miércoles, marzo 12, 2025

¿Qué es” negociar la paz”?

 


No puede haber paz en cualquier lugar y conflicto cuando quienes la buscan no tienen una cultura de paz en sus naciones, sino un corazón guerrero e imperialista.

Por Rogelio Ríos Herrán 

Detengámonos un momento, entre la avalancha de sucesos y noticias en México y el mundo, a considerar qué significa la expresión “negociar la paz”. 

Usted la ha leído y escuchado en abundancia en estos días lo siguiente: la paz entre palestinos e israelíes, las pláticas de ucranianos, rusos y norteamericanos para un cese al fuego en la guerra de agresión de Rusia a Ucrania y, por último, el anhelo de todos los mexicanos de que “la paz regrese a México”. 

En todos los casos mencionados, el significado de la paz como la ausencia de violencia está presente, pues nos salta a la mente de inmediato: ¡paren las matanzas! 

No está mal para empezar, pero es insuficiente el cese de la violencia en cualquier conflicto para expresar que ya se vive en paz, cuando persisten las condiciones que dieron lugar a las situaciones violentas, es decir, siguen activas las fuentes de la violencia. 

A la paz se llega cuando se construye una “cultura de paz”, definida por la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para Educación, Ciencia y Cultura) de la siguiente manera: 

  1. 1) La cultura de paz se basa en la idea de que la paz no es simplemente la ausencia de conflicto armado, sino un estado positivo en el cual se promueve la justicia, la libertad, el respeto mutuo y la cooperación.

  2.  

  1. 2) La cultura de paz se manifiesta en diferentes niveles, desde las relaciones personales y familiares hasta las interacciones a nivel internacional. Implica la resolución pacífica de conflictos, el respeto a los derechos humanos, la inclusión social y la promoción de la comprensión intercultural. 


Un poco distinto a la simple “ausencia de conflicto”, ¿verdad? Así lo es porque el paso de un estado negativo (la situación de conflicto y violencia) a uno positivo (la eliminación o contención de las fuentes de violencia y la construcción de estructuras de paz) no es inmediato y se sustenta en las intenciones de las partes en los conflictos internacionales o internos. 

Por ejemplo, ¿qué es para Vladimir Putin “negociar la paz” en Ucrania? Putin es el jefe de Estado de la Federación Rusa, el país agresor de Ucrania. Gobierna a los rusos, desde hace décadas, con mano dura, autoritaria y sangrienta. No permite las elecciones libres ni la separación de poderes, mucho menos el respeto a los derechos humanos. Está acusado de crímenes de guerra (la sustracción ilegal de niños ucranianos para llevarlos a Rusia) y tiene una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional. 

Bajo esos términos, Putin entiende que “negociar la paz” es sencillamente la rendición incondicional del gobierno de Ucrania y la captura de la quinta parte del territorio ucraniano como hecho consumado. Imaginarán ustedes qué tipo de gobierno nacional impondría Putin a los ucranianos, como los gobiernos prorrusos que ya padecieron en el pasado. Imaginarán también que Ucrania perdería toda esperanza de ingresar a la Unión Europea, no digamos la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). 

Caramba, ¿qué clase de paz es esa? La intención de Putin es llegar al cese del conflicto armado mediante la rendición ucraniana, asistido activamente por el presidente Donald Trump de los Estados Unidos (señalado como delincuente convicto en un veredicto en su país). La consecuencia sería la destrucción de la endeble democracia ucraniana para instalar un gobierno títere en Kiev. 

No puede haber paz en cualquier lugar y conflicto cuando quienes la buscan no tienen una cultura de paz en sus naciones, sino un corazón guerrero e imperialista. 

Siguiendo a la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para Educación, Ciencia y Cultura), la relevancia de la cultura de paz se expresa en los siguientes elementos: 

  1. Prevención de conflictos. La cultura de paz es esencial para prevenir conflictos violentos. Cuando las sociedades fomentan la comunicación abierta, la empatía y la resolución pacífica de disputas, se reduce la probabilidad de que los desacuerdos se conviertan en violencia.  

  1. Desarrollo sostenible. Los conflictos armados destruyen infraestructuras, interrumpen la producción y desplazan a poblaciones enteras. Una cultura de paz promueve la estabilidad necesaria para el crecimiento económico y el bienestar social. 

  1. Derechos Humanos. Cuando se promueve la paz se garantiza que todas las personas puedan disfrutar de sus derechos fundamentales, sin temor a la violencia o la discriminación. 

  1. Inclusión y diversidad. Una cultura de paz abraza la diversidad y promueve la inclusión de todas las personas, independientemente de su origen étnico, religión, género u orientación sexual. 

  1. Educación. A través de programas educativos que fomentan la tolerancia, la resolución de conflictos y el diálogo intercultural, se puede inculcar la importancia de la paz desde una edad temprana. 

  1. Cooperación internacional. A nivel internacional, la cultura de paz es esencial para resolver conflictos y promover la cooperación entre naciones. La diplomacia y el diálogo son herramientas poderosas cuando se trata de abordar los desafíos globales, como el cambio climático y la lucha contra el terrorismo. 


La paz es una forma de vida, una cultura de coexistencia universal y la aspiración natural de los individuos y los pueblos. Su pérdida es la mayor tragedia que el hombre se inflige a sí mismo. 

“Negociar la paz”, como se ve, no es tarea de cerrar un pacto entre bribones para suspender un conflicto, sino desterrar las raíces de los conflictos. 

Buscar la cultura de paz es andar el camino largo de la pacificación. Lograr un “cese al fuego”, al poner de rodillas a una de las partes. es tomar el camino corto hacia el resurgimiento de la violencia en cualquier momento. 

YouTube: @rrios1960 

FB: @rogelioriosherran 

Fuente UNESCO: 

  

  

  

 

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