![]() |
Jacinda reunida con niños. Fuente: Google.com |
Por Rogelio Rìos Herràn
El mejor mensaje sobre el coronavirus dirigido a los
niños se lo escuchè a Jacinda Ardern, Primera Ministra de Nueva Zelanda, al
otro lado del mundo.
Con su toque de mamà y gobernante, el lunes 6 de abril
Jacinda explicó a los niños neozelandeses que el Conejito de Pascua y el Ratòn
de los Dientes se habían ofrecido como voluntarios de salud para ayudar contra
el coronavirus.
Por tanto, al ser trabajadores “esenciales”, por esta
ocasión no harán sus visitas.
“Como se pueden imaginar”, dijo Jacinda, “esta vez
estará potencialmente muy ocupado con su propia familia y con sus conejitos en
casa.
“Les digo a los
niños de Nueva Zelanda: si el conejito de Pascua no llega a su hogar, entonces
tenemos que entender que, en este momento, es un poco difícil para èl estar en
todas partes”.
Desde el 24 de marzo, Jacinda había pedido a los
neozelandeses que se quedaran en casa durante un mes para mitigar la
transmisión del coronavirus.
Como madre de familia, ella tuvo la empatìa suficiente
para darse cuenta de la ansiedad de los niños por salir a jugar y, en el
Domingo de Pascua, participar en la búsqueda de los huevos de Pascua.
A nadie más, en todo el mundo, le he escuchado un
mensaje tan ingenioso enfocado a los niños. Damos por sentado, quizá, que la
información que se difunde para los adultos también será suficiente para ellos.
Me parece una equivocación pensar así. La indiferencia
por difundir mensajes específicamente elaborados para niños y jóvenes es
generalizada, lo que se dice en noticieros o declaraciones de gobernantes y
expertos epidemiólogos no logra entrar en sus mentes y corazones.
No es que niños y jóvenes no entiendan porque sean
incapaces de hacerlo, eso aplicarìa sólo a los más pequeños; más bien, es la
incapacidad de gobernantes y expertos de hablar para que todos, absolutamente
todos, entiendan lo que dicen, la falta de claridad y honestidad es lo que
impide establecer el puente de comunicación tan necesario para los niños.
“Los medios de comunicación y la alarma social”, nos
dice el portal del Fondo de las Naciones Unidas para la Niñez (UNICEF, por sus
siglas en inglés), “a veces precipitan el trabajo de familias y educadores
obligándonos a explicar cosas de las que nunca creìamos tener que hablar con
los más pequeños.”
“No es el fin del mundo”, nos dicen los expertos de Naciones
Unidas, “sólo hay que tener muy claras las prioridades.
Refirèndose en particular a niños y niñas muy
pequeños, ellos aun no han adquirido la madurez sufiente para entender algunos
aspectos biológicos, sociales y económicos de las enfermedades.
Usar eufemismos como “bichitos invisibles” o decir que
la gente enferma está “malita” son imprecisiones que, aunque no contribuyen a
su formaciòn científica en esta etapa de sus vidas, son muy importantes para el
objetivo en este momento: proteger su bienestar emocional.
“La prioridad en esta etapa debe ser precisamente
proteger a niños y niñas de toda aquella información que aún no pueden procesar
y que les puede llevar a desarrollar ansiedad y miedos debido a la
incertidumbre”, concluyen los especialistas de UNICEF (vea toda la información
en www.unicef.org).
En la película “Philadelphia” (1993, dirigida por
Jonathan Demme), Denzel Washington protagonizò a un abogado que pedìa a sus
clientes lo siguiente: “explícame tu situación como si yo fuera un niño de seis
años”.
Periodistas, comunicadores, editores, conductores y
columnistas, ahí está su desafío: expliquen con sencillez, franqueza y claridad
a los niños y jóvenes, como al abogado de la película.
“Tengo una idea”, agregó Jacinda en su mensaje a los
padres neozelandeses.
“Dibujar un huevo de Pascua y colocarlo en una ventana
del frente de la casa para ayudar a los niños del vecindario en su búsqueda de
los huevos, ya que el Conejo de Pascua no podrá ir a todas partes este año”.
Gracias, Jacinda, por pensar en los niños.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario