jueves, abril 16, 2020

'In God We Trust'

Billete de un dòlar.
Fuente: Google.com


Por Rogelio Rìos Herràn

Aunque el Presidente Donald Trump utilice, como todos sus predecesores, la clásica referencia “God Bless America”, al final de sus discursos o mensajes a la nación, no hay elementos para considerar que tenga sentimientos de Mesìas, ni mucho menos.

Lo percibimos, más bien, como un político sumamente pragmàtico, uno que adapta sus convicciones políticas o religiosas al calor del momento, a la medida del problema que enfrenta o según la audiencia a la que se dirija.

La frase “In God We Trust”, se queda, hasta el momento, en los billetes de dólares norteamericanos y no parece permear o influir las decisiones que se tomen en La Casa Blanca.

Al sur del Rìo Bravo, la situación es distinta. En torno al Presidente Andrès Manuel Lòpez Obrador, se fraguò una alianza política de grupos evangélicos con el Partido Encuentro Social, institución que formó parte de la coalición que puso a AMLO en la Presidencia de México.

Encuentro Social, a pesar de ir asociado con Lòpez Obrador, no logró obtener el mínimo de votos requerido para mantener su registro.
Persiste, sin embargo, su cercanìa a la Presidencia, su acceso a Palacio Nacional y la posibilidad de acceder a medios de difusión electrónica bajo concesiones del Gobierno federal.

Además, la utilización recurrente de citas bíblicas, admoniciones del estilo de los predicadores religiosos y hasta la exhibición pública de escapularios que lleva consigo, convierten a Lòpez Obrador en un político que pone en riesgo la tradición mexicana de separación estricta entre Iglesia y Estado.

La vocación cristiana de AMLO no tendría nada de particular, pues él está en su derecho de creer en la religión que quiera. Salvo que si en su calidad de Presidente de la República la resalta casi casi como política pública -sea medio en broma, no sabemos-, eso lo coloca en un terreno peligroso: ¿con basè en què está tomando sus decisiones presidenciales Lòpez Obrador?

“No sería extraño que veamos cada vez más al Presidente de la República acudir a un discurso religioso que puede ir de lo liberacionista a lo apocalìptico”, escribiò Roberto Blancarte (profesor de El Colegio de México) en una columna reciente en el periódico Milenio en México.

“Pero, aunque esa narrativa es poderosa y suele atraer a mucha gente, en las circunstancias actuales puede ser fácilmente ridiculizada y además tiene que competir con otras maneras de entender lo que está pasando”, concluyò el especialista en sociología de las religiones.

No sè què sea lo menos apropiado para enfrentar el desafío sanitario, económico y social del Coronavirus, si el pragmatismo extremo del Presidente Trump o el mesianismo de Lòpez Obrador.

Buena parte del problema es que ambos son líderes que tienden a concentrar el poder en sus manos y no quieren -o no saben- cómo apoyarse en los mecanismos de la democracia (los contrapesos, el papel del Congreso y la sociedad civil) para construir la mejor estrategia.

No quieren apoyarse en la democracia, sino situarse por encima de ella. Las consultas, las deliberaciones, el intercambio de opiniones y los debates, así como admitir errores, es algo completamente ajeno a ellos.

La gran diferencia entre La Casa Blanca y el Palacio Nacional son los contrapesos, los cuales funcionan todavía bien en Estados Unidos, pero están prácticamente desaparecidos en México.

Por sus dudas y retrasos en reconocer el tamaño de la amenaza del Coronavirus, tanto Trump como Lôpez Obrador enfrentan fuertes cuestionamientos internos.

No dudo en decir que el mayor desafío a sus carreras políticas, la pandemia actual, es lo que definirà la manera en la que serán recordados en la posteridad.

¿Los evocaràn historiadores futuros como dos líderes que fueron capaces de reconocer una amenaza a sus naciones y combatirla pronta y eficientemente?

O, por el contrario, ¿seràn señalados como dos mandatarios obstinados hasta la estulticia e incapaces de reaccionar ante la pandemia?

Estàn en riesgo muchas vidas y mucho daño a las economías de México y Estados Unidos si sus Presidentes no toman las decisiones correctas en el momento oportuno.

Recemos por ellos: “In God We Trust”.


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