domingo, diciembre 31, 2023

Bye, bye, año 2023

 


Por Rogelio Ríos Herrán 

Más que nostalgia por los últimos 365 días transcurridos, me invade el gozo de saber que el año 2023 se acaba, al fin, y me da oportunidad de reflexionar a botepronto sobre algunas cosas que lo describen, desde mi personal punto de vista: 

  1. La Inteligencia Artificial (IA) se desplegó con intensidad en este año que termina, si bien con más confusión que claridad sobre sus alcances y limitaciones. No importa. Ya no nos libraremos nunca de la IA y, en mi calidad de nativo no digital de +60 años, la acepto como herramienta de trabajo, no como sustituto. No la dejaré que me robe la alegría de pensar y escribir por mi cuenta, en el teclado o de mi puño y letra; a ningún robot le permitiré eso. 

  2.  No logramos recuperarnos por completo como comunidad de la pandemia de Covid 19 en uno de sus efectos más perniciosos: la interacción personal y el contacto presencial. No me refiero a reuniones sociales y fiestas, sino a la conexión más profunda que surge en los entornos profesionales y los personales cuando las personas nos abrimos a la colaboración en equipo, al esfuerzo común o la posibilidad de enamorarnos o hacer nuevos amigos. Tal vez demasiados encierros y sesiones de Zoom nos han dejado una huella difícil de borrar, pero yo percibo la dificultad de conocer realmente a alguien o de que nos conozcan cabalmente. 

  3. Se va el año 2023 con otro aspecto negativo: yo lo considero como un escalón más en la degradación del diálogo público entre los mexicanos sobre los problemas del país. Sumergidos cada vez más en la incapacidad de escuchar al otro y comunicarnos con argumentos, no con insultos, en el espacio de la opinión pública se instaló la intolerancia y la estupidez: “polarizar es comunicar”, gritan algunos despistados que de esa manera tratan de disimular sus carencias intelectuales. 

  4. Por cierto, estoy a punto de depurar a fondo mis redes sociales. Entré a Twitter (hoy X) en 2009, por ejemplo, y estaba satisfecho con la utilidad de esa red, pero de unos pocos años a la fecha percibí en ella la prevalencia de señales de intolerancia en el diálogo: descalificaciones tajantes, insultos, retuits de información falsa o de veracidad dudosa, demostraciones abiertas del lenguaje de odio. La situación no ha cambiado con el nuevo dueño, Elon Musk, ni con la modificación del nombre. Creo que en enero del año nuevo cancelaré mi cuenta, con la pena. 

  5. Otras redes como YouTube, Facebook e Instagram las mantendré, pero con reservas: borrar toda información personal, tomar precauciones contra el hackeo de identidades, utilizar todos los filtros posibles para defenderme de la manipulación de la información susceptible de florecer en esas redes. Llevo más de una década en cada una de ellas, pero no las dejaré. 

  6. Mi experiencia de inicio en el ciberespacio fue con un blog que data del año 2006 y todavía conservo: Mirada al Mundo (www.rogeliorios.blogspot.com), lo cual es más cercano a mi experiencia no virtual como columnista de periódicos que armaba sus artículos en una Olivetti Lettera 32 portátil. El blog tiene un encanto propio, un espacio compartido con buenos lectores, y una dignidad editorial que no tienen las otras redes sociales.     

  7. Yo no sé ustedes, pero por lo menos en mi ciudad (Monterrey, Nuevo León, México), fue en el 2023 cuando me di cuenta de que los problemas de tráfico vehicular y contaminación del aire no eran episodios anecdóticos ni pasajeros: llegaron para quedarse, se instalaron como una nueva normalidad y serán, en adelante, compañeros inseparables de los regiomontanos. Adiós a la ciudad idílica de hace 50 años, adiós a costumbres, maneras de hablar y la cocina tradicional (el consumo de cabrito, por ejemplo, va a la baja), Monterrey es hoy, para bien y para mal, una ciudad transformada por la industrialización y la globalización. Mejor así, pienso a veces, para que mi generación no se sienta como prisionera del tiempo pasado. 

  8. Durante el año que finaliza, tuve oportunidad de platicar con muy buenos amigos venezolanos y estadounidenses que residen en el exterior y de compartir una preocupación común por varias cosas: entender qué pasa en el mundo, cuáles son las tendencias de la política internacional, la distorsión de la comunicación, las guerras tan cruentas como en la Edad Media y, en mi caso, saber cómo veían a México. El saldo no es positivo para la imagen de nuestro país en el exterior, cosa en la que yo no puedo influir ni mucho menos controlar, pero que me llena de pesar. 

Finalmente, les agradezco a todos ustedes que tienen la paciencia de asomarse a mis opiniones en cualquiera de las redes sociales, intercambiar comentarios, debatir con argumentos. Saber que me dedican una parte de su tiempo en un día cualquiera es el mejor regalo para mi trabajo de analista y periodista de opinión. Muchas gracias por su apoyo en 2023 que me permitió crecer en todos los sentidos. 

Y bueno, como optimista incurable, yo creo que el año 2024 nos traerá cosas buenas en lo personal y algún alivio al mundo en general.  

¡Feliz Año Nuevo! 

viernes, diciembre 22, 2023

La Navidad se cuela por las rendijas

 


Por Rogelio Ríos Herrán 

No hace mucho tiempo, un buen amigo neoyorquino me dijo que prefería enfocarse a su vida privada como escudo ante lo que él percibía como el deterioro casi irreversible de la política y la vida pública en su país. 

Eso sucedió cuando Donald Trump y su corte de seguidores fanáticos y funcionarios ineptos se convirtió en presidente de los Estados Unidos (2017), una jornada trágica para ese país. 

No culpo a Michael, mi amigo, de su decisión de evitar que el odio y la hostilidad que se vivía en la vida pública invadiera su espacio privado y lo destruyera al quemar sus relaciones afectivas, familiares y amistosas en la hoguera de las ideologías. 

Al contrario, su ejemplo de resiliencia ante la violencia política del discurso y los hechos me ha servido de inspiración para construir mi escudo personal ante la estulticia y agresividad del debate público en México. 

Si lo de Trump en Estados Unidos me pareció inconcebible, hoy me pregunto cómo fue posible que en México llegáramos a una situación similar de división irreversible entre actores y fuerzas políticas. 

No es culpa en México de un sólo hombre, como no lo fue en 2018 en los Estados Unidos. Más bien, hay fuerzas subyacentes, corrientes subterráneas de intolerancia, pensamiento totalitario, actitudes autoritarias y avidez de poder que solamente esperan mostrarse a quien sepa destapar las alcantarillas, necesariamente un personaje populista.  

Señalar a López Obrador como responsable único de la destrucción del diálogo público en México es tentador, pero inexacto. Si floreció su causa, si su discurso binario sedujo a tanta gente, si muchos viejos seguidores prefieren no ver hoy su corrupción e ineptitud es porque en la sociedad mexicana están sembradas las semillas de la discordia. 

No puede cultivarse nada bueno ni esperar frutos maduros en una tierra árida. Los vientos de la ira la revuelven, el agua sucia del rencor social y político la convierte en fango, en fin, no crece la hierba de nuevo en donde los populistas plantan sus pies. 

Si lo mejor que pueden dar la sociedad estadounidense y la mexicana son Trump y López Obrador como gobernantes, además de quienes los rodean y apoyan, entonces, son esas sociedades las que están en problemas: ¿Quién empoderó al Comendador? Fuenteovejuna, señor. 

No nos extrañe, entonces, que el mal aire del odio y las divisiones políticas llegue hasta las familias y los hogares de los mexicanos y, literalmente, se meta hasta las cocinas. Lo mismo ha sucedido en Estados Unidos y, ahí como acá, no veo la salida inmediata a esta terrible situación. 

Lo que está en riesgo en México, así lo pienso de buena fe, es que los mexicanos perdamos la vida democrática (imperfecta, pero democracia al fin) a la que estábamos acostumbrados si se mantienen las tendencias actuales.  

Cada día, en cada parte de México, mueren de forma violenta mujeres y hombres, niños y adultos, asesinados por las manos de criminales y, ante ello, los gobernantes ni se inmutan. 

En lo que se recordará como el sexenio con mayor número de homicidios en la historia contemporánea de México (con una cifra cercana a los 200 mil homicidios bajo el gobierno de López Obrador), ¿cómo pueden sobrevivir la democracia y los derechos humanos? ¿Qué mexicano piensa realmente que su país es todavía un lugar digno para vivir? 

El escudo de Michael me sirvió a mí también para poner dique al odio y la intolerancia públicos. Por las rendijas de mis puertas y ventanas, sin embargo, se coló felizmente la Navidad del 2023 como un alivio en el alma y un motivo de reflexión. 

La mente me advierte, sin embargo, que siga en guardia, que no hay soluciones inmediatas ni mágicas a los problemas de México, que la inseguridad acecha en cada calle y me obliga a vivir con el Jesús en la boca. 

El corazón, por su parte, optimista incurable, me da un abrazo y me dice que maneje bien el escudo, pero que deje pasar la amistad, el amor, la comprensión, tolerancia y cariño de la familia, los amigos, los vecinos o los desconocidos que saludamos al paso en cafés y en las calles. 

Así que venga la Navidad no sólo por las rendijas, sino por la puerta principal. Nos podrán robar los malos gobernantes las posibilidades de un país mejor, pero jamás la esperanza de creer en México y defenderlo de quienes hacen botín de él. 

Navidad en las montañas, escribió el maestro Ignacio Manuel Altamirano. Navidad por las rendijas, agrego de mi parte: déjela entrar a su casa. 

¡Feliz Navidad! 

Rogelio.rios60@gmail.com

domingo, diciembre 17, 2023

La COP28 no ‘prendió’ en México

 


Por Rogelio Ríos Herrán


Ni en el discurso político nacional ni en la cobertura de los medios de comunicación mexicanos tuvo un lugar preponderante el desarrollo y la conclusión de la COP28 (la Conferencia de las Partes por el Cambio Climático de la ONU), celebrada en Dubai (Emiratos Árabes Unidos) entre el 30 de noviembre y el 13 de diciembre, sus deliberaciones y, al final, los acuerdos logrados en el documento final.

La representación mexicana en Dubai fue de bajo nivel, pues al presidente de México no le interesa el tema ambiental. Los titulares del evento fueron escasos en los medios de comunicación mexicanos, las notas se fueron, si acaso, a las secciones interiores, lejos de los “headlines”, como si lo negociado en Dubai no tuviera repercusiones en México.

El acuerdo principal fue, entre otros, la mención explícita de que las partes se comprometen a reconocer como objetivo para el año 2050 lograr una transición “justa, gradual y equitativa” hacia las energías renovables y apartándose de las “energías fósiles”.

Para el año 2030, se pidió a las 198 partes comprometerse en objetivos específicos: Triplicar la energía renovable disponible en el mundo, abatir las emisiones de metano e impulsar los mecanismos de captura de dióxido de carbono.

Durante los próximos dos años, las naciones participantes (incluida México) deberán presentar un plan formal y detallado sobre las políticas y acciones que tomarán para disminuir las emisiones de carbono para el año 2035.

Además, la COP28 “expresa una seria preocupación de que 2023 está destinado a ser el año más cálido registrado y que los impactos del cambio climático se están acelerando rápidamente, y se enfatiza la necesidad de una acción y apoyo urgentes para mantener el objetivo de 1.5 grados Centígrados al alcance y para abordar la crisis climática en esta década crítica” (Draft Revision CMA.5/ Revised Advance Version).

En una acción que demostró la indiferencia del presidente López Obrador sobre el tema del cambio climático, el día 15 de diciembre inauguró el primer tramo del Tren Maya, un proyecto de ferrocarril turístico que recorrerá la zona de la Riviera Maya y otras partes de la Península de Yucatán y que ha sido señalado críticamente por su profundo impacto dañino ecológico en el Sureste de México.

Qué desafortunada coincidencia en el tiempo que el Tren Maya sea inaugurado un par de días después del término de la COP28 en Dubai. Al dañar severamente los ecosistemas, los acuíferos y la biodiversidad de la Península de Yucatán, la señal que envía el presidente López Obrador al exterior es su falta de compromiso en la lucha contra el cambio climático: no cuenten con mi gobierno, parece decirle al resto del mundo.

El biólogo Roberto Rojo (de la organización “Sélvame del Tren”) declaró recientemente en Aristegui Noticias que “calculamos que se asesinaron más de 10 millones de árboles en una de las selvas más saludables que nos quedan en México” (nota “Tren Maya ha derribado más de 10 millones de árboles: ambientalistas”, 16/10/2023).

La postura pública del CEMDA (Centro Mexicano de Derecho Ambiental) emitida el 9 de diciembre sobre las políticas ambientales del gobierno de López Obrador es muy clara: “para las organizaciones que hemos seguido desde hace años las negociaciones internacionales para lograr controlar el calentamiento global, es evidente que durante esta administración México ha optado por mantener un perfil más bajo, el cual se debe, en gran medida, a que las decisiones dentro del país siguen priorizando el desarrollo a partir del uso del petróleo y el gas fósil como combustibles prioritarios”. (ver nota en México, con pocos resultados que mostrar en la COP 28 - CEMDA).  a

En este contexto, el gobierno mexicano muestra al resto del mundo que suscribe en el discurso el Acuerdo de París y la lucha para mitigar los efectos del cambio climático; en los hechos, sin embargo, no cumple con los objetivos de disminución de emisiones de carbono, sigue impulsando las energías fósiles y promueve proyectos altamente dañinos al medio ambiente como el Tren Maya.

Las decisiones que se tomen ahora en México con relación al cambio climático tendrán impacto profundo para el año 2050 y las generaciones de nuestros hijos y nietos. La falta de compromiso del gobierno de López Obrador con el Acuerdo de París y su impulso a proyectos como el Tren Maya, nos daña hoy como país y le valdrá ser recordado por futuras generaciones de mexicanos como “el presidente ecocida”.

Rogelio.rios60@gmail.com

 

 

miércoles, diciembre 13, 2023

‘El Camino de Japón’, un comentario

 


Por Rogelio Ríos Herrán 

En el desierto de las obras en español y escritas por hispanohablantes sobre Asia, el libro que nos propone Víctor Kerber (“El Camino de Japón. Entre Dögen y los hikikomori”, 2019) es un oasis al cual el lector peregrino acude para saciar la sed de saber más sobre Japón bajo la perspectiva inmejorable del idioma común que une a los latinoamericanos. 

No es menor este punto y ahí reside lo valioso de la aportación del Dr. Víctor Kerber: una obra escrita por un especialista mexicano sobre Japón, publicada en español, y que se agrega a las aportaciones mexicanas a los estudios sobre Asia. 

Con su breve, ágil e iluminador libro, Kerber nos lleva de la mano en el sendero de la comprensión amplia -accesible al lector no especializado- de una materia compleja como lo es Japón, su cultura, sociedad y economía, por no mencionar su idioma. 

Su intención, manifiestamente pedagógica, se cumple cabalmente.  

Como lector, uno queda fascinado (elegí el término cuidadosamente) por la revelación de la cultura japonesa en palabras sensibles y comprensibles. Verdaderamente, leer “El Camino de Japón” es como sentarse en el salón de clases a escuchar una magnífica disertación sobre la cultura japonesa.   

Si es usted especialista en temas asiáticos o un lector apasionado sobre las culturas orientales, quedará más que satisfecho con este breviario y, como me sucedió, querrá leer los libros subsecuentes del autor sobre el tema.  

Kerber, sin proponérselo quizá, está en deuda con sus lectores: ¿cuándo publicará el siguiente volumen sobre Japón? 

En poco más de 100 páginas de texto, además de bibliografía, anexos, glosario, referencias iconográficas y síntesis biográficas, el autor despliega su conocimiento y cercanía con la cultura japonesa. 

Las ilustraciones de Alejandra Martínez Austria, los kanjis de Omar Rosales Ambriz y la fotografía de portada de Emanuel Silva Mejía, además de una edición pulcra y bien cuidada, conforman el universo editorial que da vida y atractivo a este libro. 

Kerber armó su obra en cuatro capítulos:  

  1. Japón ante el mundo. 

  2. El Japón que se extravió. 

  3. El Zen posmoderno. 

  4. El poder del Shinto. 

A ello lo complementa su propia conclusión y un prólogo de Masateru Itó, miembro del cuerpo diplomático japonés, especialista en temas latinoamericanos y traductor de la obra de Octavio Paz. 

Desde la introducción, el autor nos plantea la pregunta que guía al desarrollo de sus argumentos en toda la obra: ¿Qué fundamentos del espíritu japonés podrían contribuir a la construcción de una nueva etapa en el desarrollo a nivel global? 

El capítulo tercero, “El Zen posmoderno”, es mi favorito: “el Zen es tan absoluto e indescriptible, que sólo puede accederse a través del despertar de la mente”. Se aborda ahí a los Sabios de Kyoto (o Escuela de Kyoto), “una concurrencia ecléctica de filósofos que coincidieron en la Universidad de Kyoto antes de la Segunda Guerra Mundial”. Se analiza además al culto a la Naturaleza en la tradición Zen, el diálogo entre la Naturaleza y el vacío, así como a la Naturaleza y la voluntad. Retoma a pensadores como Hajime Tanabe, Kitaro Nishida y Keiji Nishitani con relación al vacío japonés, al choque entre la tradición y la modernidad: 

“En occidente todavía se tienen la fe, la ética, las ideas, etcétera, heredadas del cristianismo y la filosofía griega, y la integración de estos diversos elementos sigue siendo la fuerza dinámica detrás de la formación de la persona. Sin importar cuánto se está sacudiendo esa base, aún está muy viva y se lucha contra ella sólo a costa de una determinación feroz. 

“Para nosotros en Japón, las cosas son diferentes. En el pasado el budismo y el pensamiento confuciano constituían esa base, sin embargo, ya han perdido su poder, dejando un vacío y un hueco total en nuestro terreno espiritual. Nuestra era probablemente represente la primera vez desde el comienzo de la historia en que se ha producido tal fenómeno.” (Keiji Nishitani). 

Por estas y otras referencias a pensadores japoneses y por la habilidad discursiva del autor para engarzar las diversas épocas y corrientes del pensamiento japonés en un todo coherente, claro y accesible, el capítulo tercero del libro me pareció particularmente brillante.  

La edición de “El Camino de Japón” bajo el sello editorial KASABLANKA Ediciones (kasablanca.ediciones@gmail.com) y al amparo de la Fundación Kosuga y Hashi Gallery, consta de 500 ejemplares, los cuales me parecen notoriamente insuficientes para propulsar la labor de difusión de esta obra, cuyas virtudes pedagógicas pueden ser ampliamente aprovechadas en las aulas, desde el nivel preparatoriano hasta el universitario. 

No dudo, por tanto, que habrá ediciones sucesivas de esta obra tanto en formato impreso como electrónico. Víctor Kerber ya está, seguramente, pensando y escribiendo borradores sobre su siguiente libro sobre Japón, el tema que ha sido la pasión de su vida profesional y académica. 

Perfil de Víctor Kerber: Es egresado de la Licenciatura en Relaciones internacionales por El Colegio de México, realizó estudios de posgrado en la Universidad de Sophia, Tokio, fungió como titular del Consulado de México en Osaka, Japón, y es Doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de Michoacán, México. 

sábado, diciembre 09, 2023

‘El Gran Corruptor’ al descubierto

 


Por Rogelio Ríos Herrán 

Por coincidencia, terminé de leer “El Gran Corruptor”, el reportaje recientemente publicado por Penguin Random House de la autora Elena Chávez sobre Andrés Manuel López Obrador y su gobierno, cuando se conmemoraba el Día Internacional Contra la Corrupción (7 de diciembre), lo cual fue una atinada circunstancia. 

Profundo en su búsqueda, bien documentado y sin escatimar los señalamientos de corrupción con nombres y apellidos de funcionarios del gobierno de López Obrador que todavía están en sus cargos, el libro refleja la madurez de una periodista de investigación que domina el oficio y, por otra parte, el coraje de presentar esta denuncia pública sin temor a las represalias de los funcionarios señalados. 

Recordemos que México es considerado el país más peligroso para ejercer el periodismo fuera de una zona de guerra, según las organizaciones Reporteros Sin Fronteras y la Sociedad Interamericana de Prensa. Los asesinatos de periodistas y la presión en contra de los medios de comunicación dan buena fe de ello. 

Entonces, que Elena Chávez haya publicado ya dos libros, el anterior “El Rey del Cash” y el actual “El Gran Corruptor”, señalando el alto nivel de corrupción del presidente López Obrador, su familia y su gobierno, la pone en una elevada situación de riesgo para su persona. 

“Los libros denunciando a un presidente y sus acciones habitualmente se escriben y publican hasta el siguiente sexenio, ya a salvo de la ira y represalias que puedan surgir desde el poder”, nos dice Sergio Negrete Cárdenas en el prólogo. 

“Elena Chávez tiene el arrojo de denunciar a AMLO mientras es presidente”, concluye. 

A lo largo de 21 capítulos, Elena expone casos de corrupción (¡21 casos al menos!) en el entorno personal y en el gabinete de López Obrador que son emblemáticos de su sexenio. Lo hace recurriendo a testimonios y pruebas documentales que muchos servidores públicos o víctimas de funcionarios lopezobradoristas le hicieron llegar, después de la publicación de “El Rey del Cash”, para ampliar su perspectiva. 

El resultado es un recorrido -a la vez fascinante y deprimente- por las prácticas corruptas de la familia y los colaboradores de alto nivel de López Obrador que ponen en evidencia un patrón de conducta bien establecido para la recaudación de dinero ilícito. 

El caso que Elena desarrolla al final del texto sintetiza la avidez por el dinero y la traición a la promesa empeñada en campaña por López Obrador de no permitir corrupción en su gobierno: el manejo de la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores. 

La comprobación documentada que cuidadosamente presenta Elena, apoyada por un equipo de investigadores, revela un presunto desvío de fondos públicos multimillonario: por ejemplo, entre enero y junio de 2022 se destinó un presupuesto de 159 mil 491 millones de pesos para el programa, pero los pagos de pensiones fueron por 117 mil 784 millones de pesos, ¿Qué sucedió con el dinero no ejercido? 

“Sólo en el primer semestre de 2022”, nos dice Elena, “se identificó un ‘sobrante’ de más de 41 mil 706 millones de pesos que, siguiendo instrucciones de la titular de la Secretaría del Bienestar, Ariadna Montiel, se desviaron hacia una partida secreta que, según la ley, no debería existir”. 

La Pensión del Bienestar “se ha convertido en una fuente de recursos opaca, un agujero negro en el que el dinero público parece destinarse a cientos de miles de beneficiarios que ni siquiera existen, posiblemente incluso rozando el millón de personas ficticias”, agrega la autora. 

Concluye de manera contundente afirmando que “hay que escribirlo con todas sus letras, López Obrador ha cometido peculado con los adultos mayores, ya que hay evidencia de malversación de fondos públicos”. 

Elena firma lo anterior, no olvidemos, poniendo en el libro la culminación de su esfuerzo periodístico, sufriendo acoso judicial en la procuradora de la CDMX, y arriesgando su vida. 

No fue tal vez coincidencia que yo terminara de leer “El Gran Corruptor” en el Día Internacional Contra la Corrupción, sino una buena señal: la corrupción del presidente y su gobierno se muestra, al fin, a golpe de luchas periodísticas y de la sociedad civil por la transparencia y la rendición de cuentas. 

Concuerdo con Elena: “Como mexicanos, no debemos olvidar los años de esfuerzo, lucha y sacrificio, incluso la sangre derramada por compatriotas, destinados a construir instituciones fuertes que este hombre (López Obrador) ha ignorado y desmantelado con total desfachatez”. 

Chávez, Elena. “El Gran Corruptor”. México: Penguin Ramdom House Grupo Editorial, edición en formato digital, 2023, 231 pp. 

jueves, diciembre 07, 2023

Frente Amplio por México: la crisis del agua

 


Por Rogelio Ríos Herrán 


Si algo afecta inmediata y perturbadoramente la vida cotidiana de los mexicanos, sus empleos, empresas y negocios, son los cortes intermitentes de electricidad y, sobre todo, la escasez o falta absoluta de agua. 


En Monterrey, la ciudad en donde vivo y una capital industrial y financiera de México, vivimos en 2022 una situación inédita de cortes de agua a zonas residenciales e industriales, como nunca se había visto en esta metrópoli. Experiencias similares se vivieron en otras ciudades mexicanas.

 

Con esta experiencia en mente, abordé la lectura del capítulo “Medio Ambiente, Agua y Energía”, del documento “Frente Amplio por México: Hacia un Programa de Gobierno 2024-2030", del cual quiero compartir con ustedes lo relativo al agua. 


De entrada, nos advierten en el documento que “la crisis hídrica... aunque es variable dependiendo de la ubicación geográfica y los patrones climáticos, compromete ya la viabilidad de las actividades productivas y la vida misma en grandes regiones del planeta, incluida buena parte de nuestro país”.

 

Ante la inminencia de la celebración de la COP28 en Dubai (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático del 30 de noviembre al 12 de diciembre) en la cual se debatirá, entre otras cosas, la posibilidad de incumplir los objetivos fijados para el año 2030 en la reducción de emisiones de carbono, es oportuno el diagnóstico y las medidas sugeridas por el Frente Amplio por México para el siguiente sexenio. 


“Partimos de la convicción”, nos dicen los especialistas, “de que la sociedad será la mayor beneficiaria de que logremos en México una transición justa y equitativa hacia una economía resiliente, de bajo carbono y más eficiente en el uso de los recursos y la energía.”

 

Respecto al agua, el panorama actual es preocupante:

  

-La participación social es prácticamente inexistente, y los problemas sociales derivados de la escasez y contaminación del agua crecen en todo el territorio.

  

-Existe un uso muy ineficiente del agua en la agricultura de riego, fugas en los sistemas de distribución en casi todas las ciudades del país, y un importante acaparamiento del recurso a través de concesiones en manos de especuladores y grandes usuarios.

 

-Hay aún cerca de 10 millones de mexicanos que no cuentan con los servicios básicos de agua potable y saneamiento y más de 45 millones de ciudadanos que reciben servicios deficientes de acuerdo con estándares internacionales.

 

- Casi todos los ríos, lagos, lagunas y cuerpos de agua del país están contaminados en diferente grado.

 

- La mayor parte de las plantas de tratamiento construidas en los últimos treinta años están abandonadas o funcionan deficientemente, y la infraestructura hidráulica se ha quedado rezagada debido a los excesivos recortes presupuestales.

 

Ante los problemas y desafíos que la gestión del agua plantea, el Frente Amplio por México plantea líneas de acción prioritarias, de las cuales les menciono las siguientes: 


- Garantizar el respeto al derecho humano al agua y su saneamiento, consagrado en la Constitución, y hacerlo una realidad a más tardar durante el sexenio de 2024 al 2030. 

- Perseguir la seguridad hídrica frente al cambio climático y los desastres naturales que provoca, y enfrentar la creciente escasez de agua con políticas pública preventivas y paliativas a nivel nacional. 

- Fomentar la efectiva e informada participación de la sociedad en las decisiones en materia hídrica que pudieran afectarlos o beneficiarlos. 

- Asegurar la transparencia y rendición de cuentas en los procesos de administración y gestión del agua. 

- Desarrollar un modelo de administración pública y gestión operativa para el campo y el desarrollo agroalimentario, orientado al ahorro y al uso eficiente del agua. 

- Asegurar que la inversión en infraestructura —tremendamente rezagada— se mantenga a un nivel superior a 2 % del PIB en los próximos 6 años, de acuerdo con estándares internacionales y en consonancia con la crisis hídrica. 


Al final, leemos en el documento, “el estrés hídrico, que lleva a la falta de agua dulce disponible para la población y las actividades económicas, se ha convertido en una limitante al crecimiento y a la inversión en muchas regiones del país, con impactos sociales negativos de gran relevancia y preocupación.” 


Bajo las condiciones actuales de la gestión ineficiente del agua, la falta de compromiso gubernamental con la lucha contra el cambio climático y el deterioro ambiental de México, imaginar la situación ambiental en el año 2050 no sólo es un ejercicio de prospectiva, sino una pesadilla de la cual no se puede despertar. 


No dejemos que nuestro querido México caiga en el abismo del ecocidio y la falta de agua por la incompetencia de los gobernantes. Reflexionemos sobre la propuesta del Frente Amplio por México.

 

AMLO: la fatiga del poder

  Por Rogelio Ríos Herrán  Al poco tiempo de empezar las conferencias matutinas (“las mañaneras”) en el arranque del gobierno de López Obra...