Vi las imágenes por CNN de la devastación del huracán “Mike”
en la península de Florida y quedé sumamente impactado: cuadras enteras barridas
por los vientos en algunos poblados; en donde antes había casas y edificios no
quedaba piedra sobre piedra. Todo ello a lo largo de una franja de 200
kilómetros de territorio floridense.
Por eso me sorprendió que ni en Estados Unidos ni en
México, en plena temporada de tormentas y huracanes, se haya tomado con la
debida importancia las señales provenientes de organismos de la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) mediante dos informes recientes que nos advierten sobre
el cambio climático y sus consecuencias catastróficas.
En el reporte titulado “Pérdidas económicas, pobreza y
desastres 1998-2017” (Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del
Riesgo de Desastres), se menciona que el impacto de los desastres naturales en
la economía mundial entre 1998-2017 fue de 2.9 millones de millones de dólares,
lo cual significó un aumento del 151% respecto al periodo 1978-1997.
Estados Unidos ha sido el país más afectado por los
desastres naturales en los últimos 20 años, seguido por China y Japón.
Lo preocupante es que los fenómenos meteorológicos
considerados como “extremos” (huracanes, terremotos, etcétera) representan el 77% de las pérdidas (2.24 millones
de millones de dólares).
Además, durante ese periodo fallecieron 1.3 millones
de víctimas y nada menos que 4 mil 400 millones de personas (casi la Humanidad entera)
fueron heridas, perdieron su hogar, tuvieron que desplazarse o acudieron a
ayuda de emergencia. Si no se trabaja en la prevención de riesgos asociados al
cambio climático, las pérdidas económicas y de vidas humanas se incrementarán.
Por su parte el Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), reveló hace días los
avances de un informe especial sobre la reducción del calentamiento global en
1.5 C (en lugar del 2 C) y los beneficios que tendría sobre las personas y los
ecosistemas naturales.
El informe será la aportación científica a la
Conferencia sobre Cambio Climático de diciembre en Polonia. Se realizó a invitación
de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático tras aprobar
el Acuerdo de París en 2015, del cual México es participante.
El esfuerzo de colaboración de los 133 autores
contribuyentes al Informe nos proporciona una herramienta de primera mano para
definir cómo y qué tan rápido podemos avanzar en la meta propuesta: disminuir
el calentamiento global en 1.5 C -o menos- en las próximas tres décadas para
asegurar la sustentabilidad del planeta y de las generaciones venideras.
Vale la pena resaltar algunos puntos del Informe sobre
la diferencia entre 1.5 C y 2 C:
1) En
2100 la elevación del nivel global del mar sería 10 cm inferior. La probabilidad
de que el Oceáno Ártico quedara libre de hielo en verano sería de una vez por
siglo (con 1.5 C) frente a mínimo de una vez por decenio (con 2 C).
2) Los
arrecifes de coral disminuirían entre un 70 y 90% con 1.5 C; con 2 C desaparecería
el 99% de ellos.
3) Arriba
de 1.5 C se incrementa el riesgo asociado a cambios duraderos o irreversibles,
como la pérdida de algunos ecosistemas.
Es difícil mantenerse impasible ante el avance del
calentamiento global y el incremento del clima desastroso (“Nasty weather”,
dicen los angloparlantes) y el azote de huracanes y tormentas devastadores. Hay
quienes hablan ya de la posibilidad inminente de huracanes de categoría 6, los
cuales no puedo ni imaginarme.
Lo de “Mike” en Florida, los tsunamis en Indonesia,
las recientes experiencias trágicas en Puerto Rico y Houston, la pesadilla en
que se han convertido las lluvias y tormentas furiosas en nuestras ciudades mexicanas
es más que un aviso: no es algo que va a suceder en un futuro distante, sino un
fenómeno que ya empezó a manifestarse y que avanza muy rápido.
Mientras el cambio climático no se instale en forma
preponderante en los temas mediáticos y de opinión pública, sin embargo, poco
podemos esperar de nuestros gobiernos y de la exigencia que los mexicanos les
hagamos sobre atender el asunto.
¿Qué tiene qué suceder? ¿Cuál será el punto que nos sacuda
y nos haga reaccionar? No lo sé con certeza, pero como mexicano apoyo la idea
de seguir participando activamente en el Acuerdo de París, el IPCC y los demás
organismos de la ONU para dar la batalla al cambio climático.
El que no quiera sumarse a esa lucha pagará las
consecuencias. La Madre Naturaleza no perdona.
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Link al reporte de la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción de Riesgos de Desastres:
https://news.un.org/es/story/2018/10/1443432
Link al Informe Especial del IPCC:
https://www.ipcc.ch/report/sr15/
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