martes, mayo 30, 2023

Ministra Norma Piña, mujer de una pieza


Por Rogelio Ríos Herrán

 

Durante un viaje a la CDMX el viernes 26 de mayo, al caminar por las calles del Centro Histórico tuve la oportunidad de pasar enfrente del bloqueo o “plantón” de personeros morenistas en la entrada del edificio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (ubicado junto al Palacio Nacional), un evento promovido por el discurso agresivo e insultante del presidente López Obrador en contra de esa institución judicial.

 

Fue lamentable para mí contemplar el bajo nivel de esa “protesta” promovida desde el poder presidencial con la complicidad del Gobierno de la CDMX: Cartulinas y mantas pegadas en la puerta y la fachada del edificio, una tienda de campaña sucia y remendada, basura por el lugar, pero, sobre todo, personas agresivas que hostigan a los ministros de la Corte y a los transeúntes que se atreven a criticarlos.

 

En fin, una “protesta” burda, mal organizada y encargada a una veintena de hombres y mujeres dedicados a golpear e insultar. 

 

Dado que el ataque inspirado desde la presidencia de AMLO se enfoca en la persona de Norma Piña, ministra presidente de la Suprema Corte, no pude más que recordar en ese momento las palabras que ella expresó al recibir el 14 de mayo el Premio a los Derechos Humanos 2022 por parte de la La Asociación Internacional de Mujeres Juezas (IJWA, por sus siglas en inglés), en su décimo sexta reunión bianual celebrada en Marruecos.

 

A la IJWA la integran más de 10 mil juezas de 140 países. A la ministra Piña le reconocieron “el compromiso asumido para asegurar la implementación de principios de derechos humanos y otros referentes significantes para avanzar en la justicia para mujeres, niños, niñas y familias”, indicó la Suprema Corte en un comunicado de prensa.

 

Dos cosas dijo la ministra Piña en su discurso en Marruecos que deseo resaltar:

 

1)     “La única forma de que nuestra función jurisdiccional se erija como un mecanismo de protección de los derechos humanos, de nuestras democracias constitucionales, es que podemos desempeñarla libremente, sin presiones ni condicionamientos, Nuestra única presión debe ser cumplir y hacer cumplir las leyes fundamentales que nuestros países han decidido darse, así como los compromisos internacionales asumidos”.

2)     “Hoy, pongo sobre la mesa la importancia de la independencia judicial como la garantía de estos derechos porque su realización exige que la impartición de justicia sea sin subordinación interna o externa alguna. El reconocimiento que hoy me otorgan lo entiendo como un reconocimiento a mi país, a las mexicanas y mexicanos comprometidos con el Estado de Derecho”.

 

Se necesita tener el alma bastante torcida por parte de un gobernante como el presidente López Obrador para fomentar, entre sus seguidores, ataques e injurias a la Suprema Corte y, en particular, a la ministra Norma Piña. 

 

Es tan vulgar el discurso de AMLO en contra de Piña que noto en él una pizca de envidia por la entereza de la ministra y el reconocimiento internacional que recibe de sus pares juezas, el tipo de reconocimiento internacional y entereza que López Obrador no ha tenido ni tendrá.

 

De veras, si ustedes van a la CDMX y contemplan de manera presencial la bajeza de los ataques a La Suprema Corte y a su ministra presidenta, sentirán la misma indignación que me hirvió en la sangre. ¿O hay algo más ruin que llevar ataúdes dedicados a ella y otros ministros a las puertas de la Suprema Corte? 

 

Norma Piña no se arredra ante los ataques e injurias de AMLO, pues no está sola. La acompañan no sólo la mayoría de sus colegas ministros, sino las mujeres juezas que alrededor del mundo la acompañan en la IJWA. 

 

“Sin ustedes”, les dijo, “yo no hubiera podido romper el techo de cristal en mi país. También me queda claro que, en tiempos difíciles, en tiempos de definición, la unidad es clave. Tenemos muchos y muy fuertes motivos de unidad. Nos une la defensa de los derechos humanos. Nos tenemos como juzgadoras, Nos tenemos como mujeres”, concluyó. 

 

La hostilidad contra su persona y la Suprema Corte no cesará. Una y otra vez, los grupos de choque fieles al presidente AMLO seguirán hostigando. Pero nada lograrán: el edificio de la Suprema Corte es de cantera y mármol inexpugnable, tal como su ministra presidenta: mujer de una pieza.

 

@rogeliux 

 

 

 

 

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