domingo, agosto 12, 2018

Derecho a la crítica: mi decálogo




Por Rogelio Ríos Herrán

A Manuel Clouthier C.


1)    No hay “momento político” ni “entorno histórico” ni llamado a la “unidad nacional” que justifique la suspensión, disminución o franca anulación de la crítica pública a los miembros de la clase política, la gobernante o la ganadora en las elecciones presidenciales. Es inadmisible que se pida esto a los críticos del sistema político.


2)    Las opiniones, propuestas, declaraciones y proyectos políticos presentados por la clase política, en particular por la que asumirá el nuevo gobierno nacional a partir del 1 de diciembre de 2018, todo lo que digan y hagan está sujeto al escrutinio público y a la crítica de ciudadanos y periodistas o editorialistas que la ejercen con pleno derecho. No hay “beneficio de la duda” que justifique una suspensión del oficio crítico.


3)    La libertad de expresión y el libre albedrío de los ciudadanos son los elementos esenciales para que un sistema político cualquiera pueda denominarse como democrático. En México, el camino hacia la libertad de expresión, de disensión y crítica, se ha ganado a través de generaciones de críticos que la han ejercido con el precio de sus vidas, su libertad y su escarnio público por la intolerancia de las clases gobernantes, cualquiera que haya sido su signo político de derecha o izquierda. 


4)    La crítica, como ejercicio básico de la libertad de expresión, no es una graciosa concesión del gobernante o líder político en turno, sino un bien cívico del mayor valor ganado a pulso por quienes la ejercen aun en las condiciones más adversas y en contra del encono de quienes la rechazan y la suprimen de muchas maneras.


5)    El culto a la personalidad en el cual han incurrido muchos gobernantes y líderes políticos mexicanos es completamente nocivo para el ejercicio de la libertad de expresión, pues no cabe -desde la perspectiva del político o líder que se cree iluminado por la Historia- la menor disensión a quien señala el rumbo de la Patria en vista de que “debilita” o “socava” la consecución de sus fines políticos y equivale a una “traición” a quienes buscan la “salvación” de México.


6)    Colocar al derecho a la crítica como un activo político que se puede negociar según las circunstancias del presente, suspender o postergar para otros momentos, es un error que se ha repetido a lo largo de la historia de México y que siempre ha tenido como consecuencia la deriva al autoritarismo y a la intolerancia de la autoridad, presidente, líder o caudillo en turno. No caigamos hoy en ese error lamentable, no volvamos al pasado.


7)    Llamar o dejar que los seguidores, simpatizantes, militantes o como quiera denominárseles, “defiendan” a su líder a través de la réplica no civilizada, sino insidiosa y ofensiva a quienes en las redes sociales y medios de comunicación elevan sus voces críticas señalando lo que perciben como equivocado en las propuestas de gobierno, pero reconociendo aquéllas que les parecen razonables y haciendo un balance desde sus perspectivas de vida y de profesión, es inaceptable y va en detrimento de las mejores prácticas democráticas. Debe cesar de inmediato el linchamiento mediático a la crítica en las redes sociales.


8)    La disidencia política, ejercida a través de la crítica periodística, llevada a cabo con rigor y buena fe, es la marca irreductible de que un sistema político funciona como razonablemente democrático. Sin la disidencia, no hay democracia; sin la crítica, no hay conciencia.


9)    Los jóvenes y viejos periodistas, críticos y editorialistas de la nueva y vieja escuela proporcionan el elemento más dinámico en nuestra comunidad política: señalan, advierten, proponen, ironizan, son los que aplican la suspicacia como la prueba del ácido de los políticos, los líderes y el gobierno, los que dudan de todo y de todos y hacen reflexionar a los ciudadanos sobre las intenciones verdaderas de sus gobernantes, no sobre las aparentes.


10)   Si la democracia pudiera ser definida en una sola palabra, ésa sería la crítica. Por eso le temen los políticos, por eso intentan comprarla o coartarla por cualquier medio, pues saben que lo que les señale una conciencia crítica será su verdadera cara, no la de la propaganda ni la imagen construida y los discursos que dibujan horizontes de arcoiris para la Patria. La palabra dura les duele, pero es la palabra indispensable para llamarnos democráticos: sin crítica, no hay humanidad posible, ¿lo entenderán algún día?
Rogelio.rios60@gmail.com

No hay comentarios.:

AMLO: la fatiga del poder

  Por Rogelio Ríos Herrán  Al poco tiempo de empezar las conferencias matutinas (“las mañaneras”) en el arranque del gobierno de López Obra...