martes, octubre 24, 2023

Niños de la guerra: israelíes, palestinos, ucranianos, rusos…

  


Por Rogelio Ríos Herrán  

 

Cuando la ciudad de Kiev, capital de Ucrania, parecía estar a punto de sucumbir ante la agresión militar de Rusia, en febrero de 2022, el bombardeo era intenso e indiscriminado y sus habitantes buscaron resguardo en los túneles del Metro y otros refugios. 


En una imagen que se me quedó grabada, un niño ucraniano de 8 o 9 años de edad estaba sentado al lado de su madre en un refugio y abrazaba a un pequeño cachorro husky de pelaje gris y blanco, mientras se escuchaban las sirenas de alerta y el estruendo grave y pavoroso de las bombas. 


El cachorro calmaba al niño, pero a su vez tenía una expresión de miedo y paraba sus orejas en señal de alarma al escuchar las explosiones.  


La madre relataba a una reportera francesa que su hijo se asustaba mucho con las sirenas de alerta de bombardeo y por salir apresuradamente de su casa -a medianoche- para guarecerse de las bombas. 


Anoche, revisaba las noticias sobre la situación en Israel y Gaza resultante del ataque terrorista de Hamas a la población israelí que dejó unos 1 mil 400 muertos y más de 200 personas tomadas como rehenes, casi todos ellos civiles y entre los cuales hay niños judíos. 


Cautivos en los túneles de Hamas, posiblemente maltratados y torturados, pero sobre todo muy asustados, no puedo ni imaginar el miedo de los niños tomados prisioneros por los terroristas palestinos y mantenidos en cautiverio en una situación que es incomprensible para ellos. 


Observé también, en otra nota periodística, a dos niños pequeños palestinos junto a un edificio derruido a escombros tras un bombardeo israelí. Sus rostros empolvados, sus ropas raídas y la madre que trataba de consolarlos abrazándolos y alejándolos de la destrucción. 


En las regiones ucranianas del Donetsk y Luhansk, dominadas por ucranianos prorrusos y anexadas a Rusia, el fuego de la guerra se ha dejado sentir también en la población civil desplazada.  


Hay niños entre ellos, de familias rusas o de origen ruso, que no acaban de entender de qué se trata todo esto de las bombas y la destrucción. 


A ellos se suman los miles de niños ucranianos capturados por el ejército ruso y trasladados ilícitamente a Rusia para ser entregados a familias rusas. Vladimir Putin ha sido acusado de crímenes de guerra por estos actos de barbarie. 


Entre 2005 y 2020, más de 104 mil niños y niñas han sido asesinados o mutilados en situaciones de conflicto armado, según datos de UNICEF; un 25 por ciento de esas muertes ocurrieron al pisar minas y explosivos. 


Además, más de 93 mil niños y niñas han sido reclutados por las partes en conflictos y utilizados como combatientes. Agreguemos que al menos 25 mil infantes más han sido secuestrados. 


Finalmente, al menos 14 mil niños y niñas han sido violados, casados a la fuerza o abusados y violentados sexualmente por las partes en conflicto, según UNICEF. 


A esos datos hay que agregar los conflictos más recientes en Ucrania y en Israel y Gaza, amén de conflictos en África Occidental y Asia Central, en donde niños y niñas son los más vulnerables y afectados. 


Fuera de la acción humanitaria valiosa, pero siempre insuficiente, de UNICEF, la suerte de niños y niñas en los conflictos armados parece importarle a nadie.  


No pesan sus muertes en ninguna mesa de negociación, no detienen sus vidas en riesgo las bombas y disparos de los combatientes. No entran verdaderamente en los cálculos estratégicos de ejércitos y milicias. 


La Segunda Guerra Mundial dejó más de 20 millones de huérfanos, según la agencia alemana Deutsche Welle. No por nada, el siglo 20 -con sus innumerables guerras mundiales y regionales- es considerado el siglo más letal para los niños y niñas en la historia humana. 


Al transcurso de casi un cuarto del siglo 21 y en vista de la indefensión de los niños y niñas del mundo en las guerras, en este nuevo siglo persistirá esa especie de sentencia de muerte para la niñez que son las guerras. 


Con los brazos alzados al cielo, pregunto: ¿Cuándo se detendrá este horror contra los niños? 

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