Por Rogelio Ríos Herrán
Suena a película de ciencia ficción ultra futurista, pero lo que advirtió Antonio Guterres, Secretario General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) es una voz de alarma: “al ritmo actual, ONU Mujeres prevé que se necesitarán 300 años para la igualdad entre hombres y mujeres”.
Si hacemos el cálculo, sería hasta el año 2323 cuando llegaríamos a escenario de equidad, lo cual implica el paso de unas 30 generaciones de descendientes de las familias de hoy para terminar con la desigualdad existente entre hombres y mujeres.
Es mucho tiempo, ¿no le parece? Guterres dijo lo anterior considerando que “los avances logrados en décadas se están evaporando ante nuestros ojos”.
Agregó el Secretario General que en Afganistán las niñas han sido borradas de la vida pública, que los derechos reproductivos y sexuales están en retroceso en muchos países, además de los riesgos que sufren las mujeres de ser asaltadas o secuestradas incluso por los propios policías, como en Irán.
Sabemos, como lo recordó Guterres, que durante la pandemia de Covid-19las afectaciones graves fueron, en primer término, para las niñas y mujeres, tal como en la guerra actual en Ucrania o la tragedia humanitaria de la región del Sahel.
“Responderemos”, afirmó Guterres: “La ONU permanece del lado de las mujeres y las niñas de todo el mundo, porque nunca renunciaremos a luchas por sus derechos fundamentales”.
Concuerdo con Guterres en que la lucha es aquí y ahora, en el 2023, y no debemos sentarnos a esperar a que transcurran 300 años.
El Banco Mundial nos alerta que 62 millones de niñas entre 6 y 15 años no asisten a la escuela. Unos 16 millones de niñas entre 6 y 11 años no iniciarán jamás la escuela en comparación con 8 millones de niños de la misma edad.
Sobre el trabajo no remunerado, encontramos que las mujeres dedican tres veces más horas que los hombres a tareas domésticas. Lo más grave está en el área de los cuidadores, pues la mayoría son mujeres cuidadoras de personas enfermas o adultas mayores de su misma familia sin recibir remuneración.
Finalmente, les diré que México ocupa el último lugar en equidad de género en América Latina, según el Ranking PAR (de la consultora Aequales), una herramienta para medir el estado de las organizaciones en términos de brechas, procesos y políticas de equidad de género y diversidad corporativa en nuestro continente latinoamericano: el promedio regional es 52 por ciento y México llega a 49 por ciento (Chile, Perú y Colombia tienen los puntajes más altos).
“A pesar de que las cifras han mejorado, nosotros esperaríamos que México avanzara y jalara al resto de Latinoamérica, pero no es el caso, por eso el ranking tiene mucho que decirles a las empresas mexicanas”, expresó Mia Perdomo, directora de Aequales.
Las cifras y datos que menciono son apenas una pequeña parte del panorama general desfavorable a las mujeres en el mundo y en México. Me duele que mi país no muestre avance, sino retroceso, en la lucha por la equidad de género, y que la violencia contra las mujeres siga rampante e impune.
Tengo dos hijas jóvenes en casa que seguramente no querrán esperar tres siglos para vivir en la equidad de género, como advierte ONU Mujeres. Les tocará una larga lucha personal y colectiva para hacer valer sus derechos como personas y profesionistas, para evitar abusos en sus trabajos y romper “techos de cristal”. A sus hijas les transmitirán ese espíritu de lucha de las mujeres con conciencia, carácter y conocimiento profundo de ellas mismas: no en un solo día, sino todos los días.
Fuente: los datos y citas textuales fueron tomados de la edición de elnorte.com del 08/03/2023.
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