domingo, marzo 19, 2017

De rodillas, no

Por Rogelio Ríos Herrán

No sé si justa o injustamente, pero prevalece en muchas personas la percepción de que el Gobierno mexicano no ha tomado una posición realmente firme ante los embates de la nueva administración de Donald Trump.

Escucho críticas por todos lados sobre que la postura oficial mexicana es “tibia”, que debería responderse con mucho mayor firmeza a los “insultos” y “agresiones” verbales de Trump, en fin, que tendría una figura gubernamental de peso que elevar una voz más crítica ante la Casa Blanca para recoger los agravios que muchos mexicanos sienten bajo el nuevo Gobierno estadounidense.

Pero difícilmente puede esperarse, por ejemplo, de Luis Videgaray o de Ildefonso Guajardo, secretarios de Relaciones Exteriores y Economía respectivamente y ambos con muchas tablas en la administración pública, que asuman posturas radicales con las cuales pondrían en riesgo su papel clave en las negociaciones políticas y comerciales con los funcionarios estadounidenses.

Otras voces de analistas y expertos en la relación bilateral México-Estados Unidos aconsejan, por su parte, recurrir al cabildeo intenso ante legisladores norteamericanos, litigar sin descanso en sus cortes, cortejar a sus ONGs, utilizar los foros de sus universidades como plataformas para difundir las posturas críticas de los mexicanos, en fin, tener la mayor presencia posible en los medios de comunicación y las redes sociales al norte de la frontera para reafirmar las posiciones y presentar los desacuerdos que en todo México se sienten, en particular, ante la política migratoria de Trump.

¿Cuál es el mejor camino con Estados Unidos? ¿Confrontar o convencer? ¿Aguantarse las ganas de reaccionar de inmediato con represalias de botepronto o guardar la compostura y tomar la ruta larga de una batalla de las ideas?

A la larga tendrá mayor impacto la estrategia de presentar y defender nuestros argumentos directamente ante la sociedad estadounidense, de convencerlos en su propio terreno y con argumentos sólidos de la justeza de nuestra causa (que se resume en que los mexicanos son muy valiosos para la economía y la sociedad de Estados Unidos, no unos criminales y violadores), que los beneficios de cualquier golpe temporal que por la vía de una represalia –comercial o de otro tipo- podamos asestar a las políticas de la Casa Blanca.

No olvidemos jamás una cuestión de fondo entre México y Estados Unidos: la existente asimetría o desigualdad de poder e influencia que subyace a la relación bilateral, la cual no desaparecerá como por arte de magia por los eventos que se susciten día a día entre ambos países.

La asimetría y la elevada concentración de nuestra economía hacia Estados Unidos no son realidades que benefician al poder negociador de los mexicanos, es verdad, aunque ciertamente no nos ponen de rodillas ante nadie.

Lo que digo es que no debemos perder la cabeza ante Donald Trump. Presidentes van y vienen tanto en México como en Estados Unidos y ninguno de ellos, por más ominosas que sean sus políticas, van a alterar un hecho fundamental: somos vecinos geográficos que viviremos por siempre uno al lado del otro, nadie se va a mudar a otra parte. Es mejor para todos, entonces, tratar de entendernos y de vivir en paz.

Una cosa es segura: elevar el tema de México a un lugar prioritario en la opinion pública estadounidense es nuestro principal reto, una batalla que se pelea con la fuerza de las ideas y de los argumentos  y que será posible de lograr si hacemos los mexicanos –como usted y yo- el gran esfuerzo de involucrarnos y participar activamente en ello, algo que siempre nos cuesta mucho trabajo.


De otra manera, si nos abandonamos a la inercia de las cosas, a dejar pasar lo que venga, pesará sobre nosotros el poderío de nuestro vecino del norte. Por lo menos, no nos pongamos nosotros mismos de rodillas, busquemos a quienes dentro de Estados Unidos son afines y solidarios con nuestras posiciones y peleemos por ese conducto nuestra batalla sin armas: el poder de la argumentación y del debate. A eso no nos podrá ganar nadie.

rogelio.rios60@gmail.com

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