lunes, marzo 12, 2012

Encrucijada en Siria



Protestas en las calles de Homs.

Por Rogelio Ríos Herrán

Siempre parece que la crisis del momento en algún país, como ahora sucede en Siria, es la que, entre otras cosas, pondrá en evidencia que las instituciones internacionales encargadas de la seguridad y la paz mundiales son obsoletas, no cumplen con su misión elemental, y permanecen como vestigios de una era que ya no corresponde a la realidad del mundo.


El reciente veto de Rusia y China a una resolución que condenaba y sancionaba al régimen sirio de Bashar Assad, cuya cuenta de muertos ya enfila a los 10 mil en aproximadamente un año del surgimiento visible de la protestas internas contra su régimen, es no sólo una muestra de esa obsolescencia, sino el último clavo en el ataúd de la ONU tal y como la conocemos en la actualidad.


El cinismo rampante con que en particular los gobernantes rusos se han comportado en la crisis siria no corresponde ni de lejos al poder real de Rusia en la escena internacional. La antigua superpotencia, la que verá el regreso de Putin al poder después de un intermedio, se aferra a un prestigio y un poderío internacionales que ya no tiene, pero cuyo recuerdo le bastan para erigirse como defensores de Assad y de su sangrienta represión en contra de su propio pueblo.


No valen la pena ni siquiera recordar las palabras textuales con las que el canciller ruso Serguei Lavrov explicó el veto ruso en el Consejo de Seguridad en febrero, no son más que expresiones bajas que en boca de un diplomático de ese nivel rebajan a la imagen de su país en su conjunto, algo que no hace justicia a la lucha de la sociedad rusa, contra toda adversidad, por abrir espacios democráticos en Rusia.


No olvidemos que los rusos son el principal proveedor de armas del Gobierno sirio y que se ha beneficiado Moscú de contratos por varios miles de millones de dólares en los últimos años (unos 4 mil millones de dólares, según el centro de Estudios Estratégicos e Internacionales del Programa Rusia y Eurasia, y unos 160 millones de dólares anuales en 2009 y 2012 según el Instituto Internacional de Estocolomo de Investigaciones para la Paz, citados en CNN México; además de un acuerdo entre Moscú y Damasco por 550 millones de dólares por aviones de entrenamiento militar) y que son las armas surtidas por Rusia las que se utilizan contra la población civil, por ejemplo, de Homs, cañoneada por tanques y bombardeada por los aviones de Assad. Además, desde la época de la Guerra Fría los rusos tienen una base de apoyo logístico naval en Tartus, en la costa mediterránea siria (como se aprecia en un análisis con imágenes satelitales en www.taringa.net).


Dicha situación llevó en febrero al Parlamento Europeo a emitir una resolución en la que se pide al Gobierno ruso que cese inmediatamente sus envíos de armas a Siria y se le solicita una lista de las empresas armamentistas involucradas en esas operaciones para evitar sus exportaciones. Eso explica el veto ruso: no quieren perderse de un gran negocio.


Rusia y China, veto en el Consejo de Seguridad

Los diplomáticos chinos tienen sus razones para haber ejercido el veto (China es el tercer mayor importador de productos sirios), y aunque son igualmente criticables que las de sus colegas rusos, tuvieron por lo menos el decoro de no hacer alharaca y circo como lo hiciera el canciller ruso en una visita a Damasco el mes pasado, para apoyar públicamente al régimen de Assad.


A casi 62 años de la creación de la ONU y de su estructura peculiar de un órgano abiertamente igualitario como lo es su Asamblea General (en donde cada país tiene un voto) en contraste con un círculo cerrado de potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial como lo es el Consejo de Seguridad (5 miembros con derecho a veto –Estados Unidos, Rusia, China, Francia e Inglaterra-, de un total de 15 miembros), la crisis siria, como antes otras innumerables crisis, rebasa a la capacidad negociadora de la ONU, y ni siquiera la urgente visita de Kofi Annan, su ex Secretario General, a Damasco como enviado especial conjunto de Naciones Unidas y la Liga Árabe, pudo lograr una tregua del régimen sirio en su cruel embestida en contra de su propio pueblo. Fue un fracaso rotundo, vergonzoso.


Tal vez por esa conciencia de fracaso de la misión diplomática de Annan es que el fin de semana en Nueva York, durante una reunión del Consejo de Seguridad en la que se trató la crisis siria, William Hague, Ministro de relaciones Exteriores británico, expresó atinadamente que “la situación en Siria proyecta una larga sombra sobre este debate. A los ojos de una mayoría abrumadora del mundo, este Consejo ha fallado de largo en sus responsabilidades hacia el pueblo sirio”.


“Ha fracasado (el Consejo de Seguridad) a la hora de afrontar la opresión brutal de manifestantes pacíficos por parte del régimen sirio, y aún no ha puesto todo su peso y autoridad en apoyo a los esfuerzos de la Liga Árabe”, agregó Hague.


El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, por su parte, expresó que “el Gobierno sirio ha fracasado a la hora de proteger a su pueblo, al contrario, ha sometido a sus ciudadanos a un ataque militar y a un uso desproporcionado de la fuerza”.


Hizo bien el Gobierno mexicano en sumarse a los llamados a una solución diplomática de la crisis siria y a que el régimen de Assad deje de utilizar la fuerza en contra de sus ciudadanos, desde febrero pasado la Secretaría de Relaciones Exteriores fijó su postura ante el problema: “México hace un llamado a las autoridades sirias a detener el uso de al fuerza, a respetar los derechos humanos y a establecer un diálogo incluyente que satisfaga los legítimos deseos de la ciudadanía”.


¿Qué sigue en Siria? Desafortunadamente, cuando Assad desdeña tanto a la ONU como a la Liga Árabe, lo que se prevé es un escenario de sufrimiento extremo para el pueblo sirio y un conflicto interno, una guerra civil, que se prolongue tanto tiempo como en Libia con el saldo trágico que todos conocemos y el triste fin que le aguardó a Gaddafi. Ni el apoyo ruso ni el chino bastarán al cruel Assad para mantenerse en el poder, a menos que de plano se decida a eliminar a una buena parte de sus compatriotas de la faz de la tierra, ¿hasta allá lo acompañarán los rusos?

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