jueves, marzo 06, 2014

Venezuela: Crisis de América Latina






Por Rogelio Ríos Herrán

Observar desde México los violentos acontecimientos en Venezuela, las protestas ciudadanas en las calles, la represión violenta del Gobierno del Presidente Maduro y su discurso maniqueísta y condenatorio a cualquier oposición a su mandato, es darse cuenta de que lejos de ser una crisis que afecte solamente a los venezolanos se trata de un acontecimiento que bien puede definir la cara de América Latina para la segunda década del siglo 21: ¿persistirá el discurso del gobierno duro y autoritario típico del siglo 20 latinoamericano; o bien, se abrirá la puerta a un nuevo modelo político en el cual convivan fuerzas sociales encontradas y prevalezcan los principios democráticos? 

El deterioro grave de la economía venezolana, por cualquier indicador que se tome, es innegable e inexplicable en un país que cuenta con una inmensa riqueza petrolera, ¿a dónde han ido a parar los cientos de miles de millones de dólares del petróleo venezolano?

La degradación política del régimen de Caracas es todavía peor -si eso es posible- que el desastre económico que dejó como legado el chavismo: basta ver el nivel patético del discurso de Nicolás Maduro (al llamar "fascistas"y "nazis" a los opositores, e intento de "golpe de Estado" a las protestas ciudadanas) y la insensibilidad que exhibe hasta con un timbre de orgullo ante la muerte de jóvenes y estudiantes a manos de tiradores provenientes de las fuerzas de seguridad estatales, para darse cuenta no sólo de su escasa capacidad intelectual y educación, sino de su crueldad producto de la ignorancia de cómo funciona el gobierno y qué es la democracia.

Si sumamos a ello las erráticas reacciones de los gobiernos de América Latina, que van desde la tibieza en las condenas al régimen de Maduro hasta el silencio inexplicable, nos daremos cuenta de cuál es realmente el nivel de apertura y disposición hacia la democracia y las libertades civiles de gobiernos que incluso en su fachada se precian de izquierdistas o progresistas: para ellos, persiste la noción tradicional en el Continente de dejar que cada gobierno haga lo que quiera dentro de sus fronteras para que en el futuro no se metan con lo que cada uno hace al interior de sus naciones, hoy por ti y mañana por mí.

Las batallas ciudadanas en San Cristóbal y Caracas, los bastiones de la oposición venezolana, son luchas en las que está en juego un modelo de gobierno para las próximas décadas y generaciones venideras: ¿se mantendrá el autoritarismo y las maneras de los gorilatos latinoamericanos (aun con banderas "socialistas" como las de Maduro en Venezuela) de triste memoria; o de verdad se abrirá en la región una puerta a un nivel superior de gobiernos y líderes, uno en que la democracia, la legalidad y el respeto a los derechos humanos sea efectivo y pilar de la convivencia social?

Por lo pronto, las derechas latinoamericanas que antes detentaban el monopolio de los dictadores de lúgubre figura y mano sangrienta, ya no están solas en Venezuela. Qué trágico.

@rogeliux

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