domingo, abril 28, 2019

Reporte Mueller para mexicanos


Fiscal Especial Robert Mueller.
Fuente: Google.com

Por Rogelio Ríos Herrán 

 La mayor lección que los mexicanos podemos apreciar de la divulgación del Reporte Mueller en Estados Unidos, el cual resume las conclusiones de un fiscal especial sobre actividades del Presidente Donald Trump presuntamente delictivas, es quizá que -independientemente de las consecuencias legales y políticas del Reporte en la política estadounidense- es el liderazgo político de una democracia insignia del mundo desarrollado el que ha sido puesto bajo un severo cuestionamiento: de hecho, se le puede considerar un fracaso.


“Si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”, dice la cita bíblica. No será posible tal vez llevar a juicio al Presidente de Estados Unidos por tal o cual cargo si no hay evidencia suficiente para presentar un caso de “impeachment” en el Congreso o una querella ante un juez federal, pero no cabe la menor duda para nadie que lo que exhibe el Fiscal Mueller en torno a la conducta de Trump y su gabinete es suficiente para desacreditar su liderazgo político y, además, el de toda la clase política estadounidense.


No se limita a Trump y su Gabinete la culpa por el fracaso del liderazgo político en Estados Unidos. La responsabilidad es del sistema político en su conjunto y de todos sus actores, demócratas y republicanos por igual, sociedad civil y medios de comunicación.


¿Cómo fue posible que la democracia estadounidense llegara a este punto crítico? ¿Por qué no se frenó el deterioro de su vida pública desde el principio, es decir, desde que se percibió el rumbo que tomaría ese país si ganaba Trump la elección presidencial en el 2016?


En fin, ¿en dónde estaban los famosos “checks & balances” que los Padres Fundadores establecieron para evitar que sucediera algo tan grave como en el presente: la degradación de la vida pública estadounidense?


Por consecuencia, ¿a quién le va a convenir en México una posible reelección de Donald Trump en el 2020 bajo estas circunstancias? ¿Cómo se van a alinear las fuerzas políticas mexicanas en vista de las revelaciones del Reporte Mueller? 


Dicho reporte merece una lectura a fondo en México; es un espejo en el que podríamos reflejarnos.


En la figura presidencial de Trump, pero también en los perfiles de muchos republicanos y demócratas, se ve a políticos erráticos, temperamentales, caóticos que ya necesitan un reemplazo generacional. Trump incurrió posiblemente en obstrucción de la justicia y caminó sobre una delgada línea roja respecto a la interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales del 2016. 


No me voy a quedar solamente en la superficie: no se trata de comparar crudamente a Donald Trump con Andrés Manuel López Obrador, sino de una cuestión de fondo: ¿Qué lecciones nos deja en México una investigación estadounidense que revela un liderazgo político rebajado al grado de poner en riesgo la estabilidad misma de la política y las instituciones en Estados Unidos? ¿Estamos los mexicanos más allá de todo riesgo político similar? ¿Se encuentra nuestra democracia a salvo si se derrumba la de nuestro vecino del Norte? 


En el término liderazgo político incluyo a la clase política mexicana en su conjunto, Morenos, aliados y opositores: a los Gobernadores todopoderosos que todos conocemos, a los presidentes municipales pintorescos (por ejemplo, los que nada más “roban poquito”), a líderes de partidos políticos, a diputados y senadores de todos colores y, por supuesto, al Presidente López Obrador. 


Difícilmente quedaría un político mexicano exento de no haber querido, en algún momento de su trayectoria, impedir o desviar de alguna forma la acción de la justicia cuando puso en peligro sus intereses políticos. Para todos ellos sus intereses o sus causas ideológicas justifican cualquier acto por arriesgado que sea. 


Lo novedoso del Reporte Mueller es que pone en evidencia una manera oscura de hacer política que se creía desterrada en Estados Unidos después del “affaire” Watergate en los años 70s. No es responsabilidad individual de Trump el que su país haya llegado a un nivel político tan bajo, más bien es una culpa compartida por todos los actores políticos: unos por acción; otros por omisión. 


Veo en concreto dos temas para reflexionar en México: 


1) Mentir se puede establecer como una forma de hacer política. Decir falsedades directamente o distorsionar la información se usa en el discurso público sin que haya consecuencias ni rendición de cuentas. Manipular sin freno se vuelve el parámetro para el manejo de la información que necesariamente debe influir desde el Gobierno hacia la sociedad. Los filtros, las censuras, los ataques a los medios de comunicación se vuelven cosas de todos los días, como si fueran de lo más normal, pero no lo son. 


2) Las necesidades prácticas del liderazgo, el afán del control político y la lucha por el poder derriban a la legalidad, a la cual consideran como un estorbo para los proyectos políticos y las transformaciones sociales. Las instituciones, los equilibrios de poderes y el apego a los principios democráticos de respeto a la ley y la tolerancia a los demás se vuelven irrelevantes: lo que cuenta en la arena política es la habilidad y la fuerza para barrer con los obstáculos e imponerse. 


Como observador mexicano, me preocupa mucho que el “efecto aparador” resulte irresistible para los mexicanos: si en las democracias avanzadas los líderes se comportan así y les da buenos resultados, ¿qué nos detiene de seguir haciéndolo en México, pensarán muchos políticos? Al cabo aquí no hay equivalentes al fiscal Robert Mueller y cualquier gobernante puede hacer y deshacer casi como le dé la gana. 


Al final, se vuelve tan atractivo ser “un chico malo” de la política que los demás caminos, como el de la legalidad, se quedan solitarios, ya nadie quiere caminar por ahí. 


La relevancia del Reporte Mueller en México va de la mano con la carrera electoral presidencial de nuestros vecinos hacia el 2020. Quien se la juegue en México a favor de la reelección de Donald Trump -político o empresario- debe saber que estará apostando también en contra de la democracia y sus preciados tesoros: la legalidad y la rendición de cuentas. 


La manipulación la democracia es un juego en el que perdemos los ciudadanos de todo el mundo. La defensa de la libertad de expresión no es una bandera de periodistas solamente, sino de todos los ciudadanos porque es la última trinchera democrática: quien la derribe, toma la plaza sitiada. 


Con todas sus limitaciones, el Reporte Mueller nos deja una seria advertencia a los mexicanos: ninguna democracia está a salvo en el mundo de hoy. Los malos ejemplos se replican. Dime a quién admiras y te diré quién eres.


Si queremos ser un poco civilizados, veremos que el fin no justifica los medios. ¡Aguas! 

  




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