lunes, diciembre 02, 2024

Contra MORENA, la tolerancia

 ¿Qué hacer ante esta perturbación de la vida personal por los actos de un puñado de políticos morenistas insensibles? 

Por Rogelio Ríos Herrán 

Si usted es de las personas cuyas vidas privadas ha sido puesta de cabeza por las discusiones políticas en pro o en contra de MORENA, López Obrador o Claudia Sheinbaum, no se preocupe tanto: no está solo. 

El supuesto “cambio de régimen” que impulsan los morenistas desde hace 10 años tiene una premisa básica: si las preferencias políticas de las personas deben ser en blanco y negro (“estás con nuestro movimiento o en contra de la Cuarta Transformación”), lo mismo es en el ámbito estrictamente personal de cada uno de los ciudadanos. 

Los morenistas, ayudados por su “Mesías Tropical”, se metieron hasta las cocinas de todo México. Casi cada día de su gestión presidencial, López Obrador ofició las misas de su culto religioso en las conferencias matutinas y, desde ese púlpito, se dedicó a dividir a la nación mexicana. 

Cotidianamente, con su lenguaje soez y pose vulgar, los insultos y amenazas, la burla pintada en la sonrisa, las semillas de la discordia eran lanzadas por Andrés Manuel a las redes sociales y los medios de comunicación. 

El impacto de sus mensajes de odio fue profundo, Poco a poco, yo sentí que en mi círculo comunitario y entre mis amigos esas semillas dieron fruto. 

De repente, en las mesas familiares de cumpleaños, comidas y carnes asadas, la plática derivaba, a la menor provocación, en discutir si estabas a favor o en contra de López Obrador. 

Sin darnos cuenta, en las reuniones de amigos, mesas de café, comidas con los excompañeros de la universidad, la preparatoria o la secundaria, las discusiones en torno a Morena y su “Peje” subían de tono, absorbían todo el tiempo y capturaban la atención de todos. 

¿De cuántas reuniones familiares salieron ustedes con un mal sabor de boca por este tipo de discusiones? 

 ¿A cuántos amigos dejaron de frecuentar -e incluso les retiraron la palabra- por su fanatismo y subordinación incondicional a MORENA y sus líderes? 

Además, las redes sociales se volvieron una pesadilla: el campo de batalla cibernético para las luchas ideológicas interminables entre dos bandos que no buscan tregua jamás, sino ganar la pelea a toda costa. 

Al final de todo este caos, las relaciones personales terminaron destrozadas, las familias separadas, los amigos resentidos entre ellos, y “El Peje” siguió tan campante como si nada: el sembrador de la discordia estaba orgulloso de su cosecha. 

¿Qué hacer ante esta perturbación de la vida personal por los actos de un puñado de políticos morenistas insensibles? 

No tengo respuesta contundente, ni mucho menos, pero voy a compartir lo que a mí me ha funcionado: 

  1. 1) No se despierte usted cada día con el pensamiento puesto en algún gobernante o político, por más pesado que le caiga. No vale la pena ninguno de ellos, izquierdista o derechista, Andrés Manuel o Claudia, ni gastar nuestro primer pensamiento del día en ellos ni dejar de apreciar la maravilla de despertar a un día más de vida. Gracias a la vida que me dado tanto, digo yo; o eleve su oración favorita (“Alabado seas mi Señor por aquéllos que perdonan por tu amor...”).

  2.  

  1. 2) Depure de inmediato sus redes sociales, establezca los filtros necesarios en ellas para que disminuya la invasión de mensajes e información no deseada que no hace más que envenenarlo hasta el tuétano. ¿Se acuerda cuándo su Facebook era una maravilla para estar en contacto con los primos o amigos lejanos, allá por el año 2006? No todo está perdido, pero tome usted el control absoluto de sus redes sociales.

  2.  

  1. 3) Hable con los amigos, los compadres o los vecinos con los que se reúne mensualmente en carnes asadas y fiestas que solían ser muy gratas, pero que se convirtieron en verdaderas pesadillas, para establecer abierta y claramente que las discusiones políticas airadas (no la política, ojo) están fuera de la mesa. Al que no haga caso, se le aplica la ley del hielo. Punto.


  1. 4) No trate de ser miembro de cada chat al que lo invitan en WhatsApp, ni tiene usted que leer cada post de propaganda fanática morenista que sube el infaltable chairo del chat. Esa red social es adictiva en grado sumo, demanda una cantidad absurda de su tiempo personal y es terreno fértil para alegatos y peleas que siempre terminan mal. No cancele su chat en WhatsApp, pero, por favor, vuélvase más selectivo y úsela para cosas útiles, no para gastar la pólvora en infiernitos.


  1. 6) No estoy proponiendo que renunciemos al debate político, nada de eso. Lo que pretendo es decirle que en la medida en que usted depure la discordia social y eleve sustancialmente la calidad de la información que usa para entender de alguna forma a este complicado México en que vivimos, en esa medida se elevará su comprensión de las cosas. Hay mucho periodismo de calidad y periodistas profesionales, rigurosos e imparciales a los cuales acudir, pero es preciso, literalmente, desenterrarlos de entre las toneladas de propaganda política yfake news que los ocultan. No deje de hacer su tarea, la buena información no cae del cielo, hay que buscarla.

  2.  

  1. 7) Finalmente, el gran antídoto contra el odio social que alimenta a MORENA y sus sacerdotes del fanatismo ideológico es la tolerancia. Sí, la tolerancia. ¿Se considera usted tolerante? ¿De veras? Una definición sencilla es la de la Real Academia Española: “respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás, cuando son diferentes o contrarias a las propias”. No es poner la otra mejilla después de que nos abofetean, sino llegar a comprender que jamás debemos permitir la primera bofetada. Ni la tolerancia es claudicación a lo que el otro dice. Tolerar es, antes que nada, escuchar al otro. Después de escucharlo, el segundo paso es discernir si vale la pena debatir con una persona mal informada, de mentalidad fanática e intolerante, o ignorarlo. Primero escuchar, luego ignorar lo que no merece reconocimiento alguno por la baja calidad de los juicios escuchados. 

 

En la vida real, la del día a día, practicamos la tolerancia de manera selectiva, no indiscriminada. Los de mi generación (+60), adquirimos esa habilidad naturalmente con los años y experiencias vividos, pero me parece que es una habilidad al alcance de los más jóvenes si se deciden a ejercitarla, como la preparación de una carrera de maratón: entrenar a correr tramos cortos y luego incrementarlos poco a poco. 

“Piano, piano, si va lontano” (despacio se llega lejos), dicen los italianos. Ahí está la ruta a la tolerancia. 

@rogeliux 

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