viernes, julio 05, 2024

Claudia Sheinbaum: los tecnócratas morenistas


Por Rogelio Ríos Herrán 
¿Quién iba a pensar que, después de tanto denunciar las perversidades de la tecnocracia neoliberal, sería nada menos que Claudia Sheinbaum quien trajera de regreso a los tecnócratas, bajo una nueva etiqueta política? 
De la tecnocracia “neoliberal” a la tecnocracia “morenista” no hay más que una elección presidencial, pero es tecnocracia, al fin y al cabo. 
Al anunciar algunas designaciones de su próximo gabinete, Claudia logró dar un impacto favorable en la opinión pública a los perfiles propuestos: algunos de ellos tienen educación superior avanzada, trayectoria profesional en gobiernos locales (CDMX) o instituciones públicas, están relativamente alejadas del fragor político y, salvo excepciones, carecen de contactos con la clase política morenista, a la cual miran a distancia. 
Debo confesar que “tecnocracia” es un concepto que no suelo usar por sus connotaciones peyorativas, aunque resulta útil como referencia para ubicar al segmento de funcionarios que toman decisiones racionales en políticas públicas con base en evidencia sólida y en datos. 
Durante el sexenio de López Obrador, tanto la selección de funcionarios como su forma de operar derivó en la casi extinción de los tecnócratas, a quienes se les quemaba en la hoguera del “neoliberalismo”. 
Así le fue al presidente López Obrador con su desprecio a la ciencia y la tecnología, a la razón y el conocimiento experto: la incompetencia y la corrupción fueron el sello de su administración pública. 
Frente a eso, es razonable que la candidata ganadora intente dar un giro a los perfiles de su equipo de gobierno hacia el lado opuesto de los incompetentes, lo cual en la práctica significa reclutar, ni modo, a tecnócratas. 
Son tecnócratas morenistas, dirá Claudia, gente preparada y que tiene afinidades con el movimiento morenista, la causa transformadora o como quiera usted llamarla. 
De mi parte, veo tecnócratas sin etiquetas: el tipo de funcionarios con buenas ideas, elevada preparación académica, honestidad personal, pero que tendrán las manos atadas por los ideólogos morenistas, empezando por Claudia, que durante años dio muestras de no manejar bien la contradicción entre su educación científica y su ideología radical; al final, siempre se decidió por la ideología. 
La falta de conexiones políticas y de una base de seguidores militantes en Morena, obligará a los tecnócratas morenistas a vivir en la eterna austeridad presupuestal y a depender por completo de la voluntad política de su jefa, Claudia, y del jefe mayor: López Obrador. 
No sé cuánto tiempo podrán sobrevivir los tecnócratas en un gabinete presidencial al que le será marcada la pauta por actores (Andrés Manuel) y fuerzas políticas (diputados y senadores morenistas) que intentarán a toda costa manejar a la presidenta de la república. 
No pasó ni un año de gobierno de López Obrador cuando los funcionarios moderados y realistas, los tecnócratas, empezaron a renunciar ante la imposibilidad de hacer su trabajo y ser tomados en cuenta por el presidente. 
¿Cuándo empezarán las renuncias en el gabinete de Sheinbaum? 
Las caras sonrientes del grupo propuesto al gabinete rodeando a Claudia reflejan la calma antes de la tormenta en una fotografía memorable.  
Al verlos me digo: ¿de veras estas personas van a sacar adelante al país? ¿Pensarán algunos de ellos que gobernar a México es como gobernar a la CDMX? ¿A dónde creen que se fueron a meter al comprometerse con Claudia y con Morena?  
Por lo pronto, ya empezó el retorno de los tecnócratas, ahora como morenistas, al gobierno nacional. En fin, tal vez nunca fue tan malo ser tecnócrata neoliberal, sólo fue cuestión de cambiar en 2024 la etiqueta política. 

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