sábado, noviembre 11, 2023

Antisemitismo: una aproximación

 


Por Rogelio Ríos Herrán 


Como analista mexicano, mi primera reacción a partir de los terribles acontecimientos del 7 de octubre (la masacre de israelíes que hizo la organización terrorista Hamás) y la reacción extrema del gobierno de Netanyahu al bombardear indiscriminadamente la Franja de Gaza, fue la de presentir una nueva ola de antisemitismo en opiniones expresadas tanto en los medios de comunicación como en redes sociales nacionales. 


No me equivoqué, aquí vamos de nuevo. Ahí estaba presente, de inmediato, el espectro de comentarios guardados en el cajón de quienes los utilizan, como molde, en cada nueva crisis entre israelíes y palestinos. 


Vale decir que algo similar sucede de parte de quienes, en otro cajón de sus escritorios, guardan sus comentarios islamofóbicos para reciclarlos en la siguiente crisis. 


El punto es que en el Medio Oriente siempre habrá “una siguiente crisis”, pero no cambiarán los estereotipos de judíos y palestinos en detrimento de opiniones mejor informadas. 


Me enfocaré en este comentario al antisemitismo mexicano, el cual no nació con esta crisis en Gaza ni se terminará al final del conflicto, cualquiera que éste sea. 


Brevemente, el antisemitismo “es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos... las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto”, según la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA, por sus siglas en inglés, www.holocaustremembrance.com). 


Además, “con la humanidad marcada por el genocidio, la limpieza étnica y el racismo, el antisemitismo y la xenofobia, la comunidad internacional comparte la solemne responsabilidad de combatir esos males”, se expresa en la Declaración del Foro Internacional de Estocolmo sobre el Holocausto (año 2000). 


En el Continente Americano, los estados adherentes a dicha Declaración son Canadá, Estados Unidos, Argentina; por su parte, El Salvador, Uruguay y Brasil son países observadores, pero todos asumieron el compromiso público de combatir en sus sociedades el antisemitismo como manifestación de odio hacia los judíos. 


Con estos antecedentes, se puede entender mejor que el combate al antisemitismo no sea un tema prioritario en los gobiernos mexicanos recientes –a pesar del tamaño y la importancia de la comunidad judía mexicana- al no participar activamente en la IHRA, por ejemplo, ni lo es en los medios de comunicación que cubren el conflicto en la Franja de Gaza. 


La crítica al sionismo (la política del gobierno israelí que defiende la existencia del Estado de Israel), cruza sin más al territorio del antisemitismo (el odio a los judíos). Es el odio el elemento emocional que nubla la razón y da paso a la insensatez. 


La crítica legítima a las políticas de los gobiernos de Israel hacia los palestinos no sólo es justa, sino necesaria en México: apoyar a Israel no es necesariamente apoyar a Netanyahu, por ejemplo.

  

Utilizar, sin embargo, el disfraz de “la libertad de expresión” (la Primera Enmienda, en el caso de Estados Unidos), “el derecho a la réplica” o “ejercer la crítica”, para expresar prejuicios, sesgos y odios personales es inaceptable y cierra la puerta al entendimiento. 


“La complejidad del conflicto israelí-palestino debería convertirlo en un tema ideal para enseñar el pensamiento crítico y cómo tener discusiones difíciles”, nos advierte el profesor Kenneth Stern (del Centro Bard para el Estudio del Odio, Bard College, Nueva York, y autor en 2006 del libro “Antisemitims Today”). 


“En cambio, se está utilizando como una toxina que amenaza a toda la empresa académica (en Estados Unidos)”, concluye (citado por Michelle Goldberg, en su columna del New York Times del 04/11/2023, “When it comes to Israel, Who decides what you can and can’t say?”). 


No renunciemos a las “discusiones difíciles”, pero participemos en ellas con opiniones bien informadas y sin sesgos.  


Es lo menos que debemos en México a judíos y palestinos en esta hora oscura para sus pueblos. 



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