lunes, noviembre 07, 2016

¡Gracias, Mr. Trump!


Donald Trump, candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos.
FUENTE: Google.com


POR ROGELIO RÍOS HERRÁN


Fue divertido mientras duró, Mr Donald Trump, y por un momento, desconcertados, casi todos pensamos que hablaba en serio hasta que nos dimos cuenta que usted era un millonario que se divertía en jugar a la política, un jugador audaz de Black Jack que con 19 pide otra carta en lugar de plantarse.


La partida termina mañana, 8 de Noviembre, y usted se irá a su casa en Manhattan, seguramente riéndose a carcajadas por todo el relajo que hizo y el tiradero que dejó atrás: un Partido Republicano en ruinas, un proceso electoral exhausto y obsoleto, unos medios de comunicación exhibidos como vulnerables e indefensos ante la manipulación y, de postre, a una ciudadanía todavía más harta –si eso es posible- de sus políticos y del lamentable espectáculo en el que se ha convertido la campaña presidencial en Estados Unidos.

De veras, me tuvo al borde de la butaca. Una vez terminada la función, sin embargo, no queda más que despedirlo de la política con un Óscar por su brillante performance como el político que salvará a Estados Unidos del desastre –más imaginario que real- en que sus oponentes lo han sumido.

En el camino, sin proponérselo, dejó usted varios “efectos colaterales” que no estaban en el guión original, pero que con su gran capacidad de improvisación llevó al escenario y por los cuales le quiero expresar mi agradecimiento.

Gracias, Mr. Trump, por revelar a la luz y sin tapujos el viejo vínculo entre la política y los negocios, qué maestría la suya para pasar de un bando privado a otro público, para exhibir las complicidades y alianzas inconfesables que mueven la rueda de la política y el Gobierno norteamericanos.

Sin su ayuda no hubiera sido posible que se manejara abiertamente y en primer plano esta verdad largamente sospechada por el público, pero que nadie se había atrevido a manejar tan desenfadadamente en una campaña presidencial: el apoyo mutuo entre políticos y empresarios, la sustitución del interés público por los intereses  privados, el flujo incesante de dinero privado a la arena pública en apoyo de los candidatos que participan en las campañas presidenciales, las que ahora se cotizan en miles de millones de dólares.

Gracias, Mr Trump, por poner en evidencia la fragilidad de un sistema político tan vulnerable que nos permitió ser testigos de lo que será quizá la peor campaña presidencial en la historia de Estados Unidos, tan inferior en su propuesta de ideas y argumentos como superior fue en insultos, calumnias y guerra de lodo desde las precampañas, especialmente la republicana. No se midieron los participantes, de la mano de Trump todos prefirieron perder el recato y la prudencia con tal de poder aventar sus propias plastas de lodo. ¿Se puede caer más bajo?

Gracias, Mr Trump, por tener a los medios de comunicación de su país y del resto del mundo comiendo de su mano, marchando al paso que les marcaba, repitiendo hasta el infinito cada frase suya, cada propuesta no importa qué tan disparatada e irracional fuera y sin la menor consideración o rigor periodístico que cuestionara la exagerada y obsesiva cobertura y prime time hacia su persona. Ningún medio parece haberse planteado si valía la pena mantener en portada las ocurrencias suyas, si seguirlo como perritos falderos era la mejor decisión editorial, si resaltar la estupidez plana de una campaña de tan bajo nivel no era traicionar a su propia responsabilidad como medios de comunicación ni ir en contra de la ética periodística que debe privilegiar la veracidad y la racionalidad en el manejo de la información que se presenta a la opinión pública. También para ellos es indispensable preguntar: ¿se puede caer más bajo?

Gracias, Mr Trump, porque después del torbellino que armó no me queda más que esperar con ansiedad no el resultado de lo que pasará mañana 8 de noviembre -la victoria de Hillary Clinton-, sino lo que pasará en 2020: ¿de veras aguantarán Estados Unidos y el resto del mundo a otra elección como ésta, a otra candidatura como la suya, a un sistema político que funciona tan mal que la arena pública no es ya más que un foro de lucha libre, de golpes sucios y de tipos rudos que mienten y hacen trampa?

Si no se pone nadie a trabajar el 9 de noviembre en Estados Unidos para reformar a fondo el sistema político, los procesos electorales y a cuestionar a profundidad el papel y el desempeño de los medios de comunicación, entonces la pesadilla que vivimos en 2016 se convertirá en 2020 en una aterradora realidad.

Mientras tanto, ¡gracias, Mr Trump! Casi se la creemos...


rogelio.rios60@gmail.com

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