domingo, junio 16, 2024

“Dinastías”: el hilo familiar del poder


Por Rogelio Ríos Herrán 
Durante la lectura del libro de Ramón Alberto Garza, yo hacía pausas cortas para tomar un sorbo de café, caminar en mi estudio y reponerme del impacto de algunas de las situaciones, tramas, personajes y entrevistas que relata. 
Bien podría ser un “thriller” el libro “Dinastías: Dos Familias, una Nación. Los Echeverría y los Salinas: los clanes que se disputan el poder en México (Editorial Planeta Mexicana, 2024), por su ágil escritura, tensión narrativa y las escenas de traiciones y crímenes que describe su autor, Ramón Alberto Garza, a lo largo de 367 páginas. 
No es un “thriller”, claro está, sino la memoria de una larga trayectoria en el periodismo de su autor, con quien tuve la oportunidad y el privilegio de colaborar en el periódico El Norte.  
“Las historias que se recrean en ‘Dinastías’ están tejidas a lo largo de esos años (cinco décadas) de transitar por las amplias avenidas de la vida pública, pero también de entrar en las estrechas y malolientes cañerías del poder de una clase política que terminó haciendo pactos inconfesables con los intereses económicos de una oligarquía empresarial insaciable” nos dice el autor. 
“Políticos y empresarios”, agrega Garza, “corruptos y corruptores, socios y cómplices, hermanados todos por la ambición sin límite, olvidando a su paso el destino de su prójimo, de los menos favorecidos”. 
Cubriendo los ciclos presidenciales desde Luis Echeverría (1970-1976) hasta Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), Ramón Alberto utiliza como hilo conductor la rivalidad entre dos clanes, los Echeverría y los Salinas, que representan dos visiones de país (el nacionalismo versus los globalizadores) y agrupan a funcionarios y seguidores en torno a una lucha descarnada por acceder y retener el poder. 
Desfilan los presidentes (López Portillo, De la Madrid, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto) a quienes Ramón Alberto conoció “off and on the record”, como se dice en el medio periodístico, además de innumerables funcionarios de importancia estratégica para todos los presidentes, como Fernando Gutiérrez Barrios. 
No es la del autor una visión sesgada hacia las personalidades de los presidentes, funcionarios y empresarios como el factor único de explicación de la historia reciente de la política mexicana. 
La labor fina que hace Ramón Alberto es la de engarzar sus vidas personales con los proyectos políticos que los movían y, en consecuencia, el concepto de país que tenían: el modelo de viejo nacionalismo, defensa de la soberanía, estatismo, presidencialismo autoritario y sustitución de importaciones contra la propuesta de una economía abierta, globalista, con menos intervención del Estado en la economía y mayores libertades políticas, elecciones libres, etcétera. 
Al juntar el testimonio del periodista con acceso a los círculos del poder con la visión del analista de tendencias políticas y sociales, Ramón Alberto logra un delicado equilibrio entre personajes y contexto, entre ambiciones personales y de grupo, y entre visiones opuestas de país. 
Los políticos son de carne y hueso. Gozan y sufren como los demás, temen y ansían como todos y están dispuestos a todo –literalmente- con tal de no perder el poder logrado. 
A lo largo de mi lectura de ‘Dinastías’, no dejé de pensar en dos novelas del escritor Mario Puzo – “El Padrino” de 1969 y “La Familia” de 2005- en las que utiliza una poderosa narrativa de clanes familiares (los Corleone y los Borgia, respectivamente) que ubicados muy bien por al autor en su contexto de época, nos dan una visión panorámica de lo que significa la lucha por el poder en escenarios políticos concretos. 
Sin ser una novela, “Dinastías” se eleva a esas alturas en que la realidad supera a la ficción, como gustan decir los escritores. 
Al incluir, al final del libro, sus encuentros y desencuentros con Andrés Manuel López Obrador, el autor nos ayuda a ubicar el peculiar AMLO como una fase de la lucha de “Dinastías”, la nacionalista y patriotera, estatista y presidencialista, que pone en perspectiva la muchas veces incomprensible conducta del tabasqueño y sus decisiones erráticas: más cerca de Echeverría que de Salinas. 
Concluyo con las palabras de Ramón Alberto: 
“El hilo conductor de la historia política de México -el que se plantea en este libro- tiene que ver con el destino de dos familias, con los ideales y las ambiciones muy particulares de dos clanes que, a lo largo de más de seis décadas, consolidaron las dos dinastías que, con sus disputas políticas y personales, definieron, moldearon y trastocaron nuestro futuro como nación: la familia Echeverría y la familia Salinas.” 
Advertencia final: una vez que se siente a leer “Dinastías”, ¡no podrá dejar la lectura! 

No hay comentarios.:

AMLO: la maldición del ‘legado’

  Por Rogelio Ríos Herrán  Un fantasma recorre el Palacio Nacional: el fantasma del obradorismo. La vieja frase de Carlos Marx, con la cua...