viernes, junio 22, 2018

Somos corresponsables del cambio





POR CRISTINA REYES

COLABORADORA INVITADA

“No basta con saber, también hay que aplicar.

No basta con querer, también hay que actuar”.

Johann Wolfgang von Goethe

Ante las inminentes elecciones que se llevarán a cabo el 1 de julio, las redes sociales y los medios de comunicación han manejado que México está dividido. Pues bien, vivimos una contienda electoral que hace mucho tiempo no se veía.

Independientemente de quién sea nuestro candidato de preferencia, nos encontramos ante un México crítico y un tanto agresivo incitado en el fondo por una sed de justicia y por querer un cambio verdadero aunado a una guerra sucia como nunca, lo que los ciudadanos hemos querido reflejar especialmente en dos de los cuatro actuales candidatos a la presidencia de la República: Andrés Manuel López Obrador (MORENA) y Ricardo Anaya Cortés (coalición Por México al Frente), donde de acuerdo a las encuestas, el primero va como puntero.

Pero dentro de todo el bombardeo de información, así como la crítica amarga y la agresión se han vivido como nunca, hay que darnos cuenta también de que tenemos una oportunidad como nunca.

Me explico. Exigimos gobernantes que no sean corruptos, que tengan amor por México, pero habría que analizar qué tanto hemos colaborado para que esto se dé y en qué hemos fallado para que no se dé.

¿En verdad estamos dispuestos a pagar el precio de lo que tanto reclamamos? ¿En qué podríamos colaborar para hacer de nuestro país una Patria digna? No podemos exigir lo que no podemos dar. 

México es y ha sido pisoteado, ensangrentado, golpeado en lo más hondo, pero nosotros ¿cómo reaccionamos? ¿En verdad nos importa nuestra patria o somos nada más visores en tiempo electoral cuando nos bombardean de guerra sucia para dar opiniones a veces sin trasfondo? No bastan sólo la crítica y la agresión verbal o escrita para generar un cambio.

Si en el círculo de raíz de toda sociedad, la familia, es difícil ponerse de acuerdo hasta para decidir qué vamos a comer, no quiero imaginar cuál difícil debe ser llegar a un acuerdo entre diputados, senadores y los diferentes gobernantes de nuestro país, lo que tampoco justifica que, según Transparencia Internacional, México esté en el lugar 135 de 180 en mayor percepción de corrupción aunado a las carencias que tenemos no solo económicas y de seguridad, sino de educación y de valores.

Por ahí escuché a alguien cercano comentar que cuando viajaba a Estados Unidos se ponía el cinturón de seguridad y respetaba todas las señales de tránsito, pero aquí en México no lo hacía porque no había esa cultura y pensé: ¿en verdad estamos esperando vivir en otro lugar para hacer lo que debemos hacer?

Aún no estamos del todo conscientes que esas pequeñas cosas serían las que verdaderamente harían un cambio, con las que le daríamos su lugar a México.

Seguimos con la idea de que al más “picudo” le va mejor. Festejamos hasta la locura eventos como el futbol, pero callamos ante una injusticia. Nos esforzamos por comprar un carro nuevo, pero nos cuesta darle el pase a otro conductor. Vamos al parque a ejercitarnos, pero nos cuesta trabajo depositar un papel en la basura. O simplemente decidimos no ir a votar porque “nadie me convence y todos son iguales”.

¿En verdad habíamos puesto atención en años anteriores a lo que hacían nuestros gobernantes? ¿Nos habíamos puesto a analizar las reformas? ¿Nos hemos preocupado por buscar en fuentes confiables los hechos que han marcado a los actuales candidatos para que quieran buscar la Presidencia?

Unos simples debates que poco o nada ayudaron, que parecían más un circo romano “donde se dan con todo” no pudieron haber ayudado mucho en nuestra decisión para votar. Mientras respondamos al circo tendremos circo, pero… no creo que los mexicanos merezcamos esto. 

¿Y después del 1 de julio?

El candidato que obtenga la victoria no podrá acabar de un solo golpe con todo lo que nos han heredado los malos gobiernos, eso es un hecho, y más que luchar contra un sistema o prometer atrapar a “los corruptos”, deberá hacer del tiempo su mejor aliado y escuchar la voz de cada uno de los estados de nuestro azotado, pero hermoso país para concentrarse en los problemas reales que desde hace años atañen a los mexicanos.

El nuevo mandatario tendrá la responsabilidad de transformarse hoy más que nunca en servidor público, para forjar un camino de pequeñas transformaciones en los ya conocidos pero cruciales temas de seguridad, educación, economía, salud, medio ambiente y tantos rubros que podemos mejorar, lo que tal vez lleve años.

Lo que hoy nos divide es lo que nos debe unir o la lucha estará perdida. Si en realidad queremos a México, lo más importante será trabajar en conjunto ciudadanos, empresarios, gobierno, en resumen, todos los mexicanos. Imposible que todos pensemos igual, pero sí es posible tener un camino con un fin común: un México digno.

Nuestro próximo Presidente de la República durará seis años en el poder y se irá, pero nosotros como ciudadanos nos quedaremos con la consigna de no bajar más la guardia y de actuar en pro de México, que es nuestra casa.


La autora es comunicóloga, editora, correctora de estilo y una ciudadana preocupada por México.




No hay comentarios.:

AMLO: la fatiga del poder

  Por Rogelio Ríos Herrán  Al poco tiempo de empezar las conferencias matutinas (“las mañaneras”) en el arranque del gobierno de López Obra...