades, sin ellos no habría Patria tal como hoy la conocemos y debemos agradecerles por ello.

Globalistas

¡Ah! Los globalistas, mi tribu preferida. Son los trotamundos, los “pata de chucho” que no se pueden quedar quietos en un mismo lugar por mucho tiempo. Nómadas existenciales como son, las tradiciones los ahogan, el patriotismo es una camisa que les queda apretada, la Patria (sí, la quieren tanto como sus hermanos parroquiales, pero con amor de caminante) no es la Dama regañona que los sujeta, sino un papel que llevan en el bolsillo mientras recorren en aventón el camino de México hasta Argentina. Son mexicanos, son patriotas, pero juegan en un equipo diferente a los sedentarios: son, quieren ser, sueñan con el mexicano universal. Cuando vuelven a su terruño, traen noticias e historias del mundo externo, fascinan a sus hermanos y amigos sedentarios que casi nunca salen de su pueblo con historias y anécdotas sin fin con las que les dicen que allá, atravesando las fronteras, hay gente de carne y hueso como uno, samaritanos y villanos como en todos lados, idiomas, tradiciones, cocinas y canciones tan viejas y venerables como las nuestras, y muchas formas de imaginarse a Dios y vivir la vida. Cantan “no soy de aquí ni soy de allá”, como Alberto Cortez o “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, como Serrat. Disfrutan el privilegio de ser mexicanos mientras se toman un tequila en Roma, Teherán o Seúl, en cualquier parte del mundo en donde reciben bien a los mexicanos, lo cual es decir en todo el mundo. Los globalistas aman el camino tanto como a sus parejas de vida (o quizá un poco más), para ellos Jesucristo fue el gran globalista de pelo largo e ideas universales, no temen a lo que hay más allá del territorio conocido, son los Magallanes del siglo 21 y, a la manera del navegante portugués, le dan la vuelta al globo terráqueo con un mensaje inconfundible: aquí estamos, venimos de México, somos del Mundo, vivamos en paz.

Lo mejor de la existencia de parroquiales y globalistas (tome su bando si usted gusta, estimado lector) es que, contra lo que pudiera pensarse, ambos se necesitan y se atraen para darle sentido a sus existencias: sin los sedentarios no habría hogar ni Patria a donde regresar; sin los nómadas no habría mundo a donde ir ni nadie que disipara los temores y miedos de los sedentarios. Son La Cigarra y La Hormiga, pero en buena onda (“estamos pisteando tranquilos”, como dirían los sinaloenses) y sin moraleja incómoda. Como el regreso del hijo pródigo que nos cuenta la Biblia, el retorno del globalista es ansiado por el sedentario, por sus padres cariñosos que echan la casa por la ventana cuando lo reciben, por sus hermanos alborotados que siempre lo esperan. Sin los que se quedan, el que se va no tendría adónde volver; sin el que se va, el que se queda se marchitaría de encierro, tristeza y aislamiento. Se rompería el orden universal de las cosas sin el Ying y el Yang de los taoístas.

El camino llama al viaje; el hogar espera el retorno. Vivir es irse, pero también quedarse. Es mi idea de Dios.

   

jueves, abril 11, 2019

Mérida: ¡a escena!


Sede de la US Chamber of Commerce, Washington, DC
Fuente: Google.com
Por Rogelio Ríos Herrán

Si nos quedamos solamente con los trascendidos de algunos columnistas y del gossip político mexicanos, parecería que la reunión del 11 y 12 de abril en Mérida, Yucatán, a la que acuden empresarios y funcionarios estadounidenses y mexicanos, es una movida más en el ajedrez político mexicano para resaltar la figura de Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores.

Pero no es así, el fondo del evento es mucho mayor. Son la US Chamber of Commerce y su US-Mexico CEO Dialogue las organizaciones que convocan a la reunión, en la cual una veintena de CEOs de empresas americanas de alto nivel escucharán lo que los funcionarios mexicanos (El Presidente López Obrador, Marcelo Ebrard, Graciela Márquez, Olga Sánchez, Alfonso Romo, etc) les dirán en sus comparecencias. Es decir, son ellos quienes ponen el escenario; es a los mexicanos a quienes toca aprovecharlo y salir a escena.

No es una reunión de un elitista grupo de grandes empresarios americanos, sino lo que está detrás de ellos: la US Chamber of Commerce (www.uschamber.com) es la organización de negocios más grande del mundo con unos 3 millones de afiliados entre pequeños, medianos y grandes empresarios y agrupa a cámaras de comercio locales y asociaciones de industriales en Estados Unidos.

Además, desde febrero pasado la US Chamber lanzó, en conjunto con 200 empresas y asociaciones en Estados Unidos su UMSCA Coalition (www.umscacoalition.org) cuyo objetivo es influir en el Congreso de Estados Unidos para la aprobación del T-MEC, cuya deliberación está en curso.

Nada más para tener presente por qué los americanos se toman el trabajo de ir a Mérida y armar un foro: México y Canadá son los dos principales destinos para las exportaciones de más de 120 mil empresas pequeñas y medianas estadounidenses. 
Las manufacturas estadounidenses que se exportan a México y Canadá apoyan a unos 2 millones de empleos de hombres y mujeres de más de 43 mil firmas manufactureras en Estados Unidos. Casi un tercio de las exportaciones agrícolas de USA tienen como destino a México y Canadá.

Así que no, lo de Mérida no es un numerito armado en función de intrigas palaciegas en México para impulsar a alguien en el Gabinete. Es, en este momento, un evento crucial para definir -de una vez por todas- el tono de las relaciones económicas de México y Estados Unidos directamente con los empresarios estadounidenses, es decir, con quienes toman las decisiones sobre las grandes inversiones.
Wilbur Ross, Secretario de Comercio de Estados Unidos
Fuente: Google.com
Por supuesto que la presentación de Marcelo Ebrard es esperada con especial atención por los CEOs y funcionarios americanos, pues acudirá nada menos que Wilbur Ross, Secretario de Comercio de Estados Unidos, entre los presentes. La responsabilidad de Ebrard como Secretario de Relaciones Exteriores lo coloca como una de las figuras principales del evento.

Lleva Marcelo en sus alforjas el respaldo de un cuerpo de funcionarios experimentado, de elevada formación y experiencia profesional tanto en la Cancillería como en el Servicio Exterior Mexicano, en donde observarán seguramente con ansiedad su presentación, las de los otros funcionarios mexicanos y los comentarios de los CEOs que incidirán en sus tareas diplomáticas.

Cualquier comediante experimentado le dirá a usted que el Stand Up es quizá el tipo de presentación más complicado: solitario en el escenario, frente a un mar de parroquianos que son viejos lobos de mar y a los que no se les puede decir un chiste malo porque rechiflan y te botan, hay que sacar la casta para convencer y ser aplaudido.

¿Será muy diferente en el Stand Up político? No lo sé, pero a mí me revolotearían mariposas en el estómago de saber que en unos minutos más me darán el grito de “¡A escena!”, sobre todo si al colega que me preceda, como se dice coloquialmente, le fue como en feria; pero no dudaría en salir e intentarlo.

Bromas y gossip político aparte, si hay momentos en que los funcionarios mexicanos necesitan apoyo es en eventos como los del US Mexico CEO Dialogue en Mérida. El 2024 está muy lejano, la chamba hay que sacarla ahora o no habrá futuro alguno que disputar.

En un foro de tan alto nivel hay que portarse a la altura. Señores funcionarios, el escenario les espera y el público ya está impaciente porque arranque la función: ¡Última llamada!






martes, abril 02, 2019

Apodaca de golpe

Parque de Investigación e Innovación Tecnológica (PITT), Apodaca, México.
Fuente. Google.com

Por Rogelio Ríos Herrán

Fue de lo más refrescante ir al sábado 30 de marzo por la tarde a la conmemoración del 168 aniversario del Municipio de Apodaca, invitado para atestiguar la sesión solemne del Cabildo en la que, además, se entregó la Medalla al Mérito Cívico Moisés Sáenz Garza 2019, ilustre profesor apodaquense.

Para mí, fue una oportunidad de asomarme a un pedazo de historia nuevoleonesa, pues se rememoró en boca del Alcalde (César González Garza) el origen de estas “mercedes” alrededor de un ojo de agua que obtuvo Gaspar Castaño de Sosa, de donde surgió el mestizaje que formó a México, pero en particular, al Noreste mexicano.

Siglos después, lo dijo bien el Alcalde, Apodaca se ha transformado -no sin problemas- en lo que con orgullo los apodaquenses denominan “la capital industrial de Nuevo León”. Acompañado de mis amigos coreanos Byung Lim, Kevin Lee y Rubén Kim (Instituto de Política y Economía Corea-México), no pude dejar de pensar que está en vías de ser un municipio con tintes cosmopolitas.
Celebración 168 aniversario de Apodaca.
Recibió la medalla al Ciudadano Distinguido Don Armando Fuentes Aguirre, “Catón”, coahuilense de nacimiento, apodaquense por devoción y buen amigo; por otro, se reconoció con la medalla “Profesor Moisés Sáenz Garza” la excelente labor que al frente de la Casa Hogar Alabastro de Amor Thelma, A.C., desarrollan Gerardo y Adriana dando un hogar, alimentación y cuidados médicos a adultos mayores de Apodaca y municipios circunvecinos.

El Cabildo les informó, por voz del Alcalde, que recibirán apoyos del Municipio en la forma de un terreno para una nueva sede y recursos por 3 millones de pesos para su construcción. La noble labor de Alabastro de Amor seguirá adelante.

Entre los honores a la Bandera, las sabias palabras de Catón, su buen humor, y la emoción de todos por el mensaje de Adriana en agradecimiento por la medalla y el apoyo recibidos, y en medio de un cielo nublado que amenazaba con caernos encima en cualquier momento, sentí de golpe a Apodaca: no estoy solamente de visita por aquí, los apodaquenses me hicieron sentir como uno más de ellos. Son parte del Nuevo León en el que sigo creyendo, el de la gente de abajo que no se da por vencida en la batalla diaria por ganarse el pan, que lucha contra muchas adversidades y aún le quedan ganas de fiesta y celebración cuando hay oportunidad.

Mientras transcurría el evento, recordé a un buen amigo apodaquense, Sergio Javier García Zapata, quien un día sí y otro también da gracias a Dios por las bendiciones recibidas, como hombre bien nacido, pero también por ser de Apodaca, tierra de la que siempre habla con orgullo.

Ya se transformó tu tierra, Sergio Javier: creció mucho, se industrializó, se formaron nuevas colonias, llegaron los coreanos (apodaquenses por adopción, como decimos en México), aparecieron el tráfico y los embotellamientos, la inseguridad, y ya no veo, como antes, vacas pastando tranquilamente en terrenos en breña.
Kevin Lee, Alcalde César Garza 
y el autor.

Ese crecimiento exige a las autoridades municipales que se esfuercen al máximo en su tarea, que cumplan con sus responsabilidades y estén a la altura del reto. Creo que el Alcalde César y su equipo lo tienen bien claro.

Sobre todo exige a los propios ciudadanos apodaquenses que cuiden su tierra, reconozcan a sus paisanos que hacen obras buenas y no despeguen el ojo crítico de lo que hacen sus gobernantes.

Apodaca, así de golpe como me sucedió a mí, se ganará su lugar en Nuevo León, en Corea del Sur (Fara-Fara con K-Pop) y en el resto del mundo. Todo es que sigan adelante.

rogelio.rios60@gmail.com

#YoNoMeDistraigo

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