lunes, noviembre 12, 2018

¡Francia nos llama!




Por Rogelio Ríos Herrán

Sí, Francia nos llama a no dejar libre el camino al nacionalismo pedestre de “primero nosotros, después el diluvio”. A no desplegar en el siglo 21 la idea de “nación fortaleza” en lugar de la “nación abierta”.

Lo dijo el Presidente francés, Emmanuel Macron, en su elevado discurso en el Arco del Triunfo al cumplirse el 11 de noviembre el centenario del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial, con las más claras palabras:

“Recordemos, no olvidemos, porque el recuerdo de estos sacrificios nos lleva a ser dignos, por aquellos que murieron en nuestro nombre para que podamos vivir libres. Su patriotismo es lo contrario del nacionalismo. Poniendo siempre delante nuestros intereses, sin preocuparnos del resto del mundo, despojamos a la nación de lo más importante, de sus valores morales.”

Tal vez asistimos, como lo menciona en un editorial el diario Le Monde, a un relevo simbólico en el peso del europeísmo de Merkel (quien anunció ya su retiro para un futuro cercano) a Macron, de Alemania a Francia, a partir de la reafirmación en París del valor de la alianza franco-alemana que permitió construir la Unión Europea.

Pero eso va más allá: para Le Monde, “el Presidente francés ha decidido que los valores que subyacen a los regímenes democráticos superan ahora a la alianza trasatlántica, tan grave es esta hora” (“Contre la nationalisme, un front fragile”, 12/11/2018).

No se limita a Estados Unidos y su actual gobierno. El llamado francés es amplio, civilizatorio, esencial en su pureza: el ataque a la democracia, amenazada por “los demonios antiguos que resurgen prestos a cumplir su obra de caos y de muerte”, expresó Macron, en las caras oscuras del nacionalismo, la xenofobia, el racismo y el fascismo, agregamos nosotros.


“Macron aparece hoy como el líder más fuerte”, concluye Le Monde, “para encabezar, contra el nacionalismo, la lucha del patriotismo”.

Igualmente, más allá de Macron, es Francia la que nos llama a la defensa de la democracia y la Europa unida, la magnífica idea de una comunidad europea que, contra todo pronóstico y adversidades, forjaron originalmente franceses y alemanes apenas unos años después de haber sido feroces enemigos durante la Segunda Guerra Mundial.

Las palabras de Macrón en la Tumba del Soldado Desconocido, ante 80 jefes de estado, resonaron hasta nuestra América Latina. Quien haya puesto un pie en el Arco del Triunfo compartirá seguramente esa sensación de abarcar con la vista al mundo entero en un abrazo fraternal, más allá de ideologías, idiomas y fronteras que nos dividen.

Tal es la fuerza cultural de Francia, así de enorme es su llamado por la democracia que necesita urgentemente ser defendida y reivindicada ante las amenazas de la ignorancia y el autoritarismo que se ciernen sobre ella.

“En este 11 de noviembre de 2018”, dijo Macron al final de su discurso, “cien años después de una masacre cuya cicatriz sigue visible sobre la faz del mundo, les quiero agradecer por esta reunión de la fraternidad reencontrada el 11 de noviembre de 1918.

“Que esta reunión no sea solamente de un día. Esta fraternidad, amigos míos, nos invita, en efecto a liderar juntos el único combate que vale la pena: la batalla de la paz, la lucha por un mundo mejor”.

Me quedo desde México con esas palabras de Macron. Retomo su crítica al nacionalismo primitivo, su defensa de una Patria abierta, pacifista, involucrada en los grandes problemas mundiales. 

Rechazo esos “demonios” que resurgen anunciando un tiempo de oscurantismo en el corazón mismo de naciones que en otro tiempo fueron un referente mundial para la democracia. 


El debate debe estar abierto entre los mexicanos sobre qué mentalidad queremos cultivar: un nacionalismo obsoleto que sólo mira hacia adentro, que teme al mundo externo, que no comprende el tono universalista de nuestra época y que, al cerrar los ojos al exterior y poner oídos sordos al llamado francés, nos condenaría al deterioro de nuestra frágil, muy frágil democracia mexicana y a vivir fuera del siglo 21.

Francia nos llama: ¿responderemos a su llamado?
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Link al texto completo en francés del discurso del Presidente Emmanuel Macron el 11 de noviembre del 2018:









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