martes, julio 04, 2017

2017: ‘To look for América’


Fuente: Google.com

Por ROGELIO RÍOS HERRÁN

Si en algo ha servido la llegada del siglo 21 ha sido que, entre otras cosas, puso bajo una perspectiva real un fenómeno que en décadas anteriores no hubiéramos podido identificar tan claramente: la debilidad de los superpoderes, la fragilidad del poderío de las grandes potencias y la vulnerabilidad de las sociedades de los países del primer mundo. Es decir, ni tan súper ni tan potencias.

Más allá de los clichés sobre Estados Unidos (la superpotencia militar por excelencia, la economía más avanzada del mundo, su proclamación de ser un país excepcional elegido por Dios para liderar la lucha por la libertad en la Tierra), vemos ahora a una sociedad estadounidense ampliamente diversificada y poco cohesionada socialmente, por no decir en desintegración, que vive temerosa por la economía y las amenazas (imaginarias o reales) a su seguridad. Los gringos tienen miedo y ya no lo ocultan, sino que construyen abiertamente su vida pública alrededor del temor, no de la paz.

Hoy 4 de Julio que festejan los norteamericanos el aniversario de la Declaración de Independencia de 1776 en Filadelfia (sí, la de “Sostenemos como evidentes estas verdades: que los hombres son creados iguales…”), manifiesto mi admiración por la gente de esa gran nación a la vez que los veo con los ojos de un observador a la distancia: vulnerables, atemorizados, azotados por una epidemia de consumo de drogas, atrapados en un ciclo de aislamiento de su país, de rechazo al mundo exterior, y profundamente divididos por múltiples razones.

Fuente: Google.com
Parece que los días de unidad americana se circunscriben ahora a los “holidays” como el de hoy, en torno a las “barbecues” que les darán unas horas de respiro y de ilusión de reunión familiar y reconciliación para volver, el 5 de Julio, al “business as usual” de su dura realidad.

“¿Será posible”, se pregunta la analista política Susan George, “volver a una cultura y una política estadounidenses más generosas, aunque sin duda menos inocentes, o serán permanentes los cambios que han traído aparejados cincuenta años de fabricación e imposición de una ideología neoliberal laica y religiosa?... Hoy las ganadores se llevan todo, los perdedores nada.” (En su obra “El Pensamiento Secuestrado: Cómo la derecha laica y la religiosa se han apoderado de Estados Unidos”, Público: 2009, p. 317).

¿Será posible, me pregunto yo, volver esa cara de la sociedad estadounidense que nos parece más cercana, la de su gente amigable y solidaria con los que sufren pobreza o viven una tragedia, con los que defienden los derechos y las libertades civiles con fiereza desde sus trincheras? ¿Con la que cantábamos, junto con Simon & Garfunkel, “I’ve come to look for America”?

Curiosamente, veo ahora a norteamericanos de carne y hueso –no a su élite de gobernantes y millonarios- y los siento cercanos en sus sufrimientos y los acompaño en sus esperanzas y optimismo. Con ellos, a pesar de sus diferencias, me puedo conectar, sentir empatía, tomar una cerveza y discutir y comentar largamente sobre su país y el mundo, pero sobre todo, sentirlos como unos de nosotros, del resto del mundo del cual artificialmente fueron separados por razones políticas.

No, no están solos los estadounidenses en este aterrador siglo 21, lo único que necesitan es extender su mano, ¿será eso tan difícil?

¡Feliz 4 de Julio!

rogelio.rios60@gmail.com


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