domingo, febrero 12, 2017

La buena vecindad con EU

Fuente: Google.com


Por Rogelio Ríos Herrán

Toma mucho más que un cambio de inquilino en la Casa Blanca para descarrilar la bien cimentada relación bilateral entre México y Estados Unidos.

No se derrumbará, como un viento que deshiciera un frágil castillo de naipes, el entramado económico que mueve a las dos naciones, el que día a día impulsa los pistones que hacen andar los motores mexicanos y norteamericanos.

Vecinos por razones geográficas, históricas, estamos en México en una envidiable posición para negociar cualquier tipo de tema con Estados Unidos. Esa cualidad única entre los dos países trasciende a cualquier otra consideración o a los momentos conflictivos entre ambos gobiernos, como el que actualmente se vive en México con llegada de Donald Trump a la Presidencia estadounidense.

Por supuesto que es preciso resistir como nación la dureza de los embates políticos que nos llegan desde Washington, en primer término, el de la construcción anunciada de un muro que acabaría de cercar la frontera de 3 mil kilómetros, pero además los cambios inminentes en las políticas migratorias norteamericanas y su cantada preferencia por volver a épocas ya superadas de proteccionismo comercial tradicional y su rechazo a los acuerdos comerciales regionales.

Todo ello se habrá de combatir en todos los terrenos disponibles para los cuales no hay muros que valgan. Pero no veo que la forma adecuada de hacerlo sea la de permitir que los mexicanos nos embarquemos en una fiebre de antiamericanismo y de rechazo a todo “lo gringo”.

Protestar contra las políticas de Donald Trump es una cosa, perfectamente legítima y necesaria, pero no tiene ello que derivar en un rechazo ciego a todo lo que nos viene del Norte.

No debe ser así porque enterraríamos con esas actitudes el puente natural que ya existe entre las economías y las sociedades de México y Estados Unidos y que es nuestra mejor plataforma para lograr hacer oír nuestras voces ante el gobierno estadounidense.

En la sociedad norteamericana, en su diversidad y amplio espectro de posturas y principios, es donde podemos encontrar los aliados naturales que desde México tanto se necesitan para dar la “batalla de las ideas” en favor de mantener los más fluido posible nuestros intereses conjuntos como vecinos y como miembros de la América del Norte.

No se trata de rechazar al “gringo” nada más porque sí, como se ha hecho en otras épocas en México; al contrario, nuestra mirada debe abarcar y atraer hacia nuestra causa común a quienes desde la sociedad estadounidense cultivan y ponen en práctica las mejores prácticas democráticas y abrazan solidaridad entre las naciones, especialmente a quienes tienen que huir de sus países de origen por guerras civiles y violencia generalizada.

Eso no lo va a detener ningún muro.

rogelio.rios60@gmail.com


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