El anuncio el domingo 11 de Noviembre de la elaboración de un anteproyecto de reforma migratoria por parte de un Senador demócrata, Chuck Schumer (por Nueva York), y un republicano, Lindsay Graham (por Carolina del Sur) , abre, por lo menos, una puerta a la esperanza de unos 11 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, entre ellos unos 6 ó 7 millones de mexicanos.
Puede ser que, ahora sí, con un segundo periodo de gobierno de Barack Obama en puerta, la conjunción de factores políticos sea favorable al tema migratorio, cuya resolución es uno de los grandes asuntos pendientes de la política estadounidense.
El último gran impulso a la reforma migratoria integral que dieron el republicano John McCain y el demócrata Ted Kennedy en el 2006, estuvo muy cerca de ser aprobado en las cámaras legislativas, sólo para extinguirse en el naufragio de las diferencias partidistas que por momentos parecen insalvables en Washington.
Schumer expresó que él y su colega Graham han
elaborado un anteproyecto detallado sobre reforma migratoria que tenga “el
verdadero potencial para obtener el apoyo bipartidista basado en la teoría de
que la mayoría de los estadounidenses están a favor de la inmigración legal,
pero la gran mayoría contra la ilegal”.
Graham dijo con toda claridad, como un mensaje a sus
compañeros republicanos de partido, que hay “un muro entre la comunidad hispana
y el Partido Republicano”, y que “estamos perdiendo sus votos en cada elección”,“Una cosa es dispararse en el pie; simplemente no hay que volver a cargar el arma. Intento no recargar el arma cuando se trata de hispanos. Intento derribar este muro y aprobar una reforma migratoria que sea una solución estadounidense a un problema estadounidense”, agregó Graham.
Veremos en los detalles que tan extensa o estrecha
resultará esta nueva propuesta legislativa, y veremos también su tortuoso
camino por las cámaras legislativas, pero por lo pronto es positivo que el tema
migratorio reviva de esta manera para intentar posicionarse como prioridad en
la agenda pública de nuestros vecinos del norte.
Graham debe saber también que el problema migratorio
no es sólo estadounidense, como él dice, sino mexicano, pues la vecindad
geográfica es parte integral del flujo migratorio de mexicanos hacia Estados
Unidos, por lo cual, simplemente, no nos pueden dejar fuera a los mexicanos de
expresar nuestra voz sobre una reforma migratoria, con el debido respeto a la
soberanía estadounidense.
A fin de cuentas, es un problema compartido
estrechamente sobre bases económicas entre Estados Unidos y México.
La familia de Schumer desciende de inmigrantes
europeos de Rusia y Polonia, y él tiene una reputación en el Senado de ser un
constructor de consensos en temas espinosos como la reforma de salud, las
regulaciones financieras y la inmigración. Actualmente es el presidente del
Subcomité de Inmigración, Refugiados y Seguridad Fronteriza.Graham, por su parte, apoyó extensamente la propuesta McCain-Kennedy en 2006 y colaboró de cerca con el propio Ted, si bien sus posiciones contra la inmigración indocumentada tienen fama de duras, como en la ocasión en que dijo en 2010 que los hijos de los “ilegales” nacidos en hospitales en Estados Unidos debían ser considerados también “ilegales”. Participa, entre otros, en los subcomités de Crimen y Drogas y de Recuperación de Desastres del Senado norteamericano.
Por lo pronto, si bien Schumer y Graham no son
McCain y Kennedy, sin embargo, tal vez sean ellos los que puedan lograr lo que
los otros no pudieron. Good luck!
1 comentario:
Pues nada tontos los republicanos, ya vieron la importancia del voto latino, que se pronostica que sea para las próximas elecciones de casi el 25%. El interés tiene pies, según dicen.
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