miércoles, septiembre 19, 2018

¿Otro 'boom' petrolero?




Por Rogelio Ríos Herrán

No quedó duda, en una reciente reunión el 8 de septiembre del Presidente electo Andrés Manuel López Obrador con empresarios petroleros en Villahermosa, Tabasco, que el objetivo planteado por su gobierno es directo: retomar los niveles de extracción de 2.6 millones de barriles diarios para el fin de su sexenio (en 2024).


Para ello, lanzará licitaciones para reactivar pozos inactivos o de baja producción y para explotar nuevos pozos en la reserva de Pemex, además de las zonas que cubren los 107 contratos ya asignados en las rondas petroleras.

Ni los empresarios presentes (Protexa, Tamsa, Cotemar, Infra, Oil & Gas Alliance, Energy Solutions) ni las notas o comentarios en los medios de comunicación cuestionaron la meta y el procedimiento expuesto por AMLO: retomar los altos niveles de extracción de petróleo (actualmente en el nivel de 1.6 millones de barriles diarios), reactivar y construir refinerías, extraer gas, en fin, revivir un “boom” petrolero que le dé recursos a la Hacienda pública.

En la vorágine informativa de la transición del gobierno nacional, el tema petrolero quedó perdido entre otras notas que llamaron más la atención de la opinión pública, pero no es un asunto que se pueda dejar pasar sin una reflexión.

¿Es lo más conveniente para México retomar los elevados niveles de extracción de petróleo?

No podemos ver exclusivamente el beneficio inmediato de mayores ingresos para el Gobierno. Hay otras cuestiones cruciales que considerar: ¿no aprendimos nada del pasado reciente en México cuando nos volvimos una economía dependiente del petróleo?

Más aún, ¿no están a la vista todavía los nocivos impactos en el medio ambiente y en las localidades que, desde los años 70 con el descubrimiento del famoso pozo Cantarell, ocasionaron en las zonas de explotación petrolera en el Golfo de México? En Isla del Carmen, la costa de Campeche y los pozos en Tabasco, a la llegada de Pemex la vida económica y social se puso de cabeza.

¿Se entiende a cabalidad en el nuevo Gobierno la mecánica del mercado petrolero internacional? ¿Se sabe que a mayor aumento de la producción petrolera en un país se puede afectar el mercado global de tal manera que a mayor abundancia de crudo, menor precio del barril de petróleo?

López Obrador llamó a que “no perdamos tiempo y desde los primeros días de diciembre lancemos las convocatorias para que a finales del 2019 estemos remontando la crisis de la producción petrolera y comencemos a extraer más petróleo”.

En junio de 1979, durante la perforación del pozo Ixtoc I en la Sonda de Campeche, ocurrió un accidente, explotó el pozo y se incendió la plataforma. El derrame de crudo alcanzó los 560 millones de litros en las costas de Campeche, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, además de algunas partes de Texas.

Recuerdo vivamente que me tocó ver el resplandor del incendio una noche desde una playa en Isla del Carmen, a lo lejos, ardiendo sin parar, mientras escuchaba los relatos de los carmelitas sobre cómo la presencia de Pemex en su comunidad había traído inflación, contaminación y muy pocos beneficios.

¿Se repetirá esa historia de impacto negativo en Dos Bocas, Tabasco, donde se planea construir una nueva refinería?

Parece una decisión tomada la del nuevo Gobierno nacional el aumento urgente de la extracción petrolera, sin margen de deliberación en la opinión pública o las universidades.

Sólo espero que sepan lo que están haciendo y contemplen los riesgos de volver a petrolizar la economía: la adicción financiera que genera al Gobierno, la contaminación, los riesgos de accidentes, la irrupción en las comunidades locales, la reacción de los mercados internacionales, la participación de capitales privados, etcétera.

Sobre todo, que no se repita otro Ixtoc I.



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