jueves, mayo 24, 2018

Crisis nuclear en plena campaña






Por ROGELIO RÍOS HERRÁN

No deja de resultar irónico que justo cuando se acaba de celebrar el segundo debate presidencial en Tijuana, sobre el tema de la posición de México en el mundo, y cuando siguen frescas las críticas a todos los candidatos por la insuficiencia y cortedad de sus comentarios sobre ese tema, la relación entre Corea del Norte y Estados Unidos entra en una nueva etapa crítica.

El Presidente Donald Trump envió (hoy 24 de mayo) una carta a su homólogo norcoreano Kim Jong-un, en la cual le avisa su decisión de cancelar la reunión entre ambos programada inicialmente el 12 de junio en Singapur, aduciendo la “hostilidad abierta” de los norcoreanos en torno a funcionarios del gobierno estadounidense y previendo graves consecuencias.

No hace falta decir que tal decisión hace retroceder la situación entre Corea del Norte y Estados Unidos al estado de amenaza de crisis nuclear en que se encontraba antes de que se abriera un breve periodo de “reconciliación” entre ambos países, auspiciado por los esfuerzos diplomáticos de Corea del Sur.

Todo eso sucede justo cuando éste y otros problemas agudos de la agenda global fueron prácticamente ignorados por los candidatos presidenciales el pasado 20 de mayo. Ni una palabra sobre la crisis en Corea del Norte, el peligro de la reanudación del armamentismo nuclear, la necesidad de tomar postura ante esta amenaza grave a la paz internacional. Nada.

Parece como si México fuera ajeno o, peor aún, inmune a todo lo que pasa en otras partes del mundo como en la lejana Península de Corea. Es como si nuestros antecedentes como nación pacifista y activamente involucrada en la lucha por el desarme nuclear en décadas anteriores no hubieran sucedido nunca.

Es más, ni quién se acuerde ya de mencionar a Alfonso García Robles, honrado con un Premio Nobel de la Paz en 1982 por su participación en la elaboración y difusión del tratado de Tlatelolco, en el cual se pugnaba por la no proliferación de armas nucleares en América Latina.

El punto fundamental para México es el de pronunciarse y actuar en contra de las armas nucleares y, en general, del uso de la energía nuclear para propósitos militares en la Península de Corea.

Si bien Corea del Norte tiene derecho, como cualquiera otra nación, al desarrollo de la energía nuclear para usos pacíficos que beneficien a su pueblo, la sospecha de que posee un avanzado programa de armamento nuclear -o incluso un arsenal nuclear- plantea una situación a la cual los mexicanos no podemos permanecer ajenos.

Cruzarnos de brazos e ignorar lo que sucede fuera de nuestras fronteras es un grave error. Limitarnos a discutir sobre la migración y la seguridad fronteriza, como lo hicieron los candidatos presidenciales en el debate del domingo pasado, y agotar con eso la agenda internacional de México es una omisión imperdonable.

No podría ser más inoportuna la crisis nuclear en la Península de Corea: nos pesca en pleno proceso electoral mexicano, con un gobierno saliente debilitado y enfocado a los problemas internos y a la relación con Estados Unidos y con los partidos políticos y los candidatos independientes exhibiendo indiferencia hacia los problemas mundiales.

No es tarde, sin embargo, para reaccionar y plantear una postura activa ante la crisis nuclear coreana: rechazar el uso de la energía nuclear para propósitos militares en cualquier parte del mundo, solicitar la intervención urgente del Secretario General de la ONU como mediador entre Pionyang y Washington y mantener una postura independiente en la arena internacional.

Hoy es la crisis nuclear en Corea del norte, mañana podría ser en Siria o en alguna otra parte del Medio Oriente, ¿qué estamos esperando los mexicanos para pronunciarnos? ¿A qué pasen las elecciones? Eso sería pecar de ingenuidad.

rogelio.rios60@gmail.com







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