jueves, octubre 08, 2015

Reforma petrolera, ¿en marcha?

Plataforma petrolera en la Sonda de Campeche
Fuente: google.com

Por Rogelio Ríos Herrán

Tras el tibio intento que representó la fase uno de la Ronda Cero en la asignación de contratos para la explotación petrolera con participación de capital privado, la celebración el 30 de septiembre de la fase dos nos permitió empezar el mes de octubre con mucho mejores noticias: se asignaron tres de los cinco contratos ofrecidos bajo el esquema de producción compartida.

Los campos a explotar se encuentran en aguas someras frente a las costas de Campeche y Tabasco y sus nombres llevan el sello del colorido de aquella región petrolera: Amoca, Miztón y Teocalli, en Tabasco; Pokoch e Ichalkil, en Campeche, por ejemplo, que me remontan en la memoria al legendario Ixtoc frente a Isla del Carmen.

La inversión estimada para los bloques asignados es de 3 mil millones de dólares y se estima una producción conjunta de 90 mil barriles diarios de petróleo a partir de 2018, según cifras de Lourdes Melgar, subsecretaria de Hidrocarburos de la Secretaría de Energía.

Vale la pena mencionar que un escenario petrolero tan complejo a nivel mundial como el actual, con precios deprimidos e inversiones y proyectos cancelados por doquier por las compañía e inversionistas petroleros, el hecho de que la fase dos de la Ronda Uno haya colocado tres contratos y declarado desiertos solamente dos de ellos es un buen avance en la ruta de la apertura petrolera de México.

Críticos o no de la reforma petrolera, de las modalidades que contempla y hasta de sus alcances o el riesgo de corrupción y sobornos, y sin desdeñar la polémica intensa generada a su alrededor desde su concepción y negociación a través del Poder Legislativo, creo que no debemos olvidar que lo que se juega sobre la mesa es el futuro petrolero de México en un mercado difícil por donde se le vea y en el contexto de un mundo lleno de conflictos que nos hacen sentirnos, de nuevo, en un escenario que creíamos superado: el de la Guerra Fría y el enfrentamiento de las superpotencias en Siria con el afán de conservar sus “zonas de influencia”.

Por tanto, del fracaso o del éxito de la reforma petrolera en el terreno, en la explotación de los campos y en las negociaciones con las compañías petroleras como Panamerican Energy (filial de British Petroleum) o el consorcio mexico-americano Petrobal y Fieldwood sobre los márgenes de utilidad operativa que garantizarán al Gobierno mexicano (en algunos casos, hasta el 92 por ciento), más el pago de regalías, de todo eso depende que la economía mexicana sea viable en el mediano plazo en cuanto a gobierno, empresas y mercados se refiere: mientras no se encuentre otro camino, si la renta petrolera mejora y se eleva a través de asociaciones con capital privado, más elevado será el beneficio para México.

El eterno riesgo: accidentes en las plataformas petroleras
Fuente: google.com
Es todo un dilema, es verdad, el del petróleo: cuando volteamos a ver todo lo que se hizo antes con el derroche o gasto inútil de los ingresos petroleros, con cientos de miles de millones de dólares tirados a la basura que nos hubieran permitido tal vez dar el salto anhelado al desarrollo económico pleno y benéfico para todos los mexicanos, dan ganas de retirar todo apoyo o simpatía por la reforma energética; pero cuando nos damos cuenta también que el petróleo sigue siendo nuestra mejor apuesta en un mundo global para impulsar a México a niveles superiores de desarrollo económico y político, entonces, hay que ponderar cuidadosamente el camino de la reforma energética como uno que, con una vigilancia adecuada de la sociedad mexicana sobre la utilización de los recursos generados, sea nuestra llave de entrada a un mejor país para todos.

Usted, ¿qué postura tomaría?

rogelio.rios60@gmail.com





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