El apuro constante de la presidente Claudia Sheinbaum por afirmar en las conferencias matutinas que en México sí hay libertad de expresión, apunta a la sabiduría de un viejo refrán: dime de lo que presumes y te diré de lo que careces.
Por Rogelio Ríos Herrán
¿Por qué es tan mala la relación de los gobiernos municipales, estatales y el nacional de Morena con los periodistas y medios de comunicación en México?
La respuesta da para elaborar una tesis doctoral, pero me limitaré a aventurar una explicación con base en los principios de transparencia y rendición de cuentas.
En el fondo del problema, los gobernantes no llegan a comprender cabalmente lo que significa ser periodista y su responsabilidad y ética de trabajo en favor de la sociedad y su derecho a la información, al contrario de la adulación y servilismo ante los gobernantes.
Esa incomprensión no es retórica, sino real y tiene consecuencias violentas: entre el 1 de enero y el 31 de julio, se documentaron 51 casos de periodistas mexicanos llevados ante tribunales o autoridades administrativas, principalmente electorales.
La cifra mencionada supera a la del peor año del que se tenía registro (2021), en donde ocurrieron 40 casos de acoso judicial o administrativo a periodistas.
Por tal razón, Leopoldo Maldonado, director regional de Artículo 19 para México, advirtió recientemente que México avanza hacia un modelo de “censura legalizada", en el que jueces, fiscales y autoridades administrativas son utilizados para acallar a la prensa y sofocar a los medios de comunicación.
Maldonado presentó el 15 de diciembre un libro coordinado por él en el cual recoge textos de varios periodistas mexicanos, titulado “Cállense: los nuevos rostros de la censura”, el cual comentaré en una colaboración aparte.
En una entrevista para lasillarota.com, Maldonado dijo cuatro cosas interesantes que me interesa resaltar.
“Lo que está en juego es no sólo el derecho de los periodistas a informar, sino el derecho de la sociedad a estar informada”.
“Se instauró la idea de que todos los funcionarios tienen permiso para agredir verbalmente a periodistas. Se ataca al mensajero para no hablar del mensaje central”.
“Para un periodista, la credibilidad es su principal capital y cuando un funcionario se aprovecha de su posición para acabar con la reputación de un crítico a partir de falsedades, está acabando con su carrera. Es de una crueldad inusitada y no hay controles para eso”.
“Nunca hemos tenido garantizada la libertad de expresión en México”.
Los gobernantes de Morena no son los primeros en acosar y perseguir a periodistas mexicanos, pues el encarcelamiento, asesinato y desaparición de periodistas es un problema grave de larga historia en México.
Lo que sí han hecho los gobernantes de Morena, empezando por las conferencias matutinas presidenciales, es llevar el acoso y la persecución a niveles superlativos.
La marca de la casa morenista es el discurso de odio, provocado por López Obrador, no sólo hacia la labor periodística, sino en contra de los periodistas y medios de comunicación críticos: su idea del Edén es un mundo sin periodistas.
El apuro constante de la presidente Claudia Sheinbaum por afirmar en las conferencias matutinas que en México sí hay libertad de expresión, apunta a la sabiduría de un viejo refrán: dime de lo que presumes y te diré de lo que careces.
Como parece muy complicado para los gobernantes morenistas y de otros partidos políticos (Movimiento Ciudadano, PAN, PRI, PT, Partido Verde, etcétera) entender y respetar la labor de los periodistas, recurriré a una definición de “periodista” elaborada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación con base en los estándares interamericanos de derechos humanos:
Un periodista es “cualquier persona que difunda información con relevancia social con independencia del medio de comunicación en el que se desempeñe (radio, televisión o blogs en internet), si está asociado a algún medio de comunicación o ejerce su profesión de forma independiente, o si realiza dicha actividad de forma habitual o permanente”. (Amparo en revisión 1422/2015).
Cuando los gobernantes acosan y persiguen a periodistas y medios de comunicación en México en perjuicio de la libertad de expresión y la rendición de cuentas, en realidad, lo que hacen es robar información, traicionar y mentir a la sociedad de donde obtienen sus votos y legitimidad.
De ese tamaño es el despropósito del acoso judicial y la agresión verbal a los periodistas mexicanos, el cual alcanzará un récord histórico en 2025.
Expreso mi solidaridad con María Amparo Casar, en esta hora en la que sufre persecución judicial desde la Fiscalía General de la República.
@Rios60H
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