lunes, febrero 10, 2025

¿Qué resultará de la cruza entre inteligencia artificial y populismo?


 

Parece una locura, pero el paradigma de la IA apunta hacia su posicionamiento como una inteligencia cibernética independiente y superior a la inteligencia humana y, por tanto, en capacidad de controlar a su creador

Por Rogelio Ríos Herrán 


Al cumplir el Siglo 21 sus primeros 25 años, ¿quién hubiera imaginado en el año 2000 que el panorama actual lo dominarían el populismo y el desarrollo de la inteligencia artificial? 

Sí, claro, no debemos olvidar el cambio climático, la reversión del crecimiento demográfico hacia el despoblamiento general y el envejecimiento de las naciones en el mundo, además de las armas nucleares. 

Nada de eso me atemoriza más, sin embargo, que el populismo como estilo pernicioso de liderazgo y gobernabilidad que se despliega en el planeta entero como una plaga imbatible. 

Por sí solo, el populismo es la amenaza global más importante a los valores y derechos humanos que sustentan la dignidad del hombre, a los cuales denigra y destruye constantemente. 

La esencia del ser humano, la expresión de las emociones, el acopio de conocimientos y la calidad moral de las personas se ven amenazadas, además, por el desarrollo explosivo de la Inteligencia Artificial (IA). 

De nuevo, ante la Humanidad se presenta una tecnología de vanguardia como la promesa de solución de problemas para las personas y las sociedades, y como herramienta auxiliar para las tareas de la mente humana. 

Muy pronto ha derivado esa promesa de la IA, revelada públicamente a los hombres hace no más de un lustro, hacia otra promesa siniestra que sólo visionarios como el escritor Ray Bradbury imaginaron: el paso de herramienta auxiliar a programa sustituto y controlador de la manera en que las personas piensan e interactúan en el mundo. 

La potencia y velocidad para ejecutar cálculos fantásticos, reproducir o crear imágenes o voz, y, por ejemplo, la incursión de la IA en la creación artística, todo eso provoca la sensación de euforia que se vive al conducir un Ferrari California de 454 caballos de fuerza. 

Parece una locura, pero el paradigma de la IA apunta hacia su posicionamiento como una inteligencia cibernética independiente y superior a la inteligencia humana y, por tanto, en capacidad de controlar a su creador. 

No es un robot, sino una entidad etérea que puede adoptar cualquier forma humana conocida o crear nuevos prototipos de lo que es vivir como un ser humano, pero con una diferencia: la IA es inmortal, los hombres no lo son. 

Ahora bien, ¿qué puede resultar del encuentro entre el populismo y la inteligencia artificial? 

¿Por qué ha tenido la Humanidad la mala suerte de tener a su disposición la IA en un mundo que va en rumbo de ser dominado por el populismo? 

Al servicio de la estupidez populista estará la mayor herramienta tecnológica que haya visto el hombre: Prometeo roba el fuego de la IA a los dioses, pero en el siglo 21 lo entrega a los hombres equivocados, a los sin razón, a los vacíos de moral y escrúpulos, a los que no tienen compasión. 

¿Qué uso le darán a la IA quienes se oponen a la razón y la evidencia científica? 

Al líder o gobernante populista lo caracteriza la mentalidad cerrada, la actitud intolerante con quienes discrepan de él, la exclusión de cualquier otra consideración que no sea la propia. 

Al asumir que la IA es un arma más de su arsenal ideológico, el líder o gobernante populista la utilizará como un cañón cibernético que desmoronará, en cada disparo, los últimos muros de las libertades humanas. 

Con la capacidad exponencial de las novedosas computadoras cuánticas, por ejemplo, la distorsión de la información tendrá un impacto profundo en las nociones de solidaridad y tolerancia entre las personas y las naciones. 

El “algoritmo de la discordia” en la IA definirá, en cada espacio personal y privado de las personas, a quién odiar y amar, a quién ayudar o dejar a su suerte, y, sobre todo, quién merece vivir o morir. 

La carrera por la ventaja tecnológica de la Inteligencia Artificial ya empezó, aun cuando no hay reglas, criterios éticos ni frenos, vaya, ni siquiera una pista de competencia definida, que regule su loca carrera: es el Viejo Oeste, quien llega primero se queda con la mejor tierra. 

De hoy hasta el año 2030, vivirá la humanidad los años cruciales en los que se crucen, en algún momento, la inteligencia artificial y el populismo en todo el planeta. 

Por si no lo saben, ese cruce de tecnología y autoritarismo se dio ya en Estados Unidos, del cual Donald Trump (un delincuente convicto) es su máximo representante. 

Vienen años cruciales para el futuro de nuestros hijos y nietos. A favor de ellos debemos librar la mejor de nuestras batallas por la libertad y la dignidad humanas. 

 

 

 

 

  

  

 

 

 

 

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