miércoles, diciembre 10, 2025

ANSIEDAD POR LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

No será la primera vez que un avance tecnológico me reta a aprenderlo y dominarlo. No soy nativo digital, pero eso, lejos de ser una desventaja, es mi mejor punto de partida para apreciar las ventajas de la IA.

Por Rogelio Ríos Herrán


En la calma de un domingo decembrino por la tarde, rememoré la aprehensión que tuve en días pasados por saber más a fondo y dominar, de alguna manera, en grado suficiente a la inteligencia artificial (IA) como para aplicarla en mi vida personal y mi trabajo literario y periodístico.

Me conecté vía Zoom a una sesión abierta sobre el manejo de Gemini, el motor de IA de Google, en la cual un buen instructor hablaba con entusiasmo sobre esa tecnología como herramienta de vida y de trabajo. 

Me dejó sorprendido el alcance que tiene Gemini como soporte auxiliar para todo tipo de tareas. 

En particular, el instructor habló de construir un entorno personal de Gemini junto con las demás aplicaciones de Google

Aproveché ese consejo para actualizar mi cuenta de gmail agregándole herramientas y enlaces para no andar saltando de app en app y perder tiempo valioso.

Además de la sesión abierta y gratuita, el instructor ofreció un curso en línea de cuatro sesiones (a un costo de 170 dólares), en el cual nos llevaría de la mano, a nivel introductorio, hacia un conocimiento a fondo del uso y las capacidades de Gemini acondicionado a los requerimientos personales.

No tomé el curso, pero decidí aplicarme al estudio y aprender rápido y bien el uso de la IA. No quiero quedar excluido de la tecnología de vanguardia que está transformando todos los aspectos de las vidas de las personas; simplemente, no me lo perdonaría.

No será la primera vez que un avance tecnológico me reta a aprenderlo y dominarlo. No soy nativo digital, pero eso, lejos de ser una desventaja, es mi mejor punto de partida para apreciar las ventajas de la IA y comparar, mediante los recuerdos y la memoria de inventos pasados, cómo era la vida anterior a la llegada de internet, por ejemplo, y agradecer a la Providencia la gracia de permitirme vivir entre dos épocas, la analógica y la digital, y disfrutar lo mejor de cada una de ellas.

Siempre lo he dicho: disfruté mi niñez y juventud sin internet, pero ¡cómo me hubiera gustado tener una computadora cuando era niño!

Por lo pronto, ¡a aprender a fondo sobre la inteligencia artificial!


@Rios60H

 


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