Su vida corre peligro, con premio o sin premio, pero la visibilidad internacional que aporta el Nobel de la Paz 2025 es innegable aun en el contexto de una dictadura feroz y cruel como la de Nicolás Maduro
Por Rogelio Ríos Herrán
Celebré el anuncio del otorgamiento del Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado con júbilo, como hace mucho no sentía al ver las noticias sobre Venezuela.
Para ella, el reconocimiento del Comité Noruego que concede el premio fue un alivio en las condiciones de vida clandestina que sufre en su país. Su vida corre peligro, con premio o sin premio, pero la visibilidad internacional que aporta el Nobel de la Paz es innegable aun en el contexto de una dictadura feroz y cruel como la de Nicolás Maduro.
Por esta ocasión, compartiré con ustedes, queridos lectores, el texto íntegro del anuncio del Comité Noruego emitido en Oslo, Noruega, el 11 de octubre pasado.
La claridad de su redacción expone las consideraciones y argumentos que fundamentan debidamente la decisión del comité. ¿Qué más podría agregar de mi parte? La paz sea con Corina.
El Premio Nobel de la Paz de 2025 se concede a una persona valiente, de firmes principios y profundamente comprometida con la paz: a una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de una creciente oscuridad.
El Comité Noruego del Nobel ha decidido otorgar el Premio Nobel de la Paz de 2025 a María Corina Machado.
Recibe el premio por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha en favor de una transición justa y pacífica de la dictadura hacia la democracia.
Como líder de las fuerzas democráticas en Venezuela, María Corina Machado constituye uno de los ejemplos más extraordinarios de valentía civil en América Latina en los últimos tiempos.
Ha desempeñado un papel fundamental en la unificación de una oposición política profundamente dividida; una oposición que ha sabido congregarse en torno a la exigencia de elecciones libres y de un gobierno representativo. Este es, precisamente, el núcleo de la democracia: la defensa conjunta de los principios que garantizan el autogobierno del pueblo, incluso en la discrepancia. En una época en que la democracia se ve amenazada, esa unidad resulta más importante que nunca.
De haber sido un país relativamente democrático y próspero, Venezuela se ha transformado en un Estado autoritario, sumido en una profunda crisis humanitaria y económica. La mayoría de la población vive en la extrema pobreza, mientras unas pocas élites se enriquecen. El aparato represivo del Estado se ha vuelto contra sus propios ciudadanos. Cerca de ocho millones de personas han abandonado el país. La oposición ha sido sistemáticamente reprimida mediante fraude electoral, procesos judiciales y encarcelamientos.
La dictadura en Venezuela hace que la actividad política sea sumamente difícil. Como una de las fundadoras de la organización Súmate, dedicada al fortalecimiento de la democracia, Machado se destacó como defensora de elecciones libres y justas hace más de dos décadas. Como ella misma expresó: “Fue una elección de votos sobre balas”. A través de sus responsabilidades políticas y de su labor en diversas organizaciones, ha defendido la independencia del poder judicial, los derechos humanos y el gobierno democrático. Durante años, ha luchado incansablemente por la libertad del pueblo venezolano.
Antes de las elecciones presidenciales de 2024, Machado fue la principal candidata de la oposición, pero el régimen impidió su postulación. En respuesta, respaldó al candidato de otro partido, Edmundo González Urrutia. Cientos de miles de voluntarios se movilizaron superando divisiones políticas y fueron capacitados en observación electoral para garantizar unos comicios abiertos y justos. A pesar del riesgo de acoso, detención y tortura, ciudadanos de todo el país vigilaron los centros de votación y aseguraron la documentación de los resultados antes de que el régimen pudiera destruir las papeletas y falsear el desenlace.
La labor conjunta de la oposición, tanto antes como durante las elecciones, fue innovadora, valiente, pacífica y plenamente democrática. La publicación de los resultados en las circunscripciones del país por parte de la oposición, que mostraban una clara victoria, recibió apoyo internacional. No obstante, el régimen se negó a reconocer el resultado electoral y se aferró al poder.
La democracia constituye una condición esencial para una paz duradera. Sin embargo, vivimos en un mundo en el que la democracia se encuentra en retroceso y donde cada vez más regímenes autoritarios desafían las normas fundamentales y recurren a la violencia. Aferrarse al poder y oprimir al pueblo no es un fenómeno exclusivo de Venezuela; es el reflejo de una tendencia global: el uso abusivo del Estado de derecho, el silenciamiento de los medios de comunicación libres, el encarcelamiento de voces críticas y el desplazamiento de las sociedades hacia formas más autoritarias y militarizadas.
En 2024 se celebraron más elecciones que nunca, pero cada vez menos pueden considerarse libres y justas.
A lo largo de su historia, el Comité Noruego del Nobel ha rendido homenaje a mujeres y hombres valientes que se han enfrentado a la represión, que han llevado la esperanza de la libertad tanto a las celdas de las prisiones como a las calles y plazas, y que han demostrado que la resistencia pacífica puede transformar el mundo. Desde hace un año, María Corina Machado se ha visto obligada a vivir en la clandestinidad. Pese a las graves amenazas contra su vida, ha permanecido en su país, inspirando a millones de personas.
Cuando el autoritarismo se adueña del poder, resulta esencial reconocer a los valientes defensores de la libertad: a quienes se alzan y resisten. La democracia depende de hombres y mujeres que se niegan a ser silenciados, que se atreven a dar un paso al frente aun cuando el precio sea elevado, y que nos recuerdan que la libertad jamás debe darse por sentada, sino que debe ser defendida con palabras, con valor y con determinación.
María Corina Machado reúne plenamente los tres criterios establecidos en el testamento de Alfred Nobel: ha contribuido a la unión de la oposición en su país, se ha opuesto firmemente a la militarización de la sociedad venezolana y ha mantenido su apoyo constante a una transición pacífica hacia la democracia.
María Corina Machado ha demostrado que los instrumentos de la democracia son también instrumentos de la paz. Representa la esperanza de un futuro distinto, en el que los derechos fundamentales de los ciudadanos sean protegidos y su voz, escuchada. En ese futuro, el pueblo será por fin libre para vivir en paz.
THE NORWEGIAN NOBEL INSTITUTE
Oslo, Noruega
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