Rechazar desde la presidencia de la república la cooperación internacional con las Américas es una mala apuesta para México: yo no quiero ver a mi país aislado de la comunidad internacional.
Por Rogelio Ríos Herrán
Muy breve fue la duración de lo que parecía un giro importante en la actitud de la presidente Claudia Sheinbaum en política exterior: asistir a las reuniones de líderes mundiales o “cumbres”, como se les conoce coloquialmente.
Al viajar a la reunión del grupo G7 celebrada en Kananaskis, Alaska en junio pasado, Claudia Sheinbaum dio un giro estratégico benéfico para los intereses de México.
En contraste con la actitud de su antecesor, quien pregonaba ufano la gracejada de que “la mejor política exterior es la política interior”, la presidente mexicana anunció la decisión de estar presente en Alaska, entre otras cosas, para buscar un encuentro bilateral con el presidente Donald Trump.
No salieron las cosas como ella esperaba. El presidente Trump abandonó súbitamente la reunión un día antes de su conclusión, alegando que tenía asuntos que atender en la Casa Blanca.
Para su mala suerte, Sheinbaum viajó, inexplicablemente, en un vuelo comercial a Vancouver, Canadá, para hacer la conexión a Anchorage, Alaska, pero su avión no llegó a tiempo para conectar.
El retraso de su llegada a Kananaskis coincidió con la salida súbita del presidente Trump, por lo cual no pudo reunirse con él.
Bueno, por lo menos Claudia hizo el intento.
En vista de la próxima reunión de la Décima Cumbre de las Américas, a celebrarse en Punta Cana, República Dominicana en la primera semana de diciembre, Sheinbaum anunció que no asistirá y, en su lugar, enviará una delegación de menor nivel.
Sin dar más razones que las de atender las emergencias nacionales y los asuntos internos del país, además de protestar por no estar invitados los gobernantes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, desde la presidencia de México se dio el portazo al incipiente giro en la política exterior y se volvió a la postura del anterior presidente: no viajar al extranjero, no asistir a cumbres ni beneficiarse de la cooperación internacional.
Curiosamente, en momentos en que en algunas zonas de México se vive una emergencia nacional por la catástrofe climática, uno de los temas centrales de la reunión será la preocupación por el cambio climático y el impacto de los desastres naturales en la región latinoamericana.
En el documento conceptual preparatorio de la Décima Cumbre de las Américas, los expertos del Grupo de Revisión de la Implementación de Cumbres (GRIC) reconocen que “los eventos climáticos extremos tienen un impacto directo en la vida de las personas, pues inciden directamente, y de forma interconectada, en la seguridad hídrica, alimentaria y energética.”
“El aumento de las lluvias y las temperaturas más cálidas”, agregan los expertos, “crean condiciones propicias para la proliferación de vectores de enfermedades, expandiendo el alcance de enfermedades como el dengue, la malaria y el virus de Zika.”, agregan en el documento “Construyendo un hemisferio seguro, sostenible, y de prosperidad compartida” (presentado en la Organización de Estados Americanos el 20 de febrero de 2025).
Es una pena que la decisión de Sheinbaum haya sido no asistir a la reunión en Punta Cana, lugar, dicho sea de paso, que es un paraíso caribeño.
De haber decidido acudir a trabajar con los líderes latinoamericanos, ella se habría enterado del ABC de la cooperación internacional, tal como lo establece el documento citado.
En el mundo de hoy sólo es posible dar respuesta efectiva a los principales retos que enfrenta la sociedad global a través del multilateralismo, la cooperación y la integración.
Las grandes disrupciones que están transformando el mundo son de naturaleza global, y ningún país en el mundo puede enfrentar estos cambios de forma aislada o separada de la comunidad de países.
Los estrechos vínculos entre nuestros países determinan que no es posible caminar de manera firme hacia una prosperidad compartida, con más oportunidades para más gente, si no es a través del diálogo y la cooperación hemisférica.
Los países del Hemisferio están conscientes de que la tarea involucra no sólo a los gobiernos, sino también al sector privado, a la sociedad civil, y a los organismos multilaterales de desarrollo, todos, actores fundamentales en la consolidación de las Américas como un hemisferio donde la prosperidad, la seguridad humana y el manejo sostenible de sus abundantes recursos ambientales es posible.
“Gobernar para todos”, fue una frase que utilizó Sheinbaum el día de la toma de posesión de su cargo presidencial.
En el área de política exterior, su ambigüedad en la conducción de los intereses de México en el exterior revela que no está gobernando para todos, sino para los intereses de la élite morenista en el poder, los cuales no coinciden necesariamente con la visión de una nación próspera, sustentable y segura para sus habitantes.
Rechazar desde la presidencia de la república la cooperación internacional con las Américas es una mala apuesta para México: yo no quiero ver a mi país aislado de la comunidad internacional.
FUENTE:
Documento_Conceptual_Tema_X_Cumbre_ESP.pdf
FIN
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