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Parque de Investigación e Innovación Tecnológica (PITT), Apodaca, México.
Fuente. Google.com
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Por Rogelio Ríos Herrán
Fue de lo más refrescante ir al sábado 30 de marzo por la tarde a la conmemoración del 168 aniversario del Municipio de Apodaca, invitado para atestiguar la sesión solemne del Cabildo en la que, además, se entregó la Medalla al Mérito Cívico Moisés Sáenz Garza 2019, ilustre profesor apodaquense.
Para mí, fue una oportunidad de asomarme a un pedazo
de historia nuevoleonesa, pues se rememoró en boca del Alcalde (César González
Garza) el origen de estas “mercedes” alrededor de un ojo de agua que obtuvo Gaspar
Castaño de Sosa, de donde surgió el mestizaje que formó a México, pero en
particular, al Noreste mexicano.
Siglos después, lo dijo bien el Alcalde, Apodaca se ha
transformado -no sin problemas- en lo que con orgullo los apodaquenses
denominan “la capital industrial de Nuevo León”. Acompañado de mis amigos
coreanos Byung Lim, Kevin Lee y Rubén Kim (Instituto de Política y Economía Corea-México), no pude dejar de pensar que está en
vías de ser un municipio con tintes cosmopolitas.
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Celebración 168 aniversario de Apodaca.
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Recibió la medalla al Ciudadano Distinguido Don
Armando Fuentes Aguirre, “Catón”, coahuilense de nacimiento, apodaquense por
devoción y buen amigo; por otro, se reconoció con la medalla “Profesor Moisés Sáenz
Garza” la excelente labor que al frente de la Casa Hogar Alabastro de Amor Thelma,
A.C., desarrollan Gerardo y Adriana dando un hogar, alimentación y cuidados
médicos a adultos mayores de Apodaca y municipios circunvecinos.
El Cabildo les informó, por voz del Alcalde, que
recibirán apoyos del Municipio en la forma de un terreno para una nueva sede y
recursos por 3 millones de pesos para su construcción. La noble labor de
Alabastro de Amor seguirá adelante.
Entre los honores a la Bandera, las sabias palabras de
Catón, su buen humor, y la emoción de todos por el mensaje de Adriana en agradecimiento
por la medalla y el apoyo recibidos, y en medio de un cielo nublado que
amenazaba con caernos encima en cualquier momento, sentí de golpe a Apodaca: no
estoy solamente de visita por aquí, los apodaquenses me hicieron
sentir como uno más de ellos. Son parte del Nuevo León en el que sigo creyendo,
el de la gente de abajo que no se da por vencida en la batalla diaria por
ganarse el pan, que lucha contra muchas adversidades y aún le quedan ganas de
fiesta y celebración cuando hay oportunidad.
Mientras transcurría el evento, recordé a un buen
amigo apodaquense, Sergio Javier García Zapata, quien un día sí y otro también
da gracias a Dios por las bendiciones recibidas, como hombre bien nacido, pero
también por ser de Apodaca, tierra de la que siempre habla con orgullo.
Ya se transformó tu tierra, Sergio Javier: creció
mucho, se industrializó, se formaron nuevas colonias, llegaron los coreanos
(apodaquenses por adopción, como decimos en México), aparecieron el tráfico y
los embotellamientos, la inseguridad, y ya no veo, como antes, vacas pastando tranquilamente en
terrenos en breña.
Ese crecimiento exige a las autoridades municipales que se esfuercen al máximo en su tarea, que cumplan con sus responsabilidades y estén a la altura del reto. Creo que el Alcalde César y su equipo lo tienen bien claro.
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Kevin Lee, Alcalde César Garza
y el autor.
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Ese crecimiento exige a las autoridades municipales que se esfuercen al máximo en su tarea, que cumplan con sus responsabilidades y estén a la altura del reto. Creo que el Alcalde César y su equipo lo tienen bien claro.
Sobre todo exige a los propios ciudadanos apodaquenses
que cuiden su tierra, reconozcan a sus paisanos que hacen obras buenas y no
despeguen el ojo crítico de lo que hacen sus gobernantes.
Apodaca, así de golpe como me sucedió a mí, se ganará
su lugar en Nuevo León, en Corea del Sur (Fara-Fara con K-Pop) y en el resto
del mundo. Todo es que sigan adelante.
rogelio.rios60@gmail.com
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