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Billete de un dòlar. Fuente: Google.com |
Por Rogelio Rìos Herràn
Aunque el Presidente Donald Trump utilice, como todos
sus predecesores, la clásica referencia “God Bless America”, al final de sus
discursos o mensajes a la nación, no hay elementos para considerar que tenga
sentimientos de Mesìas, ni mucho menos.
Lo percibimos, más bien, como un político sumamente
pragmàtico, uno que adapta sus convicciones políticas o religiosas al calor del
momento, a la medida del problema que enfrenta o según la audiencia a la que se
dirija.
La frase “In God We Trust”, se queda, hasta el
momento, en los billetes de dólares norteamericanos y no parece permear o
influir las decisiones que se tomen en La Casa Blanca.
Al sur del Rìo Bravo, la situación es distinta. En
torno al Presidente Andrès Manuel Lòpez Obrador, se fraguò una alianza política
de grupos evangélicos con el Partido Encuentro Social, institución que formó
parte de la coalición que puso a AMLO en la Presidencia de México.
Encuentro Social, a pesar de ir asociado con Lòpez
Obrador, no logró obtener el mínimo de votos requerido para mantener su
registro.
Persiste, sin embargo, su cercanìa a la Presidencia,
su acceso a Palacio Nacional y la posibilidad de acceder a medios de difusión
electrónica bajo concesiones del Gobierno federal.
Además, la utilización recurrente de citas bíblicas,
admoniciones del estilo de los predicadores religiosos y hasta la exhibición
pública de escapularios que lleva consigo, convierten a Lòpez Obrador en un
político que pone en riesgo la tradición mexicana de separación estricta entre
Iglesia y Estado.
La vocación cristiana de AMLO no tendría nada de
particular, pues él está en su derecho de creer en la religión que quiera.
Salvo que si en su calidad de Presidente de la República la resalta casi casi
como política pública -sea medio en broma, no sabemos-, eso lo coloca en un
terreno peligroso: ¿con basè en què está tomando sus decisiones presidenciales
Lòpez Obrador?
“No sería extraño que veamos cada vez más al
Presidente de la República acudir a un discurso religioso que puede ir de lo
liberacionista a lo apocalìptico”, escribiò Roberto Blancarte (profesor de El
Colegio de México) en una columna reciente en el periódico Milenio en México.
“Pero, aunque esa narrativa es poderosa y suele atraer
a mucha gente, en las circunstancias actuales puede ser fácilmente ridiculizada
y además tiene que competir con otras maneras de entender lo que está pasando”,
concluyò el especialista en sociología de las religiones.
No sè què sea lo menos apropiado para enfrentar el
desafío sanitario, económico y social del Coronavirus, si el pragmatismo
extremo del Presidente Trump o el mesianismo de Lòpez Obrador.
Buena parte del problema es que ambos son líderes que
tienden a concentrar el poder en sus manos y no quieren -o no saben- cómo
apoyarse en los mecanismos de la democracia (los contrapesos, el papel del
Congreso y la sociedad civil) para construir la mejor estrategia.
No quieren apoyarse en la democracia, sino situarse
por encima de ella. Las consultas, las deliberaciones, el intercambio de
opiniones y los debates, así como admitir errores, es algo completamente ajeno
a ellos.
La gran diferencia entre La Casa Blanca y el Palacio
Nacional son los contrapesos, los cuales funcionan todavía bien en Estados
Unidos, pero están prácticamente desaparecidos en México.
Por sus dudas y retrasos en reconocer el tamaño de la
amenaza del Coronavirus, tanto Trump como Lôpez Obrador enfrentan fuertes
cuestionamientos internos.
No dudo en decir que el mayor desafío a sus carreras
políticas, la pandemia actual, es lo que definirà la manera en la que serán
recordados en la posteridad.
¿Los evocaràn historiadores futuros como dos líderes
que fueron capaces de reconocer una amenaza a sus naciones y combatirla pronta
y eficientemente?
O, por el contrario, ¿seràn señalados como dos
mandatarios obstinados hasta la estulticia e incapaces de reaccionar ante la
pandemia?
Estàn en riesgo muchas vidas y mucho daño a las
economías de México y Estados Unidos si sus Presidentes no toman las decisiones
correctas en el momento oportuno.
Recemos por ellos: “In God We Trust”.
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