lunes, enero 01, 2018

2018: ¿un mundo mejor?



Por ROGELIO RÍOS HERRÁN

No han sido en la arena internacional años de estabilidad los del nuevo milenio. A partir del 2001, tras el atentado en el World Trade Center en Nueva York, el tono para lo que será una buena parte de este siglo lo da el binomio terrorismo islámico-mundo libre, si empleamos el discurso de los políticos de las grandes potencias, o más bien el de desafíos no convencionales vs estados-nación, si tratamos de ubicar las cosas desde otra perspectiva.

No empezó en el 2001 esa batalla, ya venía de tiempo atrás. Pero el derrumbe de las Torres Gemelas neoyorquinas fue su punto más espectacular y trágico hasta el momento, pues el número elevado de víctimas en ese atentado (más de 3 mil) así lo atestigua.

Así que evaluar lo que vendrá en la política internacional en 2018 teniendo en mente esa tendencia constante de desafíos de organizaciones terroristas y organizaciones criminales a estados-nación y un sistema de seguridad internacional basado en la ONU (aunque ya con evidentes muestras de obsolescencia)y que data de 1945, no permite prever que dicha tendencia se revierta o sufra un cambio inesperado. Vendrá más de lo mismo, tal vez con un grado mayor de poder de destrucción de los participantes.

Las nuevas formas de interacción entre estados, sociedades, individuos y organizaciones poderosas abarcan ya tantas áreas que impiden delinear no digamos un campo de batalla preciso, sino una salida pacífica y segura al caos reinante. ¿Cómo hacer frente a los ciberataques, a los hackeos masivos a empresas, a la interferencia mediática en la política interna de los países, etcétera?

Habrá que estar muy al pendiente en este año de los siguientes puntos de conflicto y oportunidades:

Los efectos del cambio climático cada vez más marcados en sociedades y economías que son devastadas por fenómenos naturales: Puerto Rico, por ejemplo, y las demás islas del Caribe por causa de huracanes. Además, inviernos sumamente crudos como el actual que paralizan regiones enteras de Europa y América del Norte. En el marco del Acuerdo de París (2015) se celebrarán este año reuniones ministeriales para negociar un ajuste a los objetivos trazados originalmente en cuanto a la emisión de gases. Es, por el momento, nuestra mejor apuesta.

La retórica de la guerra nuclear. Como si se hubiera hecho un viaje en el túnel del tiempo hasta la década de los años 50 y la Guerra Fría, Estados Unidos y Corea del Norte se enfrascaron el año pasado de manera altamente irresponsable en un intercambio verbal hostil y vulgar sobre la disposición a usar sus armas nucleares el uno contra el otro. No han pasado de intercambiar insultos y palabras soeces, pero ni siquiera ese tipo de peleas entre naciones es permisible cuando se trata de armas nucleares. La ONU ha demostrado su incapacidad para desactivar este conflicto, y otras formas de diplomacia de grupo con intervención de países europeos han fallado, ¿qué esperamos para una reforma profunda del sistema internacional para garantizar la paz y seguridad mundiales? ¿A una guerra nuclear absurda entre dos líderes bravucones?

La falta de un sistema internacional más eficaz que el existente y la escasez o ausencia de medios diplomáticos como la mediación o los acuerdos entre grupos de países, dejan al descubierto al Medio Oriente como la zona de conflicto más activa del mundo. Simple y sencillamente es un polvorín a punto de estallar desde múltiples frentes. Podría ser en este caso que la intervención de Francia ayude a establecer nuevas negociaciones de paz que se concreten bajo el marco de la Unión Europea. No se ve otra vía posible de conciliación.

La corrupción de gobiernos y proveedores y empresarios contratistas llegó a un nivel mediático en 2017 sin precedentes en otros años, como en el caso de Odebrecht en América Latina, y de otros casos que sacuden a países como Brasil. Veo para el 2018 una intensificación del tema en la opinión pública por parte de ciudadanos y ONGs que no van a quitar el dedo del renglón en cuanto a denunciar y llevar a juicio a funcionarios corruptos se refiere. Todavía veremos muchos ejemplos relevantes en esta área, como será en México y sus elecciones presidenciales.

Si algo positivo se puede resaltar para el año que arranca, es el enorme empoderamiento que da a los individuos y ciudadanos el uso de las tecnologías de la información. Su avance ha permitido a muchas personas alrededor del mundo y que viven bajo toda clase de regímenes políticos abiertos u opresivos, disponer de herramientas y espacios para opinar, informar y actuar a favor de lo que creen y en contra de lo que perciben como una ineptitud y corrupción intolerables en sus gobiernos, en las empresas donde laboran y en las comunidades donde viven. Nada escapa ya a las redes sociales, cada día hay menos zonas de oscuridad para evadir la opinión pública.  Tiene su lado oscuro este fenómeno, por supuesto, pues las redes sociales son muy vulnerables a la manipulación y a la difusión de información falsa o distorsionada enfocada a objetivos políticos perversos. Aun así, su balance sigue siendo positivo y ya no se entendería al hombre contemporáneo sin el uso de ellas.

No importa lo que indiquen las tendencias para el 2018, uno debe dejar siempre un espacio para lo inesperado: quién sabe si surjan líderes sociales o mundiales que den un cambio profundo a las cosas; no sabemos si el activismo mundial, si la elevación de un nivel de conciencia ciudadana a escala planetaria presione para cambiar las reglas del juego existentes, en fin, si el destino nos tiene reservados uno o dos ases bajo su manga que nos sorprenderán -espero- muy gratamente. Es el infaltable toque que todo optimista da a su análisis por un mundo mejor, ¡feliz año nuevo!

rogelio.rios60@gmail.com


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