miércoles, enero 26, 2011

RUMBO AL FUTURO


Por Rogelio Ríos Herrán
The future is not a gift. It is an achievement
Robert Kennedy
El mensaje político del Presidente Barack Obama en su segundo informe a la Nación del 25 de enero (http://www.whitehouse.gov/) fue claro y preciso: “avanzamos juntos (demócratas y republicanos) o no avanzamos”, no sólo hacia la reconciliación política, sino a metas ulteriores: la recuperación del crecimiento económico a niveles previos a la crisis del 2008; y la recuperación de la competitividad estadounidense para enfrentar los nuevos desafíos globales y el surgimiento de la India y China como potencias mundiales económicas y políticas.
Los objetivos fijados por Obama en su mensaje a la Nación trascienden los límites territoriales de Estados Unidos y repercutirán seguramente en todos los continentes: si Estados Unidos está de regreso en la globalización, entonces, habrá que ajustarse el resto del mundo a ello. Su énfasis en la utilización de energías alternativas a un ritmo acelerado que equivale a una verdadera y profunda reconversión industrial es un presagio de que la lucha por la competitividad a nivel mundial entra en una fase de máxima aceleración, en la cual la ventaja que se logre en la década que inicia será decisiva para consolidar los liderazgos mundiales en el resto del siglo 21.
De ahí el insistente llamado a la unidad bipartisana entre Demócratas y Republicanos para sacar delante de manera conjunta las reformas que Estados Unidos necesita para sentar las bases de un mayor crecimiento económico, entre ellas, la urgente reparación general que su obsoleto sistema migratorio demanda para darle certidumbre a una parte importante de la fuerza laboral disponible en su territorio; y, por supuesto, la reforma educativa que les permita posicionar de nuevo a sus escuelas entre las mejores y más competitivas del mundo mediante la transformación de sus maestros en “nation-builders”, es decir, no sólo formadores de niños, sino constructores de naciones.
Al poner en manos del Congreso estadounidense –ahora de mayoría republicana- un llamado a la unidad de los contrarios tradicionales por encima de sus diferencias políticas profundas del momento, el Presidente Obama trata de instruir a los legisladores sobre el alcance de sus acciones políticas hasta más allá de sus fronteras: son, en cierto modo, legisladores del mundo, por la importancia de lo que se acuerde en su recinto legislativo y porque las consecuencias de sus actos se dejarán sentir hasta el último rincón del planeta, pero ¿tendrán la capacidad de verse a sí mismo como tales?
El Congreso de mayoría republicana y el panorama de un gobierno dividido para la Casa Blanca marcarán el escenario político de Estados Unidos en 2011 y 2012, año de la próxima elección presidencial. No hay nada definido, por supuesto, sobre qué curso tomarán finalmente la política y la economía estadounidenses cuando el norteamericano promedio se siente abrumado por los efectos persistentes en sus bolsillos de la crisis del 2008, y, por otro lado, por la insistente amenaza a su seguridad nacional que el fantasma del terrorismo le inflige sin descanso. Por no hablar, además, de su creciente desilusión y escepticismo hacia todo lo que es la política y los políticos de su país.
Barack Obama tuvo la habilidad de vislumbrar con su discurso la tierra prometida, allá en el horizonte, para dar esperanza de una vida mejor a sus compatriotas. Pero el futuro, como bien lo recordó en una cita de Robert Kennedy, no llega si no se le busca con ahínco: hay que ganárselo dando el máximo esfuerzo, como en el Súper Bowl.
rogelio.rios60@gmail.com

1 comentario:

Bruno Ríos dijo...

Muy buen artículo mi querido Rogelio. Creo que Obama tiene el reto de alcanzar a su propia sombra del pasado que, al parecer, se le escapa porque él la ha dejado ir. Primero construyó este idilio ideológico en la cabeza de los estadounidenses, y después, lo hizo pedazos. Creo que él mismo se subestimó, quizás no era tan fácil ser presidente. El riesgo que el ciudadano promedio toma como parte del sistema democrático es el de comprar un discurso prefabricado, confiar en algo que se encuentra diseñado para comprarse. Y la incidencia es en demasía, ya que es difícil o casi imposible encontrar un discurso natural y honesto. A ver si Obama puede cumplir sus propios estándares.
Te mando un gran saludo.

Bruno

AMLO: la fatiga del poder

  Por Rogelio Ríos Herrán  Al poco tiempo de empezar las conferencias matutinas (“las mañaneras”) en el arranque del gobierno de López Obra...