Por ROGELIO RÍOS HERRÁN
No hay males eternos en la política, ni en México ni en Estados
Unidos. Por ello, los vientos de cambio empiezan a soplar en la Unión Americana
para tratar de detectar, desde ahora, a quienes podrían ser contendientes
serios a la Casa Blanca en las elecciones presidenciales de 2020.
Entre los vecinos texanos ya se levantó una bandera. El día 1 de
enero el Texas Tribune (texastribune.org) publicó una nota online sobre la
decisión de Julián Castro, ex alcalde de San Antonio y ex Secretario de
Vivienda durante la administración de Barack Obama, de arrancar el 2 de enero un
Comité de Acción Política (PAC o Super PAC, por las siglas en inglés de
Commitee of Political Action), permitidos por la ley electoral estadounidense
para la recaudación de fondos en favor de candidatos a puestos de elección
popular, con el propósito inmediato de apoyar a talento joven texano que tenga
posibilidades de contender y ganar posiciones en el Congreso estatal.
“Oportunidad Primero” ha nombrado Castro a su comité, el cual es
como el primer paso -coinciden los analistas de medios norteamericanos- en las
aspiraciones de cualquiera que quiera llegar tan lejos como la Casa Blanca,
pues sirve para probar qué tanta capacidad de convocatoria (financiera y
política) se tiene.
El segundo paso es escribir un libro biográfico, en lo cual ya
trabaja Julián (46 años de edad y una historia familiar muy interesante) con la
idea de publicarlo a finales de este año o al principio del 2019 bajo la
editorial Little Brown.
El tipo de PAC que impulsa Castro cae igualmente en la categoría
de organización “527”, según la cual las disposiciones electorales
norteamericanas le permiten recaudar fondos para campañas federales y locales
en cantidades ilimitadas, según el San Antonio Express News.
¿Qué busca Castro con su PAC? Su objetivo inmediato son las
elecciones legislativas de este año en Texas. Quiere promover, en particular, a
jóvenes texanos que puedan dar la pelea por los 24 asientos que necesitan ganar
los demócratas para recuperar la mayoría en la legislatura estatal.
Además, más allá del 2018, buscará promover a candidatos
progresistas jóvenes en varios estados con el fin de beneficiarse de la
redistritación electoral del 2021 que se hará con base en el censo político de
2020 en Estados Unidos, el “gerrymandering” tan esperado por los demócratas.
Finalmente, Oportunidad Primero busca impulsar a líderes texanos
(“talento joven y progresista”, dijo Castro al Texas Tribune) a pelear por
posiciones locales, como concejales o como alcaldes, que ayuden en la batalla
por hacer contrapeso a las posturas rígidamente conservadoras del Gobernador
republicano Greg Abbott.
Eso es lo explícito, pero la gran pregunta es, claro está, si Julián
buscará la candidatura presidencial del Partido Demócrata para 2020. Todo
parece indicar que sí lo hará, pero Castro no lo admite plenamente todavía.
“Ahora apoyaré a los candidatos que van a postularse al ciclo
2018 y después de eso tomaré una decisión sobre mi propio futuro”, dijo a
Univisión. “Es algo en lo que estoy pensando, pero no he tomado una decisión
final”.
De lo poco que ha dicho Castro al respecto es que, según lo puso
en un Twitter, quien llegue a la Casa Blanca tendrá que emplear nada menos que el
80 por ciento de su tiempo reparando al Poder Ejecutivo del Gobierno de Estados
Unidos y reconstruyendo el liderazgo estadounidense en el mundo y la confianza en
casa.
Parece muy lejana la Casa Blanca desde San Antonio, Texas, pero
si en algo se pueden fincar las esperanzas de Castro es que en su camino, como
le sucedió al desconocido Barack Obama cuando entró a la política, ha
aprovechado muy bien las oportunidades que se le han presentado, como cuando Julián fue
el orador estrella en la Convención Nacional Demócrata en 2012 (Obama lo fue en
la del 2004 con un inolvidable discurso).
“Al final, el sueño americano no es una carrera de velocidad, ni
un maratón, sino una carrera de relevo”, dijo Castro a los demócratas a nivel
nacional en aquella ocasión. “Nuestras familias no siempre cruzan la meta en el
transcurso de una generación. Pero cada generación le pasa a la siguiente los
frutos de su trabajo. Mi abuela nunca fue propietaria de una casa. Ella
limpiaba las casas de otras personas para poder pagar la renta de la suya. Pero
vio cómo su hija pudo ser la primera en la familia en graduarse de la enseñanza
superior. Y mi madre luchó arduamente por los derechos civiles de manera que,
en lugar de un trapeador, yo pudiera sostener este micrófono”.
No perdamos de vista a Julián Castro. Puede llegar lejos.
rogelio.rios60@gmail.com
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